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Cheo Pardo crea una realidad virtual llena de diversión

El DJ, compositor y productor ganador del Grammy, anclado en Brooklyn, revoluciona los viernes y los sábados en la noche la red social Instagram, a punta de los mejores éxitos de ayer, hoy y siempre

  • YOLIMER OBELMEJÍAS

13/08/2020 01:00 am

INTERIOR. CASA E' CHEO – NOCHE 

Llega el viernes. El reloj marca las 10:30 pm y la gente va entrando con puntualidad. Uno a uno, venezolanos y amantes de la música de todas las partes del mundo van haciéndose espacio en el apartamento de José Luis “Cheo” Pardo (Caracas, 1972), ubicado en Nueva York, con la intención de pasársela bien. Hoy es "Noche de despecho" y aunque no es fanático de las baladas inicia con entusiasmo el experimento que preparó toda la semana en compañía de sus seguidores, quienes también ayudaron con propuestas.

Suena Un buen perdedor de Franco De Vita y el Instagram del ganador del Grammy explota. El DJ instauró esta tradición prácticamente desde que comenzó el confinamiento por la alarma mundial del coronavirus. “¡Uy, ese es un clásico!”, dice José Rafael. “Te la dedico, Karina”, suelta Ernesto. “¿Se acabó el hielo?”, pregunta Milfri Aida. “Yo estaba chiquita”, apunta Beverly. “¡Eres el mejor!”, confiesa Yaneth. Son algunos de los comentarios que se leen en el time line. 
 
Las personas no pueden ir a discotecas, pero cuando la rumba se arma en la casa del ex Amigo Invisible ¿quién está pendiente de salir?

“Yo no era fan de hacer lives. Cuando empecé a hacerlos se conectaban 80 personas y ahora son 3000, 4000”, dice Pardo todavía sorprendido. “Para mí esto que está pasando es una belleza”.

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MERENGUE VOL.2 El vecino de abajo me acaba de textear para que le alimente al gato el finde y Uds. saben lo que eso significa: que este viernes tenemos permiso para zapatear el merengazo del año taconeando sin remordimientos. Así que vamos con todo en una noche puliendo la hebilla, maraqueando la vida y haciendo trompita con los ojos cerrados al son de esa tambora de los dioses. . Pendiente con meterle el codo en el ojo a alguien y pilas con el vuelta y vuelta que el pana que decoró el piso la vez pasada, aún dice que no estaba borracho sino que la maracucha lo malogró cuando pusieron el merecumbé. . El Señor Gilberto me jura que la otra vez estaban lanzando cohetones desde el balcón, yo ni me enteré, así que lo negué, pero porsia no inventen vainas que los vecinos todavía me dan los buenos días en el ascensor. . Quien dijo miedo? Quien trae que? Tráiganse su pareja de baile! (Etiquétala)

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El también compositor y productor, que hace vida en un club de beisbol en el que juegan aproximadamente 50 músicos venezolanos, recuerda que el jueves antes de que se declarara el confinamiento por la pandemia hicieron una caimanera –tienen un grupo de WhatsApp con el mismo nombre- en la que varios colegas estaban preocupados porque les habían cancelado las giras que tenían previstas. 

“Hubo una conversación muy clave en la que una mitad estaba deprimida por las cancelaciones y la otra, en la que estábamos incluidos Jorge (Glem) y yo, sosteníamos la idea de que nuestro trabajo era entretener, tranquilizar a las personas con nuestra música y que teníamos que apuntarnos en Instagram para hacerlo”, subraya.

Cheo Pardo destaca que al boom de sus lives –además de las dinámicas tan simpáticas que se generan en el chat- contribuyeron algunos amigos del medio. “Empecé a hacer los lives y Érika de la Vega y George Harris echaron broma y se armó como una pelota de nieve en la que la gente se conectaba a estar en una fiesta en una casa y crearon una realidad virtual en la que todo el mundo está en mi apartamento y se saludaba, hablaba y decía: ‘Se tapó el baño’. También se conectaron: Yordano, Mirtha Pérez o Alberto Slezynger”. 


