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Falleció el narrador y docente Orlando Chirinos

De origen zuliano, y formado en Falcón y Carabobo, fue autor de una de las obras más originales en nuestra literatura

  • Diario El Universal

13/06/2021 03:40 pm

Duelo en los medios literarios y académicos por el fallecimiento del escritor y docente Orlando Chirinos, cuyo deceso se produjo a las 3:00 am de este domingo 13 de mayo, a causa de un ACV hemorrágico.

Chirinos, uno de los narradores más originales en nuestra literatura, había nacido en Maracaibo, estado Zulia, el 10 de noviembre de 1944, pero su niñez y adolescencia transcurrieron en la península de Paraguaná, en el estado Falcón, y hacía más de 30 años se había radicado en Valencia, donde obtuvo la licenciatura en Educación, mención Literatura, de la Universidad de Carabobo, donde ejerció por muchos años la docencia.

Escritor que, confesó, prefería estar más atento a la vida que a la literatura, su escritura, de “peligrosa calidad”, al decir del crítico Luis Barrera Linares, incluye, entre otros, los títulos Última luna en la piel (1979), Oculta memoria del Ángel (1985), En virtud de los favores recibidos (1987, 2000), Adiós gente del sur (1991), Imagen de la bestia (1994) y Mercurio y otros metales (1997).

En 2000 y 2006 fue invitado de la Cátedra José Antonio Ramos Sucre de la Universidad de Salamanca, España.
Fue coordinador de talleres literarios y profesor de posgrado en la Universidad de Carabobo, en el Núcleo Rafael Rangel de la Universidad de los Andes (estado Trujillo) y en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, en Maracay (Aragua).

“No se escribe para ser reconocido, ni siquiera para ser conocido, sino para ser querido”, declaró en el blog de Egly Colina Marín. “Lo que me complace de la literatura es conseguirme con alguien que haya sido capaz de conmoverse por algo que uno ha escrito. Que haya sido capaz de ser tocado por una línea puesta en uno de mis libros. Me reconozco en ese lector que me hace sentir que lo que he escrito no ha sido en vano”. 
 
“La literatura es lo más serio que hay en su vida”, escribió sobre sí mismo. “La ha perseguido siempre, leyendo o escribiendo-, pero, no se cree el cuento de ser escritor, a pesar de que la profesora de literatura Esther Fernández, a quien recuerda con gratitud, se lo afirmara. No se lo cree ni siquiera por algunos mensajes que ha estado recibiendo desde hace algún tiempo”. 
 
Los mensajes, hacían alusión a los premios con los que fue reconocida su obra narrativa, entre otros, los de la I Bienal de Literatura Alfredo Armas Alfonzo (1982), Concurso de Cuentos del diario El Nacional (1983), Municipal de Literatura(1984) y Mención en el Concurso de Cuentos Premio Juan Rulfo(1987).

“He decidido, entonces, estar atento de las cosas apremiantes de la vida”, afirmó. “De realizar las que, por alguna circunstancia he pospuesto, como aprender a nadar, por ejemplo. Nado, metafóricamente, pero en las aguas de la literatura; en las de verdad, no. Me gustaría también viajar: a Grecia, a Bolivia, a Argentina, a México, a España”.

Como “un profesor exigente, pero un caballero de la docencia universitaria sobre literatura”, lo recuerda el escritor José Carlos De Nóbrega, quien se encuentra preparando su biografía.


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