Fue allí donde se llevó a cabo la realización del video musical homenaje al maestro Porfi Jiménez que circula en las redes, con motivo del décimo aniversario de su fallecimiento. En él, reconocidos músicos se unieron desde cuatro continentes -tecnología digital mediante-, en una antología de los más conocidos merengues del director y compositor de origen dominicano, como Culucucú, Dolores, Se hunde el barco, Me vacila o La hierba se movía, entre otros que durante dos décadas dominaron la escena musical bailable en nuestro país.

Este video fue iniciativa del cantante Josep Sequera, actualmente radicado en España, quien comparte los micrófonos con Wolfgang Perdomo, Álvaro Gamboa, y Juan Carlos Newman, en los micrófonos. En los metales, Mauricio Silva, trombón; Luis Ruiz, trompeta, y Jorge Omaña, saxofón. En la tambora, Tapipa Meneses; Carlos Flores en las gongas y güira; Julio Antillano en el bajo y Pepe Orta en los teclados. El piano, mezcla y mastering de Carlos Q. Hermoso y el diseño y edición de Juan Alarcón.

“Agrupar y coordinar todo este personal no fue tarea fácil”, dice Hermoso, “debido a que estamos dispersos en varias partes del mundo, entre Estados Unidos, Italia, España, Colombia, Venezuela y China. Pero más allá de las distancias, dedicamos nuestro tiempo para entregarles hoy este sencillo y merecido homenaje a uno de los grandes iconos musicales de Venezuela”.

 
Confiesa que, “cuando salió el de Porfi Jiménez, me asusté un poco, ya que él era bien conocido y muy respetado en el medio musical por sus altos niveles de exigencia, y sólo trabajaba con los mejores músicos. Era por eso un compromiso muy fuerte. Y si lo hacíamos tenía que quedar lo mejor posible. Así que me puse bien fastidioso y exigente con el asunto, y Joseph se encargó de la parte vocal y de coordinar a los cantantes”.

 
De Valencia a Taiwán
Nacido en Valencia, estado Carabobo, en 1971, Carlos Quinto Hermoso inicia sus estudios musicales a los 11 años, en la Escuela Yamaha y posteriormente egresa como Técnico Musical, mención Teclados, en el Tecnológico de Música de Valencia. Con algunos maestros locales, ya que le era muy difícil viajar a Caracas, prosigue sus estudios en armonía, composición y orquestación. Y en 2002 hace una especialización en Berklee, vía online, para obtener el diploma en Audio y Masterización. “Por eso decidí montar mi estudio en Taiyuan”, acota.

En Valencia comparte la docencia musical con sus ejecuciones como tecladista en diversas orquestas bailables regionales, como La Tremenda, y los cantantes Miguel Moly y Roberto Antonio, entre otros, con los que viaja a la capital, “donde comienzo a coincidir y conocer grandes músicos que estaban bien conectados en Caracas y tocaban con las orquestas populares de la época: Billo's, Los Melódicos, Dimensión Latina, Charlie Frómeta, y obviamente la orquesta del maestro Porfi”.

Corrían los años 90, dice, y los músicos podían entonces vivir exclusivamente de sus interpretaciones en fiestas y espectáculos públicos. “Había muchísimo trabajo en todas partes, pero obviamente mucho más en Caracas, por ser la capital. Yo venía a ensayar en la Asociación Musical, detrás de RCTV, y coincidía con muchos músicos que se quedaban en la residencia La Hogareña, en Quinta Crespo. Era fácil compartir un café y hablar de música por horas, intercambiar libros y conocimientos”.

 
-¿También compone y graba allá en China?
-Sí, sí, claro. Sigo activo al cien por ciento, siempre en la música. Gracias a eso llegue a este país en 2008.

-¿Cómo fue eso?
-Gracias a un amigo, Tito Ramón Romero, que trabajaba para una agencia artística en Malasia, representando músicos y bandas en el continente. Tras siete años, él se retiró, y yo me encargué por seis años más. Bueno, envié mi currículum y me llamaron. Claro, yo ya había venido en 2003 con una banda pequeña de venezolanos que fuimos a Beijing y trabajábamos en un sitio muy famoso llamado Latinos, que ya no existe.

