Hato Cristero, un refugio natural en medio del llano venezolano
Esta cómoda estancia para los amantes de la naturaleza se encuentra en Barinas
Claudia Hernández
¿Cuántos venezolanos hemos escuchado hablar de un amanecer llanero?
Durante mi reciente visita a Barinas me hablaron de ese amanecer llanero. Y sí, es impresionante ver el enorme sol despertando, debutando en todo su esplendor y bañando aquel llano infinito con su vibrante energía. Es un momento que en muchos casos lo acompañan con música, baile y celebración.
Pero les confieso que no solo el amanecer en Barinas me cautivó, también sus cálidos atardeceres que invaden todo el cielo con colores naranjas y que al verlos nos reconfortan, nos dan plenitud y nos enorgullecen por haber nacido en una tierra de infinita belleza como es Venezuela.
Toparse con un gavilán en el camino, ver patos silvestres en lagunas y quebradas, chigüires, caballos, ganado bovino y ganado bufalino en la inmensidad del llano, me transmitieron vitalidad. Y es que el llano es vida.
Hato Cristero
En esta oportunidad tuve la grata experiencia de visitar el Hato Cristero, una casa de campo para disfrutar de vacaciones de ensueño, donde sus propietarios ofrecen atención personalizada, contacto directo con la naturaleza, vivir la faena del campo, cabalgar por los senderos de la llanura y descansar en confortables instalaciones, mientras se degusta de una exquisita gastronomía.
El Hato Cristero está ubicado en la vía de San Silvestre, a 35 minutos de Barinas. Al llegar, su dueño, Humberto Alfredo Concha nos dio la bienvenida en una amplia casona con varios ambientes muy acogedores, decorados con cuadros, flores, sombreros colgando en las paredes e indumentaria del campo.
Esta pintoresca casa fue solo el abreboca de lo que se convertiría en toda una aventura en el llano venezolano.
Allyson Moreno, parte del equipo y esposa del nieto del señor Concha, el veterinario Humberto Jesús Concha, nos hizo el recorrido por esta posada turística que abrió la familia hace 21 años en su propiedad. Actualmente Allyson y su esposo se encargan, junto con el abuelo y sus suegros, del turismo, de la logística y de ser los anfitriones.
“Trabajamos como un equipo. Tratamos de que sea muy familiar, de que los propios dueños sean quienes atiendan a los huéspedes y eso es algo que nos caracteriza”, señaló Allyson.
Uno de sus objetivos es promover el llano y la cultura llanera, pero siempre a través de la comodidad.
Cuentan con ocho habitaciones que son amplias cabañas para recibir 30 huéspedes. Hay una piscina con una cascada artificial y un bar en medio de un bellísimo jardín con frondosos árboles.
Manejan tres planes. El Day Tour, en el cual los visitantes ingresan en la mañana y se retiran en la tarde; disfrutan las áreas sociales, un almuerzo en cuatro tiempos de gastronomía mantuana y un paseo tipo safari.
Otro es el Plan Bed and Breakfast que incluye coctel de bienvenida, alojamiento, desayuno criollo y atención personalizada.
También ofrecen un plan donde está todo incluido que se llama All Inclusive, que cuenta con coctel de bienvenida, alojamiento, paseo diario, desayuno, almuerzo y cena y atención personalizada.
Entre las actividades están paseos a caballo, participar en la faena del llano, el arreo del ganado, el ordeño, enlazar caballos y el avistamiento de aves, sobre todo en época de invierno.
Allyson nos explicó que es un hato que está en producción, donde se ordeña todos los días para llevar la leche a la mesa de los venezolanos y se trabaja doble propósito lo que es producción de ganado cárnico y lácteos. “Aprovechamos de mostrarle a los huéspedes toda la vivencia de los llanos”, apuntó.
Durante el paseo tuve la oportunidad de visitar los potreros donde están los becerritos recién nacidos y toqué a los imponentes caballos que nos acompañarían en el paseo por el hato.
Antes de abordar los jeeps para hacer el recorrido tipo safari, nos presentaron a Rómulo, un caimán del Orinoco domesticado que vive en una laguna adaptada para él y que fue llevado hasta el hato para ser liberado, pero no se logró tal liberación.
Tomamos rumbo hacia una laguna, pero en el camino nos encontramos a varios chigüires, entre los que estaba uno pequeño, herido. También vimos garzas, gavilanes y manadas de patos reposando en las aguas de un pequeño pozo.
Seguimos nuestro paseo, cuando ya caía la tarde, hasta llegar a la laguna donde tomamos un descanso, respiramos y apreciamos el olor a mastranto que estaba por doquier. También cabalgamos y uno de los colaboradores del hato y experto en reptiles nos mostró una culebra.
Cuando el sol descendió en el horizonte y los colores naranjas se apoderaron del cielo, decidimos regresar por un camino lleno de samanes, donde nos encontramos con un rebaño de ganado.
Pero la experiencia maravillosa no se había acabado todavía. Al llegar a la casa grande, su mesa decorada con flores rojas nos esperaba para degustar una deliciosa cena realizada por las manos extraordinarias de Nelly. Entre las delicias que probé estuvo un exquisito asado negro con cacao.
Una vivencia inolvidable en el llano que todos los venezolanos deberíamos experimentar.
Siguenos en
Telegram,
Instagram,
Facebook y
Twitter
para recibir en directo todas nuestras actualizaciones