Christopher Nolan, el discreto "señor blockbuster"
Aunque las primeras impresiones no sean favorables para su nuevo filme "Tenet", en Hollywood saben todo lo que toca el cineasta se convierte en oro, y eso estos tiempos de crisis es primordial
Por PHILIPPE GRELARD / AFP
Tenet, su último filme, no es una excepción: con 200 millones de dólares inyectados y una espectacular escena de un Boeing 747 que se estrella contra un almacén, el largometraje es rico en emociones fuertes.
El contraste de su obra con su persona ha sorprendido a más de uno de visita en sus rodajes. Lejos de un estilo aventurero como el de su colega John McTiernan (Depredador, La jungla de cristal), Nolan se viste siempre con una elegancia británica, inclusive para el rodaje de un diluvio pirotécnico en Dunkerque y de su trilogía Batman.
Este quincuagenario, con su sempiterno mechón peinado hacia un lado que le da un aire de niño bueno, es también un devoto del té. "Siempre lleva una petaca en el bolsillo. Yo me decía que debía de haber algo mejor que té en el interior. Le pregunté: '¿No llevas vodka ahí dentro?'. Y me contestó: 'No, solo té'", recordó al New York Times Michael Caine, actor fetiche de Nolan, presente también en Tenet.
La presencia de Caine en ocho de sus largometrajes arrancó cuando el director se presentó en persona en casa del actor de Alfie para proponerle el guión de su primer Batman.
Kubrick, el monumento
Su productora, Emma Thomas, no es otra que su esposa, a quien conoció en su primer año de facultad en Inglaterra.
Hijo de padre inglés -un publicista que trabajaba sobre todo en Estados Unidos- y de madre estadounidense -auxiliar de vuelo-, Nolan pasó su infancia en ambos lados del Atlántico, apasionándose ya entonces por el cine y montando sus primeros filmes en casa imagen por imagen y más adelante, en Super-8.
Descubrir 2001: Una odisea del espacio, le impactó profundamente y en 2018 no dudó en tomar las riendas de una versión restaurada para marcar los 50 años de esta obra maestra, respetando las condiciones de proyección deseadas por Stanley Kubrick.
Pero más que la exploración del espacio, es el tiempo lo que fascina a Nolan, como revela toda su obra, desde el juego cronológico de Memento hasta la noción del tiempo invertido en Tenet.
"Una de las singularidades de la cámara es que capta el tiempo", afirma el director en el dossier de prensa de Tenet. "Todos estamos un poco obsesionados con el tiempo, ¿no? Nos domina", completa Emma Thomas.
"En mi cabeza"
Aunque es sobre todo Nolan quien domina lo suyo, como demostró en una entrevista con Al Pacino, filmada para la promoción de la película Insomnia. Cuando el protagonista de El Padrino le preguntó si era adepto a los storyboards, Nolan respondió: "Para algunas escenas de acción, pero suelo imaginarlo todo en mi cabeza, como la lista de planos".
Pero, ¿qué contiene la cabeza de Nolan? ¿Cómo escribir un filme como Inception, cuya trama se basa en una reflexión sobre los sueños y a la vez en un espectacular descarrilamiento de un tren?
Kenneth Branagh, que participa también en Tenet, tiene su idea, según recoge el dossier de prensa: "Tengo la impresión de que Chris establece sendos contratos con el espectador. En el primero, se compromete a entretener al público al máximo, eso es indiscutible. Pero en el segundo, cuenta con la inteligencia, la pasión y la curiosidad del espectador".
Sea como fuere, su fórmula es la de un superhéroe del cine: sus filmes generaron más de 4.000 millones de dólares.
Al rescate de las salas de cine
La película Tenet, un híbrido entre cinta de espionaje y ciencia ficción, es esperada como el mesías por las salas de cine, duramente castigadas por la crisis del coronavirus.
Esta superproducción es la única que, después de sucesivos aplazamientos, se atreve a salir en un periodo convulso como éste. Se estrenará en más de 70 países el 26 de agosto, antes que en Estados Unidos, donde saldrá el 3 de septiembre en los cines que reabrieron sus puertas.
¿La película salvará el cine en 2020? La BBC respondió de forma afirmativa en un reciente análisis, describiendo a Nolan como un "santo patrón" de las salas.
