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Tenor Reinaldo Droz gana concurso de canto lírico en Bulgaria

El cantante lírico venezolano se impuso ante más de cien participantes en la cuarta edición del Concurso Internacional para Jóvenes Cantantes de Ópera "Ghena Dimitrova", celebrado en la ciudad búlgara de Pleven

  • ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL

25/05/2021 05:54 pm

POR LEYLA KAAN

El tenor venezolano Reinaldo Droz acaba de ganar en la cuidad de Pleven, Bulgaria, la cuarta edición del Concurso Internacional para Jóvenes Cantantes de Ópera "Ghena Dimitrova", ante un jurado de figuras de primer orden como lo son la soprano Darina Takova, el tenor Kaludi Kaludov y el director de orquesta Nayden Torodov. Se impuso a más de 100 participantes.

Esta es la historia, en primer persona, de un joven que llegó a la capital desde el interior del país con un único sueño: ser un cantante famoso.

Reinaldo Droz tenía 24 años cuando el maestro Edgar Maceda lo escuchó cantar en una reunión donde participaron varios cantantes y amigos de la anfitriona. Todos quedaron impresionados al escuchar esa voz clara, segura y de grandes agudos. Al día siguiente, el maestro tenía una audición en su estudio y le sugirió al joven cantante que fuese él también para que la productora lo escuchara.
 
-¿Cómo le fue en aquella audición y cuáles fueron sus resultados?
-Obviamente, había algo de timidez y de rigidez que no me benefició mucho y además entre los presentes se encontraba uno de mis ídolos, el barítono Franklin de Lima, a quien escuché interpretar una Cantata Criolla hace años de Puerto La Cruz, y pensé que yo quería cantar así. En general, creo que me fue bien, me escucharon con atención y sentí que la productora podría ayudarme a comenzar una carrera, pero en la música pop pues a los 24 años creí ser muy viejo para entrar a un conservatorio. Los resultados fueron positivos pues me admitieron en la cátedra del maestro Eduardo Calcaño, quien estuvo presente en la audición al igual que la maestra Betzabeth Talavera.

-¿Y qué pasó con su idea de hacer música pop?
-Precisamente, yo estudiaba para mejorar mi técnica, pero en ese momento solo pensaba en grabar mi primer sencillo y presentar mi showcase, y gracias al esfuerzo de mi madre, que todo el tiempo me apoyó, y mi mánager Milvia Piazza, que creyó en mí, logramos realizar ese primer sueño un año después, nada menos que en la Sala José Félix Ribas del Teatro Teresa Carreño con el grupo pop lírico Ankora como padrinos e invitados especiales con quien tuve el placer de cantar, cosa que se repitió en algunas ocasiones cuando la agrupación me invitó a cantar con ellos.

-¿Y hubo giras y promociones?
-Después del éxito en Caracas y el oriente del país, mi mánager movió los contactos para ir a Colombia; se hizo una campaña de medios en Bogotá, estuve un mes de gira en ese país, y de allí pasé a Miami. Canté en un local muy conocido en el Doral, donde se presentan artistas latinos, figuras de la farándula venezolana, entre otros. Allí conocí al maestro Manny Pérez, quien entre sus alumnos tenía a cantantes famosos de la lírica internacional. Después de escucharme, me dijo: “Como cantante popular es bueno, pero como usted hay muchos; dedíquese con ahínco y perseverancia al canto lírico y estoy seguro que pronto verá excelentes resultados”.

-¿Y cómo fue su tránsito del pop al clásico?
-Después de escuchar las palabras de Manny Pérez, mi manager y yo regresamos a Caracas y le comenté que quería ser cantante de ópera, así que retomé mis estudios de canto lírico; con el maestro Idwer Álvarez, quien me estimuló a tomarme en serio la carrera. Debo agradecer a mi primer maestro, el tenor David Hidalgo; fue con él que comencé a tomar clases de canto, sin él jamás habría llegado donde estoy ahora. Siempre me decía que tenía con que enfrentarme al canto lírico, pero en ese momento yo no me lo creí.
 
-¿Qué pasó después?
Al año de estudiar metódicamente con el maestro Álvarez, canté en el concierto de fin de curso y me fue bastante bien, aunque aún con algunas dificultades técnicas; estaba avanzando rápidamente pero aún no me sentía satisfecho. Sin embargo, participé en varios conciertos tanto en el Teatro Teresa Carreño, como en otros escenarios de la capital.

¿Y su debut en la ópera?
-Al final del segundo año de canto debuté el rol de Nemorino de la ópera El elixir de amor de Gaetano Donizetti, en la Sala Ríos Reyna del Teresa Carreño, con la puesta en escena de Miguel Issa, y la orquesta Sinfónica Venezuela, dirigida por Alfredo Rugeles. Para un joven que venía del interior del país con deseos de ser un cantante de pop, esto fue casi un milagro.

A raíz de ese debut, Droz y su mánager viajaron en 2017 a Sofia, Bulgaria, donde el cantante audicionó para la masterclass de la reconocida soprano Raina Kabaivanska. No solo fue aceptado, sino que recibió una beca para seguir por dos años el curso de especialización en Modena, Italia, con la maestra búlgara. También fue becado por la Fundación Huellas de Bondad, y eso le permitió poder quedarse y concluir su especialización. Durante ese período participó en diferentes óperas y conciertos, entre ellos, el homenaje a Luciano Pavarotti en el Teatro que hoy lleva su nombre; participó en la ópera Betly de Donizetti en Birmensdorf, Suiza; vino a Venezuela a cantar un Rigoletto en el Teatro Municipal de Caracas con la Orquesta Gran Mariscal de Ayacucho, dirigida por Antonio Delgado; también cantó La Bohème de Giacomo Puccini en el teatro Filarmónico de Verona, y del mismo compositor participó en la grabación de Gianni Schicchi en Roma. Posteriormente, viajó a Bulgaria donde cantó el Réquiem de Leoncavallo en el Teatro de la Ópera de Sofia, obra que él mismo estrenó en el teatro Pavarotti en Modena, el año anterior y que en marzo de 2020 debía estrenarse en Caracas, como homenaje al maestro José Antonio Abreu, pero la pandemia no lo permitió.

-¿Reside, entonces, entre Italia y Bulgaria?
-Después de cantar el Réquiem de Leoncavallo en la Ópera de Sofia, recibí una invitación de ese teatro para cantar cinco títulos durante este año. Acabo de terminar de ser Ernesto en Don Pasquale, de Donizetti, y estoy preparando el Duque de Mantua del Rigoletto verdiano; luego seré Pinkerton en Madame Butterfly, de Puccini; Edgardo de la Lucía Donizettiana; Alfredo de La Traviata, y finalmente Geralt de Lakmé, de Delibes. Por ahora, resido en Sofia pero no dejaré de ir a Italia, primero por mi maestra, que siempre me da buenos consejos, y además porque tengo en vista algunos proyectos para finales de este año.



 
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