 
El músico afirma que así como sus seguidores pasan un rato divertido, él también se distrae buscando música, organizándola y tabulándola. 
 
“La catarsis la hacemos todos. Aparte, hay un valor maravilloso y es que mucha gente que está en diferentes lugares del mundo, se encuentran en los lives y se saludan, tal como si estuvieran en una fiesta, como ocurre en un apartamento. Yo me siento muy afortunado por eso y mientras pueda seguir haciéndolo, lo haré porque me encanta y siento que la gente lo disfruta mucho”.

Además de usar las transmisiones para apartar de su mente las preocupaciones, Pardo lo cuantifica de otra manera (ni hablar del hecho que ha triplicado su número de seguidores en Instagram desde que lo formalizó). 

“Las personas no se imaginan todo lo que estoy aprendiendo de música leyendo sus comentarios sobre lo que toco. Es alucinante e increíble también. Hace poco, terminando de escribir una canción, caí en cuenta del favor que me está haciendo la gente porque lo que dice y lo que piensa me ha ayudado a depurar la percepción que yo tenía (…) Actualmente, estoy construyendo una visión en función de eso. Es como un focus group de 2000 personas”.


- Está buena "La noche del despecho".
- Buenísima, épica, increíble. Siempre le he tenido como un aprecio limitado a las baladas y las canciones de amor porque hago música de fiesta y este día me está cambiando la vida, pues. ¡Qué buenas canciones! Ha sido alucinante, un aprendizaje.

- ¿Cómo define el momento profesional que está viviendo?
- Como una segunda oportunidad. A veces, siento que lo que he aprendido durante este tiempo está siendo útil para lo que estoy haciendo ahora en todo sentido y, en otras ocasiones, parece más bien, que toda la vida me he estado preparando para este momento. Estoy en resiliencia. 

- ¿Cuáles considera son los retos más desafiantes a los que se enfrenta actualmente un músico?
- Es complicado porque la música en vivo ha sido el ingreso mayoritario de todos los músicos y ahora tienen que rediseñarse. Hay muchas vertientes que van a desarrollarse, pero la vida, como la conocen ya cambió, así que el reto, más que todo mental, involucra arremangarse (…) Ha habido una revelación en estos días: La música es un artículo de primera necesidad. Y eso no todo el mundo lo sabía. He visto iniciativas de shows al aire libre y más pequeños. Creo que la vertiente van a ser shows online, en YouTube. Hay una reminiscencia a los años en los que las bandas no giraban tanto y hacían más especiales en televisión, tú veías un show de Aldemaro Romero o Mirla Castellanos de una hora y eso pasaba porque no tocaban tanto en vivo. Los músicos están conectando más con su audiencia. Es un momento increíble para los artistas independientes que para aquellos que manejan públicos de 30.000 personas, ellos la van a tener más difícil a los que montan 100. Hay muchas cosas que se están definiendo sobre la marcha. La gente está consumiendo más música. En abril, en Spotify el streaming subió 45%. Creo que tocará a cada músico encontrar la manera de encontrar su camino para seguir conectando con la gente.

- ¿Cuáles son sus próximos proyectos profesionales?
- El disco de Rawayana lo terminé en los primeros meses de la pandemia; estoy componiendo para el disco de una cantante mexicana; y escribiendo, trabajando en un disco nuevo para mí. 



Avanza la noche y Pardo le da play a No voy a mover un dedo de Guillermo Dávila, Sé cómo duele de Karina, Descarado de Kiara y agrega Me cuesta tanto olvidarte de Mecano. Los presentes corean a todo pulmón. 

“Una vez alguien dijo que los venezolanos siempre se han juntado para marchar, criticar, protestar y que era la primera vez en años que se juntaban para reír. Éramos tan alegres y ya sabemos lo que pasó. Nos quitaron esa alegría. Creo que nos hace falta juntarnos, darnos un abrazo. Y si a un live entran 100 personas, se ríen y se desconectan aunque sea dos horas de lo que están pensando, yo ya hice mi trabajo”, asegura Cheo Pardo mientras suenan los acordes de Todo quedó de Guaco, pero mosca: “¡Ahí vienen los pacos!”. @yolimer

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