El término contaminación sónica hace referencia al ruido, es decir, un sonido molesto que puede producir efectos fisiológicos y psicológicos nocivos para una persona o grupo de personas que circulan por las calles de la ciudad.
La mayoría de las veces las urbes se ven más afectadas, ya que pueden contener más elementos generadores de ruido, un ejemplo de ello es el tránsito, este perjudica en gran manera la integridad física y psíquica del habitante.
Algunos de ellos pueden sobrepasar en el humano lo que se considera el Umbral del Dolor, que es igual a 120 decibeles (dBa), generado, por ejemplo, por una sirena de una ambulancia o de bombero, y es comparado con el motor de un avión despegando.
Es por eso que este tipo de ruido pasa a formar parte de la contaminación acústica, generando la necesidad de que existan entidades encargadas de regularla o restringirla.
En Venezuela existe la Ley Orgánica del Ambiente, donde se expresan varias consideraciones referidas a ese asunto.
Una de las causas por las cuales existe este tipo de contaminación es por efectos y actividades del hombre; desde un transportista hasta la maquinaria de una industria son agentes que ponen en riesgo la audición propia y del otro.
El ruido es uno de los agentes que más afectan la actividad diaria y por ende la salud vital de una persona provocando en ella enfermedades de todo tipo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera los 50dBa, como el límite superior deseable para un individuo.
Un estudio realizado en el año 2005 por la Unión Europea establece que 80 millones de personas se exponen diariamente al ruido, de los cuales entre 65 y 170 millones lo hacen entre 55 a 65 dBa.
Afectando al Humano
El oído humano puede ser resistente a una exposición prolongada a un ruido, aunque sea en menor escala decibel.
Cuando este se ve afectado por agentes externos, considerados ambientales, se diagnostica una socioacusia.
“Representa un gran problema para el humano debido a que produce una lesión irreversible que la llamamos trauma acústico, la contaminación sonora la vivimos a diario y eso es un gran problema”, afirma la otorrino del Instituto Médico La Floresta Migzai Díaz.
Cuando un individuo se ha expuesto a un nivel de ruido prolongado, puede notar una especie de silbido en su oído, considerado por los especialistas como una señal de alarma.
Este padecimiento puede ser temporal, y aproximadamente entre los primeros 10 días puede desaparecer, al no cesar, puede estar padeciendo un trauma acústico y las lesiones pueden ser definitivas.
“La persona que tiene el hobby de disparar, esta acción le puede generar un trauma acústico o la pérdida total de la audición porque se dañan las células del nervio asociado”, así lo explica la especialista.
Alguna de las afecciones acústicas que pueden generar un ruido prolongado son el desplazamiento temporal del umbral de la audición, y el desplazamiento permanente del umbral de la audición.
No sólo el ruido prolongado es perjudicial, un sonido repentino de 160dBa, como el de una explosión o un disparo, puede llegar a perforar el tímpano o causar otras lesiones irreversibles.
Por eso la otoneuróloga explica que “Una vez expuesto al trauma acústico no hay vuelta atrás, esto produce que la parte de los tonos agudos de la audición se pierdan y estos son vitales porque dan el entendimiento de la palabra.
Sin ellos la persona no puede entender lo que la gente dice, y de allí se empieza a tener problemas en la comunicación y la interrelación con los otros.” Además, se entra en el círculo vicioso de querer generar más contaminación acústica.
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