De Caracas a Bogotá. De Bogotá a Toronto. Bebsabé Duque también pertenece a esos millones de venezolanos que han cruzado la frontera en búsqueda de un sueño. Después de nueve años en Colombia, la actriz se mudó a Canadá, donde la pandemia mundial también la ha afectado, poniendo una pausa a planes y proyectos. Mientras todo regrese a la normalidad, continúa estudiando actuación e inglés, para mejorar su pronunciación y conquistar nuevos mercados. “La buena disposición mental es clave para disfrutar los cambios y lograr adaptarse”, asegura.

En Venezuela se le recuerda por dramáticos como Angélica pecado, Mujer secreta, Nunca te diré adiós, Viva la Pepa, Aunque mal paguen y el más exitoso Un esposo para Estela.

De su estadía en Colombia, Duque asegura que guarda las mejores memorias. “La telenovela que más recuerdo es Allá te espero, ya que me brindó mi primer éxito en la televisión colombiana y me permitió conocer la ciudad de Nueva York. Fue una experiencia maravillosa que me dejó grandes amigos y la satisfacción de confirmar que mi carrera podía continuar y fortalecerse más allá de las fronteras”, comenta.

En el vecino país, la actriz también participó en numerosas producciones como Mujeres al límite, Tiro de gracia, Venganza, Hermanos y hermanas, y la película taquillera ¿Usted no sabe quién soy yo?

−¿Cómo siente que ha afectado la pandemia a la industria de la televisión?
−Siento que la pandemia ha afectado al mundo entero en formas que aún no logramos dimensionar, y la industria televisiva no es la excepción. Acá (en Canadá) se hacen los rodajes de una infinidad de películas y series norteamericanas de la industria hollywoodense y todo esto se ha visto muy afectado. Las restricciones de seguridad son altas en el set de grabación y eso ha hecho que la mayoría de las producciones se detengan, se acorten o se reagenden para el 2021 y en algunos casos para 2022. Una de las industrias más afectadas durante esta pandemia creo que es la del entretenimiento.

−¿Cómo le ha afectado a usted?
−A mí me sigue afectando de muchas formas. Hay días buenos, donde estoy positiva y creo que todo pasa por algo, que vamos a estar bien y que esto es una prueba pasajera de la que saldremos con un gran aprendizaje. Otros días, me dejo llevar por la frustración y la impotencia de no poder retomar mis actividades laborales, salir a la calle con libertad, socializar o simplemente abrazar a un ser querido que no viva en la misma casa que uno. También me ha afectado el tener que seguir instrucciones restrictivas todos los días, cosas como: usa una mascarilla, lávate las manos incontables veces al día, no te acerques a nadie, camina solo por aquí, no entres acá, no toques nada, no, no, no y no son las instrucciones que más me cuestan. A pesar de mi incomodidad, las sigo, entendiendo que esta situación es más grande que yo, así que debo cuidarme y cuidar a los demás. El trabajo está bastante lento y he tenido que aprender a tener más paciencia de la habitual. La parte magnífica es que cuento con la bendición de la salud, la compañía de mi esposo y de mi perrita que hacen todo más llevadero y positivo.

−¿Es muy diferente el sistema de trabajar de los canales venezolanos al modo de trabajar en el exterior?
−Cada país es diferente. En Venezuela, nosotros fuimos la escuela televisiva de la región y seguimos teniendo todo para producir las mejores cosas. Trabajar en Colombia fue diferente en términos de tiempo de grabación. Las telenovelas normalmente se graban completas antes de salir al aire y a veces tardan un año o dos en transmitirlas. También suelen grabar en largos períodos de tiempo, entre nueve meses y un año por proyecto. Acá en Canadá, la televisión transmite series más que todo y el formato es muy cinematográfico. En general, la profesión y la mística son iguales, pero cada país trabaja diferente.