El trabajo, los estudios, mantener el hogar, entre otros, siempre generan un poco de estrés. Este, a la larga, se puede traducir en un estado de ansiedad muy peligro.
Hay personas a las que se les cierra el estómago y a otras, sin embargo, les dan los llamados ataques de hambre y buscan controlar esos nervios con comida.
Pero existen una serie de trucos e ideas que pueden ayudar a paliar la situación.
Una de ellas es evitar mantener el estómago vacío. Para ello, se debe intentar hacer pequeñas comidas de cinco a seis por día; así cuando entre el ataque no se tenga mucha hambre.
Otra muy importante es dormir el tiempo necesario, ya que las hormonas que controlan el apetito se regulan con el sueño. Por eso, el dormir mal o poco puede generar desarreglos hormonales y los ataques de hambre pueden ser más frecuentes.
El consumo de azúcar también influye en este tema. Al estar falto de glucosa, el cuerpo pide comer algo y para que esto no ocurra, se debe consumir pequeñas dosis.
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