La resiliciencia emocional, según la coach organizacional y facilitadora vivencial Gladys Salazar, no es más que "la capacidad que se tiene para desajustarse y volverse a ajustar", es decir, la manera en que una persona o un grupo de individuos afronta una situación, positiva o negativa.
La buena actitud ante las malas situaciones ayuda a proyectar una mejor imagen de sí mismo.
Situaciones engorrosas, como un embotellamiento en hora pico, afecta a múltiples individuos y cada uno actúa de forma diferente ante la misma situación: unos presionan la bocina hasta cansarse, otros se bajan del auto y observan mejor, pero existen personas que sacan beneficios de un momento así. Un ejemplo son las mujeres que se maquillan mientras esperan o quienes adelantan el trabajo pendiente desde la comodidad del auto.
Hay personas que influyen negativamente en la vida de otros, pero todo es cuestión de la actitud adoptada en ese momento con ellas. La resiliencia brinda opciones para esas situaciones, decir lo que se siente ante una actitud, siempre con educación; ignorar y respirar, leer y escuchar música, son herramientas eficaces.
Conocer y conectarse con el cuerpo ayuda a vivir mejor. Según la coach "cerrando los ojos y escuchando la respiración", sintiendo desde los dedos de los pies hasta la cabeza; agradeciendo estar sano, acompañado de esa respiración profunda.
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