Según la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés), al menos un 48 millones de norteamericanos se intoxican anualmente por ingerir comida contaminada con gérmenes.
La contaminación de los alimentos puede ocurrir cuando el producto ya ha sido comprado, durante la preparación e incluso debido a un mal almacenamiento. Con tantas fuentes de contaminación es muy importante preparar de manera segura los productos fresco.
Los expertos recomiendan en primer lugar guardar una buena higiene de manos antes de manipular cualquier alimento, lavando las manos con agua caliente y jabón, al igual que quitar aquellas partes del alimento que estén tocadas, sobre todo en las verduras de hoja, para después lavarlas bien debajo del chorro de agua fría, y a ser posible frotarlas con las manos. En el caso de que se trate de un alimento con la piel más dura, como el melón, la patilla o los pepinos, puede usarse un cepillo para limpiar bien esa parte.
Una manera de lavarlas y eliminar totalmente los microbios, es con el cloro, aunque en pequeñas cantidades, con 2 o 3 gotas es suficiente, y luego debe secarse, para luego lavarla con agua.
Es súper importante, una vez después de lavar las piezas de fruta o de verdura, secar bien el alimento, para retirar la película de agua y evita que la posible flora microbiana que quede prolifere. Aunque no está totalmente relacionado con el lavado, se debe tener cuidado con la manipulación de estos alimentos luego lavarlos, especialmente con la tabla de cortar ya que es preferible las de plástico ya que no acumulan tanto germen, y con la higiene de los cuchillos que se empleen para cortarlas.
La cocción elimina las bacterias dañinas, por lo que la FDA se sugiere evitar los brotes crudos de las verduras que normalmente se suelen servir en las ensaladas, enrollados, sándwiches y sobre todo en la comida oriental.
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