El consumo excesivo de alcohol en los jóvenes se ha convertido en un problema de preocupación para muchos países. Ya sea que lo hagan para formar parte de un grupo de amigos, por el gusto al sabor, para divertirse más y sentirse bien, para olvidar los problemas, para desinhibirse y dejar a un lado la vergüenza o por otros factores como: problemas familiares, escolares, sociales, depresivos y de ansiedad.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), define al alcoholismo como un síndrome de dependencia de alcohol, el cual está incluido en la Clasificación Internacional de Enfermedades; entonces, es una enfermedad.

En el caso de Venezuela, a pesar de que está presente en menor escala en comparación con otras enfermedades, este constituye un problema social.

De acuerdo a la Corporación de Servicios Generales de Alcohólicos Anónimos de Venezuela, el 10% de la población del país padece esta enfermedad y solo 5 mil personas forman parte de algún programa de rehabilitación.

Aunado a esto, uno de los servidores (no se revela su identidad para preservar el anonimato de la persona) aseguró que la edad de consumo de alcohol en los jóvenes ha empeorado, ya que la organización ha atendido niños desde 10 años hasta adolescentes de 14 años de edad, cuando en años anteriores esta enfermedad solo afectaba a personas a partir de la etapa de la pubertad.

"Jóvenes y mujeres son la población más afectadas por el alcoholismo en el país", dijo el servidor. Además, acotó que la enfermedad no tiene nada que ver con la calidad de la bebida, con la frecuencia ni con la cantidad de ingesta.

Ante esta problemática, la organización expone una serie de claves para determinar si se es o no alcohólico: presencia de lagunas mentales o no recordar los momentos cuando se toma, presentar un ratón moral que conduce al sentimiento de vergüenza, falta de autocontrol una vez que se ingiere el primer trago, cambios de conductas (violentos e irresponsables), baja autoestima, entre otros.

Por su parte, el Centro de Psicología de Bilbao, en España, enumera las consecuencias del alcoholismo en los menores:

1) Disminución de los reflejos y alteración de los sentidos.

2) Excitación y pérdida del control.

3) Falta de coordinación de los movimientos y del habla.

4) Intoxicación etílica.

En tal sentido, el centro recomienda a los padres y representantes fijarse en los siguientes aspectos:

1) Si asiste a clase ebrio.

2) Cada vez que tiene un problema recurre al alcohol.

3) La necesidad de beber para obtener las mismas sensaciones.

4) Negar la posibilidad de tener un problema.

5) Si solo la pasa bien cuando bebe.

6) Gasto excesivo de dinero cuando sale los fines de semana o entre semana.

Para evitar esta preocupación en las familias, la OMS declara que los problemas sanitarios, de seguridad y socioeconómicos achacables al consumo de alcohol se pueden reducir eficazmente mediante medidas aplicadas al grado, las características y las circunstancias en que se produce la ingestión, así como a los determinantes sociales de la salud.

Un ejemplo de ello sería: aplicar programas que inciten a la disminución del consumo de alcohol, proporcionar tratamiento accesible y asequible a las personas que padecen trastornos por abuso del licor, evitar apoyar el consumo de estas bebidas en los menores de edad e invertir en políticas públicas para contrarrestar el consumo.