"Estas últimas semanas nos recordaron, si es que era necesario hacerlo, que hay cosas más importantes en la vida que ir al cine. Pero cuando reflexionamos en todo lo que el cine nos ofrece, puede que no sea tan inútil", escribió el influyente director de Inception e Interstellar, en una reciente tribuna en el Washington Post.
Tenet cuenta con los principales ingredientes de toda receta de éxito y su atractivo argumentativo se resume en el título, un palíndromo; es decir, una palabra que se lee en ambos sentidos, como el vaivén del tiempo que permite a los personajes avanzar o retroceder en la acción.
El cineasta británico-estadounidense se divierte así con escenas fantásticas, protagonizadas por un agente secreto (John David Washington, hijo del actor Denzel Washington), enfrentado a un mal despiadado (Kenneth Branagh), que amenaza la humanidad.
En cuanto a la trama de espionaje, Nolan confesó en una conferencia de prensa virtual con medios internacionales que le había marcado ver La espía que me amó, un James Bond del periodo de Roger Moore. "Es el primero que vi, con 7 años. Tuve la impresión de que podía saltar a la pantalla para ir a todos los rincones del planeta. Quise reencontrar ese sentimiento", dijo.
Pero la película, de 2 horas 30 minutos y rodada en siete países, se desmarca de la saga Bond al contar con un héroe negro, cosa que hasta ahora no sucedió con el célebre agente secreto al servicio de Su Majestad.
El elenco de Tenet lo completan Robert Pattinson, que encaja a la perfección en su personaje ambiguo, a quien "le gusta el caos y vivir en plena pesadilla", según el propio actor, y Elizabeth Debicki, que vuelve a interpretar a una mujer ultrajada que recobra su libertad, como en Viudas, de Steve McQueen.
El director, que sometió el guión a varios científicos para adaptarlo a las teorías sobre el paso del tiempo, no es el primero en reflexionar sobre las consecuencias de manipular el pasado en el presente. Terminator, por ejemplo, le precedió. Pero en esta ocasión, las pasarelas temporales son más numerosas y porosas.
Esta superproducción es la única que, después de sucesivos aplazamientos, se atreve a salir en un periodo convulso como éste. Se estrenará en más de 70 países el 26 de agosto, antes que en Estados Unidos, donde saldrá el 3 de septiembre en los cines que reabrieron sus puertas.
¿La película salvará el cine en 2020? La BBC respondió de forma afirmativa en un reciente análisis, describiendo a Nolan como un "santo patrón" de las salas.
"Estas últimas semanas nos recordaron, si es que era necesario hacerlo, que hay cosas más importantes en la vida que ir al cine. Pero cuando reflexionamos en todo lo que el cine nos ofrece, puede que no sea tan inútil", escribió el influyente director de Inception e Interstellar, en una reciente tribuna en el Washington Post.
Tenet cuenta con los principales ingredientes de toda receta de éxito y su atractivo argumentativo se resume en el título, un palíndromo; es decir, una palabra que se lee en ambos sentidos, como el vaivén del tiempo que permite a los personajes avanzar o retroceder en la acción.
El cineasta británico-estadounidense se divierte así con escenas fantásticas, protagonizadas por un agente secreto (John David Washington, hijo del actor Denzel Washington), enfrentado a un mal despiadado (Kenneth Branagh), que amenaza la humanidad.
En cuanto a la trama de espionaje, Nolan confesó en una conferencia de prensa virtual con medios internacionales que le había marcado ver La espía que me amó, un James Bond del periodo de Roger Moore. "Es el primero que vi, con 7 años. Tuve la impresión de que podía saltar a la pantalla para ir a todos los rincones del planeta. Quise reencontrar ese sentimiento", dijo.
Pero la película, de 2 horas 30 minutos y rodada en siete países, se desmarca de la saga Bond al contar con un héroe negro, cosa que hasta ahora no sucedió con el célebre agente secreto al servicio de Su Majestad.
El elenco de Tenet lo completan Robert Pattinson, que encaja a la perfección en su personaje ambiguo, a quien "le gusta el caos y vivir en plena pesadilla", según el propio actor, y Elizabeth Debicki, que vuelve a interpretar a una mujer ultrajada que recobra su libertad, como en Viudas, de Steve McQueen.
El director, que sometió el guión a varios científicos para adaptarlo a las teorías sobre el paso del tiempo, no es el primero en reflexionar sobre las consecuencias de manipular el pasado en el presente. Terminator, por ejemplo, le precedió. Pero en esta ocasión, las pasarelas temporales son más numerosas y porosas.
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