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Estar deprimido, no es estar triste

Quienes padecen de depresión no suelen pedir ayuda hasta que es muy tarde

  • Diario El Universal

08/04/2018 01:27 pm

Roximar Tovar
Carolina Contreras A.

La depresión es un trastorno mental frecuente que  se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración. Puede que para muchos este tipo de trastorno no sea relevante, pero en sus etapas más severas puede ser el detonante para que una persona atente contra su vida. 

María de los Ángeles Rondón (@sabeunpsicólogo), explica la diferencia que existe entre tristeza y depresión y cómo se puede ayudar cuando un familiar o amigo pasa por esta situación. "La tristeza es una emoción innata, aparece frente a un evento doloroso. Su intensidad máxima puede ocasionar llanto y angustia que aparecen varias veces al día, mientras que la depresión es una enfermedad mental que se caracteriza por frecuentes y prolongados estados de tristeza, aunque no sea preciso descifrar qué eventos la desencadenan".

La psicóloga explica que en un cuadro de depresión a la persona se le alteran sus funciones básicas como comer, dormir (bien sea porque disminuyen o aumentan), y resalta que son capaces de perder interés en actividades que antes disfrutaban, incluido el sexo.

"El paciente deprimido va perdiendo las ganas de vivir y no le encuentra sentido a su existencia, a pesar que pueda ser exitoso o tener todo para ser feliz. De allí proviene la muy peligrosa idea suicida. Raras veces el paciente deprimido pide ayuda directamente a su entorno cercano y también es posible que rechace la ayuda, aun cuando los familiares insistan, precisamente porque está convencido que su vida no vale la pena", señala la especialista.

Indica que para ayudar a una persona que atraviesa un cuadro depresivo se debe usar la empatía hasta lograr la ayuda personal que requiere.

"Detrás de la depresión hay causas químicas, genéticas, de personalidad y también circunstanciales, es por ello que hace falta un abordaje profesional. Quien se ha deprimido una vez, puede hacerlo nuevamente y por ello debe estar alerta a los síntomas. La depresión se cura y en ese proceso hay que ayudar tanto al paciente como a su entorno familiar".

Por su parte Jhonnathan Sulbarán, psicólogo del Centro de Asesoramiento y Desarrollo Humano (CADH) de la Universidad Católica Andrés Bello, explicó que el suicidio es un acto que se debe entender como una conducta y que son varios los factores que llevan a una persona a realizar este acto como la depresión, la ansiedad, la impulsividad  y el trastorno narcisista de la personalidad.  

"El suicidio tiene como dos tipos de mirada: parar de sufrir y dañar a otro. La primera, se caracteriza por ver a la muerte como una solución que permite  parar el sufrimiento o también como un escape y analgésico ante los problemas. La segunda, tiene que ver con que la persona siente que no está siendo tomada en cuenta por la sociedad", dijo el experto. 

Sostiene que para identificar esta conducta en terceros, se debe estar atento a las interacciones de la persona, no quitar el mérito a cualquier alarma conductual como irritabilidad, aislamiento, comentarios con contenido de desesperanza, uso de drogas y alcohol, autolesiones, alteraciones del estado de ánimo, entre otras, y se debe considerar la ayuda de profesionales, ya sea un psicólogo o psiquiatra. 

"Familiares y amigos deben prestar atención a aquellos comentarios que muestren acto suicida, evitar discutir cuando la persona está deprimida y brindar un espacio de entendimiento para que el afectado se sienta acompañado".

Por su parte, la OMS publicó  los siguientes datos referentes a la depresión y suicidio: la depresión es un trastorno mental frecuente y se calcula que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo; la depresión es la principal causa mundial de discapacidad; en el peor de los casos, la depresión puede llevar al suicidio; cerca de 800.000 personas se suicidan cada año; el suicidio es la segunda causa principal de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años.  

Ante esta realidad, el organismo recomienda la activación de programas de atención  adecuada,  ayuda psicosocial y medicación que esté al alcance de todas aquellas personas con trastornos mentales, como la depresión, para que puedan  disfrutar de una vida normal.  
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