Sus orígenes se remontan a Francia. Se cuenta que desde el siglo XVI el roscón eran tan popular que panaderos y pasteleros se disputaban el derecho de poder hacerlos. Se cuenta que con la llegada de la Revolución Francesa el ejército revolucionario francés hicieron que el día de Reyes representará a los de su gremio, haciendo del gâteau des Rois (pastel de Reyes) el pan que conmemorase la libertad.
Sin embargo, este dulce es famoso por llevarse todo el protagonismo el día de Reyes, y así captó el interés de los pasteleros españoles en el siglo XIX, de ahí que a finales del siglo XIX ya comenzara a verse el famoso pastel en forma de rosca, con un haba dentro y con una figurita en lugar de una moneda, reseña la revista Conde Nest Traveler.
Explica que ha medida que ha pasado el tiempo, el roscón ha ido evolucionando, por lo que en la década de los 70 es cuando aparece el roscón relleno de nata, para luego ir innovando y rellenarlos también de crema, chocolate, trufa o crema de café.
El tradicional roscón se sigue elaborando. Lo principal es que la masa debe ir acompañada de cítricos, por lo que se debe rallar la cáscara bien sea de limón o naranja para darle ese inconfundible toque.
La masa puede hacerse con masa madre, o la normal, la cual se deja fermentar, los puristas indican que por lo menos 18 horas. También leche, mantequilla, huevos, azúcar y fruta confitada, por dentro lleva una sorpresa (casi siempre un juguete pequeño) para deleite de los niños.
Además de Francia, Portugal es otro país que tiene su versión, con el Bolo Rei que a diferencia del español, lleva vino de oporto, frutos secos, pasas y almendras laminadas.
En el país, diversos son los sitios donde se pueden conseguir este icónico pastel. Iepan con variedad de sabores, y pastelerías especializadas en sabores europeos preparan su versión de este clásico, por supuesto, siempre está la opción de prepararlo usted mismo.
@carolaalz
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