Las lesiones aumentan con el deterioro de la infraestructura urbana
Ascensores y escaleras mecánicas inservibles; aceras rotas, junto con caminatas larguísimas por la falta de transporte inciden negativamente en la salud músculo esquelética de todos
Despertar con el dolor en la rodilla y recordar que otra vez hay que bajar ocho pisos de escaleras porque el ascensor no funciona por falta de repuestos; esperar hasta el cansancio en la parada del transporte público por una unidad que lo traslade hasta el lugar de trabajo; caminar las 30 cuadras de distancia porque la camioneta no llegó y porque por suerte se vive “cerca” de la empresa.
Paso tras paso cojeando, sobre aceras semi rotas de la ciudad, esquivando los tornillos huérfanos de la base que sostenía un poste, sin dejar de ver las tapas oxidadas de alcantarillas semi levantadas que desafían la resistencia del calzado y amenazan la preservación del pantalón.
(Venancio Alcázares)
Llegar al sitio y encontrarse con la mala noticia de que las escaleras mecánicas que conducen al nivel uno, donde queda el destino laboral, se volvieron a echar a perder.
Un dolor de rodilla que ya es agobiante, que quema internamente y obliga a detenerse definitivamente ante la imposibilidad de subir esos peldaños por cuenta propia.
Aquí es cuando urge llamar al traumatólogo.
“El hecho de que los individuos ahora están obligados a caminar largas distancias, o subir o bajar escaleras, cuando su estructura músculo esquelética no está preparada para ello, ha hecho que se incremente el dolor en rodillas por la condromalacia que es la afectación articular de la rótula por desgastes, además de los dolores en la región plantar (del talón) por problemas inflamatorios de la fascia plantar”, explica Luis Ochoa, médico especialista en ortopedia y traumatología del Instituto Autónomo Hospital Universitario de Los Andes (IA-HULA).
(Venancio Alcázares)
Dejando el cuerpo en la calle
Al entrar en detalle de las consecuencias que se están registrando por el deterioro de la infraestructura urbana, principalmente de transporte y edificación, que registran muchas de las ciudades de nuestro país, el especialista señala que en efecto “el deterioro de las calzadas o caminarías en las redes urbanas ha hecho que exista un incremento en la caída de propia altura, indiferentemente de la edad”, siendo las lesiones más frecuentes que se producen los esguinces del tobillo y las fracturas en alguna parte de las extremidades inferiores (radio, rótulas y tobillo).
Ochoa alarma sobre el hecho de que otra causa de traumatismos más severos es el uso de vehículos no adecuados para el transporte público, “ya que al tratar de subir y descender de los mismos pudieran provocar traumatismos cráneo encefálicos simples o complicados, fracturas de las caderas, esguinces de tobillo y caderas, entre otros”, menciona.
Si todas estas situaciones inciden negativamente en personas sanas, peor sucede en quienes han sido sometidos a algún tratamiento quirúrgico. “El hecho de caminar subir o bajar escaleras puede exacerbar la respuesta inflamatoria y por su puesto el dolor”, alerta.
Especifica que “los pacientes sometidos a un remplazo articular de cadera o rodilla se les recomienda que antes del mes no suban o bajen escaleras”, dice, deplorando lo que tienen que vivir si residen en un edificio donde el ascensor este averiado y debe asistir a un programa de rehabilitación diario.
Ante la imposibilidad de solventar las causas externas, el especialista en ortopedia y traumatología concentra su recomendación en indicarle a las personas el uso de calzado cómodo, flexible y con buen soporte del tobillo y de la planta del pie para enfrentar los largos trayectos o uso de escaleras, de bastones para personas de la tercera edad y de lentes correctivos para procurar ver bien hacia el piso, esto sin minimizar la necesidad de estar atento a lo que se puede conseguir sobre el piso.
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