Claudia Hernández
María Carolina Fiorillo
L'amour est dans l'air, Love is in the air, o El amor está en el aire, del cantante y compositor australiano John Paul Young, fue un exitoso tema musical en 1978. Para muchos amantes de la música esta canción es considerada la más romántica de esa década. Pensar que el sentimiento del amor puede estar flotando en el aire, nos hace recordar los destinos y las ciudades llenas de calles y lugares maravillosos, ideales para vivir momentos idílicos.
A continuación, dos ciudades europeas donde podemos decir que “love is in the air".
La romántica París
Recorrer las hermosas y pintorescas calles de la Ciudad Luz llenas de esculturas, jardines, fuentes, monumentos, estrechos puentes decorados con estatuas doradas, es una actividad recreativa para nutrirse de cultura y, si vas tomado de la mano del ser amado, estaríamos hablando de otro alimento: el amor.
Jardines parisinos
Las actividades para compartir en pareja en París son innumerables y van desde sentarse en la grama de uno de los tantos jardines para saborear un exquisito vino con un baguette con paté o un croissant en un picnic, hasta disfrutar de una deliciosa cena en un restaurante a orillas del río Sena.
París cuenta con por lo menos 450 parques y jardines, entre los que destacan Las Tullerías, ubicado cerca del Museo de Louvre; el Jardín de Plantes, con 23 hectáreas del Museo de Historia Natural; el Jardín de Luxemburgo, que tiene 106 estatuas y tres fuentes, y el Campo de Marte, situado a los pies de la Torre Eiffel con una de las mejores vistas del monumento.
Dejarse llevar por los Campos Elíseos, una de las avenidas más concurridas del mundo, con una gran alineación de frondosos árboles en sus aceras, donde se mezcla el verdor con edificios de arquitectura clásica en una tarde de primavera, es un paseo romántico e interesante que cuenta con una vista única del Arco de Triunfo.
Lugares para expresar amor
En la capital del romanticismo hay un lugar que tradicionalmente los novios han adoptado para sellar su amor: La Pasarela Léopold Sédar Senghor, también conocida como Pasarela de Solferino o puente de los enamorados, que está justamente al frente del Museo D'Orsay, donde cuenta la tradición que las parejas llegan para colocar un candado y lanzar la llave al río para guardar la promesa del amor eterno en la profundidad de sus aguas.
Otro lugar romántico para declarar los sentimientos en la capital francesa es el Mur des Je t'aime o Muro de Los Te Amo, un mural compuesto por 612 azulejos de esmalte, sobre los cuales florecen 311 frases de “te quiero”, en 250 idiomas. Tiene líneas rojas que representan los trozos de un corazón roto. Este monumento dedicado al amor fue diseñado por Frédéric Baron y Claire Kito en una plazoleta de la Place des Abbesses, sobre la colina de Montmartre.
Tras un ameno recorrido por las calles de París, un lugar que se presta para el romanticismo es el barrio de Montmartre, con sus calles adoquinadas y pequeños restaurantes, sobre todo para esperar el atardecer y admirar la impresionante vista de la ciudad desde arriba, donde se encuentra la Basílica del Sagrado Corazón o Sacre Coeur, con sus cientos de escalinatas.
Praga: para disfrutar tomados de la mano
Esta romántica ciudad te cautiva al recorrer sus calles de encanto medieval. Tiene un casco antiguo declarado Patrimonio de la Humanidad y, al visitarla por primera vez, querrás volver para seguir enamorándote y admirando sus innumerables rincones de belleza incalculable.
Plaza de la Ciudad Vieja
Vale la pena visitarla a primera hora, ya que se encuentra con muy poca gente, brindando una mejor oportunidad para conocer y disfrutar de una de las plazas más bonitas del mundo. Sin embargo, si deseas tener un verdadero paseo romántico, es posible recorrer la plaza de la Ciudad Vieja en uno de los coches tirados por caballos que se toman allí. Está rodeada de importantes edificios como la Iglesia de Nuestra Señora de Týn con su fachada gótica, sus dos torres de 80 metros y su órgano que es el más antiguo de Praga.
En el edificio del Ayuntamiento, que es la gran joya de la plaza, encontrarás unos de sus mayores atractivos, el Reloj Astronómico que fue construido en 1410 y es el reloj medieval más famoso del mundo, que cada hora, entre las 9:00 de la mañana y las 9:00 de la noche, puedes ver las figuras que representan los doce apóstoles que rotan al compás de las campanas alrededor del reloj. Es un verdadero espectáculo.
El Puente de Carlos
Bajando por la Calle Karlova, que se encuentra llena de cafés y tiendas, y un maravilloso ambiente como para quedarse a disfrutar, llegarás al Puente de Carlos que, sin lugar a dudas, es el lugar más representativo de la ciudad, pues es la hermosa imagen del puente que vemos en películas y que es una de las que nos atrae hacia la Praga de los cuentos de hadas.
Este precioso puente medieval del siglo XIV une la Ciudad Vieja con la Ciudad Pequeña y es uno de los lugares que no te puedes perder estando en Praga.
Subir al castillo y mirar la ciudad
Llegar al castillo es fácil, el tranvía te lleva hasta el enorme complejo arquitectónico construido en el siglo IX, lleno de lugares espectaculares como la catedral de San Vito, el Callejón del Oro, el Antiguo Palacio Real, el Convento de San Jorge y el Palacio Lobkowitz, entre otros; este complejo es el más grande del mundo en su estilo.
Visitarlo todo requeriría de mucho tiempo, pero es viable centrarse en la catedral gótica, el templo más importante para visitar en Praga. Allí las parejas de recién casados se hacen sus primeras fotos como marido y mujer; qué mejor recuerdo de boda que una fotografía con este telón de fondo.
Desde la parte alta es posible tener las más bellas vistas de la ciudad o ver un atardecer especialmente romántico, ideal para los enamorados.
Si no estás enamorado, Praga te enamorará en sus hermosas calles, o bien al dar un paseo o sentándote en alguno de los maravillosos cafés a orillas del Río Moldava, en el que la ciudad se refleja al caer la tarde, cual si fueran estrellas dentro del agua.
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