-¿Existe interés por la salsa y la música latina en Asia?
-Actualmente no mucho, pero hace unos ocho años sí, muchísimo. Aunque aún hay escuelas de baile en las principales ciudades, como Beijing, Shanghai, Guangzhou, etc.

-¿A qué se debió el decaimiento?
-Las leyes migratorias se pusieron un poco más exigentes y la distancia de Venezuela hizo incrementar mucho el costo para traer músicos de allá. Por otra parte, se fueron colando más músicos cubanos y ucranianos, los cuales también tienen una fuerte situación económica y se venden mucho más barato que otros músicos.

-¿La música electrónica no ha influido?
-Sí, ahora hay más cabida para la música electrónica en todos sus estilos o géneros. Hoy en día la música latina que se oye es Shakira, Ricky Martin, Juanes, o sea, el pop latino. Yo sobreviví porque me case con una cantante filipina y 80% de nuestro repertorio no es latino.

-¿Trabaja con alguna orquesta en particular?
-En China siempre fui músico de planta fijo en hoteles. De hecho, desde hace cinco años trabajo tres veces por semana con mi esposa en el restaurant de la cadena Alemana Kempinski. Pero nada de rumba o fiesta. Es música más bien para los clientes que hablan de negocios, cenan en familia.

“Las nuevas generaciones no escuchan salsa”
No reniega de la música electrónica, afirma, mencionando los nombres de Nacho, Luis Fonsi y Daddy Yankee entre sus favoritos, y en cuanto a la salsa, opina: “Creo que ha perdido bastante su esencia original o sus raíces. Aún hay fanáticos y seguidores que la mantienen viva, pero las nuevas generaciones no escuchan salsa realmente. Y sí, ha sido desplazada, al igual que el merengue. Eso hace que sea muy difícil para las nuevas generaciones artísticas surgir o realmente lograr el éxito, ya que el mercado se les ha reducido enormemente.

 
-Por cierto, está en la propia cuna del Covid-19. ¿Cómo le ha afectado?
-Bueno acá ya todo está normalizado desde hace unos tres meses. Aquí en Taiwán sólo hubo 200 y pico de casos y la situación se pudo controlar a tiempo debido a que las restricciones fueron bien radicales y fuertes, y gracias a eso se logró que todo volviera a su rumbo más rápido de lo esperado.

-¿Cómo fueron las restricciones?
-Acá realmente se cumplió a cabalidad el confinamiento. Se cercaron todas las urbanizaciones y áreas, tipo película. Sólo se permitía salir a una persona por cada hogar o familia y sólo cada cuatro días. Además se debía pasar por varios controles de seguridad y salvoconductos, y nunca hubo problemas de escasez de ningún tipo.

-¿Por qué?
-El Gobierno subsidió las empresas para que pagaran a todos sus salarios para que no tuvieran que salir a trabajar, y se congelaron alquileres, pagos de créditos, servicios públicos.

 
-¿Cómo ve el panorama musical en el futuro, en medio de esta pandemia?
-Muy difícil. Ya esto ha hecho estragos en todos los campos y áreas de trabajo. Lamentablemente muchos no le han dado la importancia a la situación crítica de muchos músicos, por ejemplo, que son los más bajos en la cadena y los que menos obtienen recursos. Pero también están surgiendo nuevas opciones con el uso de la tecnología, conciertos virtuales, clínicas, clases online. O sea, no va a morir, pero obviamente se ha tenido que adaptar a lo que está pasando.

-¿Qué pasará cuando salgamos de esto?
-Honestamente no lo sé, ¡es tan impredecible todo! Quizás muchos no podrán seguir dependiendo solamente de la música y deberán buscar carreras paralelas o alternativas de vida. Pero lo que sí se es cierto es que esto a muchos nos ha hecho crecer y nos ha enseñado a darle más importancia a otros aspectos de nuestra vida.