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Alberto Manguel: “Los planes de lectura no crean nuevos lectores”

El escritor bonaerense pidió disculpas por el pabellón de Argentina, inspirado en una cancha de fútbol, durante la Feria Internacional del Libro de Bogotá FILBo, declaración que causó polémica

  • DULCE MARÍA RAMOS

09/05/2018 01:30 am

Alberto Manguel es un escritor y traductor argentino-canadiense que en la actualidad dirige la Biblioteca Nacional de Argentina. En su más reciente visita a Bogotá, causó malestar y polémica su posición en relación al pabellón de Argentina, país invitado a la 31° Feria Internacional del Libro de Bogotá, concebido como una cancha de fútbol. Paradójicamente, su opinión frente a la inutilidad de los planes de lectura no invitó a la discusión y al diálogo a sus contemporáneos del medio literario e intelectual.

Manguel confesó que cuando cumplió sesenta años volvió a leer La Divina Comedia, de Dante. Es su libro de cabecera, todas las mañanas lee algunas de sus páginas. Además, mostró su preocupación por el hecho de que el libro no ocupe el lugar que merece dentro la sociedad.

-Recientemente declaró que no era un ciudadano digital. ¿Cuál es su posición frente al libro electrónico?

-Pienso que los libros en formato digital son de una importancia esencial en nuestras sociedades y que toda biblioteca debe fomentar la digitalización. Ahora, yo personalmente no leo textos en formato digital. No estoy en contra del libro digital.

-En uno de sus conversatorios durante la Feria del Libro de Bogotá afirmó que los planes de lecturas son inútiles. ¿Es así?

-Es así. Los programas de lectura ofrecen nuevas opciones a los que ya son lectores, pero no van a crear ningún nuevo lector. Una persona que no lee, no se va a convencer de hacerlo porque un presidente sostiene un libro y le dice que la lectura le hará bien, nunca. Lo que sí podemos es crear docentes que promuevan en sus alumnos la lectura. Un profesor que lea a una clase de treinta alumnos, logrará, quizás, que dos o tres de ellos se conviertan en lectores.

-¿Cómo ve el futuro del intelectual?

-Nosotros somos seres de la palabra, siempre vamos a seguir contando, hablando, dialogando. El problema es que para sobrevivir la sociedad mercantilista tiene que construir consumidores, para ello necesita tener ciudadanos imbéciles: un ciudadano inteligente no va a comprar un jeans roto en 500 pesos porque está de moda. El campo de adiestramiento de la educación facilita eso, hacerle creer al alumno que no es lo suficientemente inteligente para opinar, para elegir y que la felicidad consiste en consumir productos inútiles.

“En sociedades conflictivas como Colombia, Venezuela, los países árabes y africanos –prosigue–, la palabra del intelectual y del poeta tiene una importancia enorme. En sociedades supuestamente democráticas y capitalistas nadie se detiene para escuchar a un poeta, que es considerado como un loco o una persona que consigue dinero sin trabajar. Esa falta de prestigio del intelectual y de la palabra ha permitido que en Estados Unidos, por ejemplo, la comunicación que tiene más peso no sea la de la palabra de un intelectual, sino el gruñido de un tweet de Trump; es decir, tienen más validez emocional las palabras de Trump que un discurso racional de Chomsky. Nosotros tenemos que recobrar el valor de la palabra.

-Lo que alguna vez planteó el poeta venezolano Rafael Cadenas, que un país empieza su destrucción por el lenguaje. 

-A lo que más le teme un gobierno totalitario es a la palabra. Por eso ponen en prisión a los poetas, los intelectuales, los periodistas y los artistas. Son una amenaza, pero también es obligación, de una persona que piensa, ser una amenaza y cuestionar. Si un escritor o intelectual no es peligroso para la autoridad, no está cumpliendo su función.

-Siempre le preguntan sobre su relación con Borges, ¿le incomoda?

-Sí, porque yo no fui amigo de Borges. El único amigo que tuvo Borges fue Adolfo Bioy Casares. No puedo hablar de él íntimamente, cumplí una función, como quien ayuda a un ciego a cruzar la calle. Siempre me excuso de no ser la persona que recibió sus confidencias.

-Y finalmente, ¿cómo es la ventana por donde mira Alberto Manguel?

-Mi ventana siempre han sido los libros, desde mis primeros recuerdos de infancia. Los libros nos ponen frente a la realidad, de una forma inevitable.

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