Espacio publicitario

La mirada comprometida de Jacobo Penzo ya no nos acompañará más

El cineasta, artista visual, escritor, crítico de cine y gestor cultural, murió a los 72 años. El mismo día de su cumpleaños

  • JUAN ANTONIO GONZÁLEZ

22/09/2020 04:26 pm

El ciclo se cerró. Un círculo perfecto definió la vida de Jacobo José Penzo Dorante, conocido simplemente como Jacobo Penzo. Un tránsito vital que se inició en Carora, estado Lara, el 22 de septiembre de 1948 y concluyó hoy, 72 años después, en la Caracas que este inquieto artista escudriñó para denunciar las injusticias que presenciaba en sus calles, pero también para inmortalizar el espíritu creativo de comunidades que, como la de San Agustín, se expresa a través de la música.

Penzo fue un hombre de un inconmensurable apetito de cultura, pero ese ímpetu jamás lo alejó de las cosas fundamentales: el sentir del otro, las experiencias del otro, las alegrías del otro, los dolores del otro...

Bien fuera desde el cine o desde su hacer literario o desde su taller de pintura o desde la Cinemateca Nacional o desde la oficina de la Asociación de Autores Cinematográficos (Anac), su proceder siempre estuvo guiado por un fuerte sentido de colectivismo, de juntarse al lado del otro sin que se interpusieran intereses personales.

Ayer en la tarde de un año que ha dejado ya demasíado dolor, el sobrino del cineasta, Sergio Rangel Penzo, publicó la noticia en Facebook: "Hoy hago saber a todos nuestros amigos comunes, artistas, actores, músicos, literatos, cineastas y familia que ha partido nuestro amigo, maestro, apoyo incondicional, 
el cineasta Jacobo José Penzo Dorante, mi tío en la ciudad de Caracas".

De la manera en que lo recordaba ayer su sobrino, se puede entender que Jacobo Penzo era, también, un buen hombre de familia.

"(...) recuerdo mis incursiones infantiles en tu sacrosanto estudio, como mis manos infantiles jugaban con tus pasteles a destrozar tus obras, aquellos grandes formatos que tú creabas con esos brillantes colores. Cuántos libros leídos,
repertorio iconografico del creador, el 4711 que con los años aún atesoro. Cómo olvidar cuántas veces escribías sobre tu máquina esas tantas historias que contaste al país y al mundo. Pero el destiempo es imperfecto, feliz estoy ya porque se te ha recibido en ese plano secuencia por amigos, familiares y los aromas de tu Carora añorada. Cuánto te vamos ha echar en falta, Jacobito. Me quedé con las ganas de ver tu historia reflejada en la pantalla, por ello invito en estas líneas caprichosas al recuerdo de ese niño que fuiste en aquellos fines de semana en que cogías un bus para ir al cine, ese niño al que le dio un día por ser Premio Nacional de Cine".

Penzo realizó estudios de periodismo en la Universidad Central de Venezuela, fue pintor, crítico de cine y de teatro, dramaturgo, promotor de los circuitos alternativos de cine, dirigente gremial, co-redactor de la Ley de Cine y activista político a finales de los años sesenta, una faceta que lo llevó a dirigir en 1971 su primer cortometraje documental: La huelga.

Jacobo Penzo, podría decirse, se hizo un nombre notorio y notable en la cinematografia nacional con el estreno en 1980 de El afinque de Marín, corto documental que se adentra con humildad y respeto en el trabajo musical que realizaba el Grupo Madera en el barrio Marín de San Agustín. Con este trabajo, el cineasta mostró su sensibilidad para captar la creatividad de los habitantes de esta zona popular caraqueña, secularmente ignorada por los gobiernos.

De sus largometrajes quedan en la memoria la poética visual de La casa de agua (1984), sobre el poeta Cruz Salmerón Acosta, y En territorio extranjero (1993), potente alegato contra la explotación de los recursos naturales del país a manos de empresas extranjeras y en detrimento de las comunidades originarias esclavizadas o desplazadas por las actividades de extracción. Un filme premonitorio, tambien, de lo que ocurre en la actualidad con el llamado Arco Minero.

En 2006 se le otorgó el Premio Nacional de Cine de Venezuela.

En fin, durante el círculo de su vida, Jacobo Penzo dejó una impronta personal en cada una de las responsabilidades que asumió: cómo presidente de la Anac (1984-85 y 1985:86) supo aglutinar a un colectivo diverso en el único objetivo de lograr que los cineastas venezolanos contarán con un instrumento legal que los protegiera de la todavía avasallante hegemonía del cine hollywoodense; como director de la Cinemateca Nacional (1999-2002), abrió la institución a los mercados mundiales para que el público tuviera acceso al cine que se hacía por entonces, y como artista comprometido, nunca se vendió a otros intereses que no fueran los de su visión y su verdad.

Cierro con una publicación del cineasta Thaelman Urgelles en Facebook:

"Lamento sinceramente y expreso la conmoción que me ha producido el fallecimiento de Jacobo Penzo, importante cineasta venezolano y uno de los más calificados exponentes de mi generación cinematográfica. Por ello me conmueve su temprana ausencia, y porque desde la distancia lo percibía involucrado en nuevos proyectos e ideas. 

"Nunca fuimos grandes amigos y con frecuencia estuvimos en distintas aceras gremiales y políticas; pero nunca tuvimos palabras cargadas ni tratos ofensivos de ningún tipo. Tuve el honor de aportar un mínimo grano de arena a su inolvidable documental El afinque de Marín y juntos arrimamos el hombro en algunas de las aventuras iniciales de nuestros contemporáneos. Eso no se olvida, pase lo que pase.

"Hace 5 o 6 años tuve la fortuna de invitarlo a dar su testimonio en un breve documental que dirigí sobre el grande Perán Erminy; Jacobo acudió puntual y expresó palabras muy sentidas sobre la experiencia formativa de nuestra generación en los cineforos que moderaba Perán en la Cinemateca Nacional".

@juanchi62



Siguenos en Telegram, Instagram, Facebook y Twitter para recibir en directo todas nuestras actualizaciones
-

Espacio publicitario

Espacio publicitario

Espacio publicitario

DESDE TWITTER

EDICIÓN DEL DÍA

Espacio publicitario

Espacio publicitario