A CONTROL REMOTO
Simón López y su Neo Big Band celebran a lo grande
La orquesta que lidera el cantante venezolano, exponente de un formato musical de eterna vigencia, ha hecho en cinco años más de 200 presentaciones en países latinoamericanos, Estados Unidos y Europa
Simón López dio sus primeros pasos artísticos como solista del grupo de gaitas del colegio Emil Friedman, en donde estudiaba. Entonces tenía 15 años y su arraigada afición por cantar le venía de herencia, pues su madre es la intérprete de música venezolana María Teresa Chacín, integrante a su vez de una familia de eminentes artistas. Un año después, en 1997, lo escogieron para interpretar el papel principal en el musical The Sound of Music y en 1998, como integrante del quinteto Frenesí, grabó un recopilatorio para el sello Líderes, con versiones de éxitos discográficos de todos los tiempos.
Dispuesto a consolidarse en el ámbito musical que tanto lo apasionaba, entre 1999 y 2007 fogueó cualidades vocales e interpretativas como cantante principal de Tártara, la popular orquesta que en aquella época animó incontables bailes en las noches caraqueñas. Su primera oportunidad discográfica como solista fue en la balada pop, con un álbum producido por Carlos Escalona y Juan Cristóbal Mancheño, del que sonó el tema Culpable, objeto de un videoclip que grabó en Miami con la actriz Gabriela Vergara.
Luego de la experiencia con Tártara, conformó su propia agrupación, el Sgrupo, hasta que en 2015 terminó de concretar un proyecto que ya acariciaba desde hacía tiempo, el de tener una banda inspirada en el sonido de las big band, esas orquestas que surgieron a mediados de la década de 1920 y que están indisolublemente ligadas a la expansión del jazz, aunque con el tiempo fueron abarcando otros géneros musicales en la misma línea, una fórmula de eterna vigencia.
-Siempre me gustó este género y todos los ritmos que se le asocian, como el jazz y el swing -dice al explicar cómo alguien tan joven pudo haberse sentido atraído por esta modalidad musical-. Desde muy pequeño soy un apasionado de Frank Sinatra, Tony Bennett, Nat King Cole, Paul Anka, Lena Horne, Ella Fitzgerald y otros de sus exponentes, todos verdaderos clásicos. Por mi familia, he estado rodeado de música siempre, y entre todas las cosas que escuchaba la fascinación que sobre mí ejercía el sonido big band era muy especial. Al decantar mis preferencias con los años, me he inclinado entusiasta y decididamente por el sonido que ahora difundo a través de mi Neo Big Band. Mi amigo, Andrés Briceño, docente del Sistema Nacional de Orquestas y director de la Simón Bolívar Big Band Jazz, me ayudó a conformar la orquesta.
Además de ser cantante de probadas condiciones vocales e interpretativas, Simón López es también un emprendedor con buen olfato para detectar lo que pueda ser atractivo en el cada vez más dinámico negocio de la música. De allí los buenos resultados obtenidos por su agrupación.
-He trabajado mucho en Venezuela, Francia, Italia, Colombia, República Dominicana y México, así como en Estados Unidos, en eventos públicos y privados y en grandes festivales del género. Han sido más de 200 presentaciones en estos cinco años. Para sorpresa nuestra, el proyecto gustó mucho más de lo que habíamos previsto. A estas alturas estoy muy satisfecho con los resultados, nunca pensé que la receptividad pudiera haber sido tan contundente, lo que nos ha animado a grabar no uno, sino dos discos, que ya estaban listos cuando se presentó la emergencia del coronavirus, pues los grabamos entre 2016 y 2018 entre Caracas y Miami, pero que lanzaremos simultáneamente a finales de mayo o principios de junio, vía descargas en Spotify y más adelante en físico.
El cantante trabajó intensamente en la producción de estos dos discos de la Simón López y su Neo Big Band, que así se llama la orquesta, “con el decidido e invalorable apoyo de Andrés Briceño como director musical, para así garantizar un sonido todo lo potente y vigoroso que requiere una grabación de esta envergadura”.
-¿Qué repertorio incluyeron?
-El repertorio es atrayente, con temas de permanente vigencia, como New York New York, The way you look tonight, Call me irresponsible, For once in my life, The lady is a tramp, Fly me to the moon, I got you under my skin, My way y All of me, entre otros que son auténticos emblemas de esta potente expresión rítmica. Básicamente, es una muy representativa selección de los temas clásicos que componen nuestro repertorio habitual. También puedo anunciar que ya estamos trabajando en la producción de nuestro tercer disco.
-¿En qué consistirá?
-Será de canciones latinoamericanas versionadas en big band, algo inédito. Estamos preparándolo concienzudamente. Allí incluiremos, por supuesto, creaciones de compositores venezolanos, como Chelique Sarabia, Simón Díaz y Aldemaro Romero, las que más puedan adaptarse a este sonido. Nuestros dos primeros discos son en inglés, pero este sería en español.
Por lo que se aprecia, el optimismo del cantante, de cara al futuro y en plena crisis del Covid-19, no puede ser más patente.
Dispuesto a consolidarse en el ámbito musical que tanto lo apasionaba, entre 1999 y 2007 fogueó cualidades vocales e interpretativas como cantante principal de Tártara, la popular orquesta que en aquella época animó incontables bailes en las noches caraqueñas. Su primera oportunidad discográfica como solista fue en la balada pop, con un álbum producido por Carlos Escalona y Juan Cristóbal Mancheño, del que sonó el tema Culpable, objeto de un videoclip que grabó en Miami con la actriz Gabriela Vergara.
Luego de la experiencia con Tártara, conformó su propia agrupación, el Sgrupo, hasta que en 2015 terminó de concretar un proyecto que ya acariciaba desde hacía tiempo, el de tener una banda inspirada en el sonido de las big band, esas orquestas que surgieron a mediados de la década de 1920 y que están indisolublemente ligadas a la expansión del jazz, aunque con el tiempo fueron abarcando otros géneros musicales en la misma línea, una fórmula de eterna vigencia.
-Siempre me gustó este género y todos los ritmos que se le asocian, como el jazz y el swing -dice al explicar cómo alguien tan joven pudo haberse sentido atraído por esta modalidad musical-. Desde muy pequeño soy un apasionado de Frank Sinatra, Tony Bennett, Nat King Cole, Paul Anka, Lena Horne, Ella Fitzgerald y otros de sus exponentes, todos verdaderos clásicos. Por mi familia, he estado rodeado de música siempre, y entre todas las cosas que escuchaba la fascinación que sobre mí ejercía el sonido big band era muy especial. Al decantar mis preferencias con los años, me he inclinado entusiasta y decididamente por el sonido que ahora difundo a través de mi Neo Big Band. Mi amigo, Andrés Briceño, docente del Sistema Nacional de Orquestas y director de la Simón Bolívar Big Band Jazz, me ayudó a conformar la orquesta.
Además de ser cantante de probadas condiciones vocales e interpretativas, Simón López es también un emprendedor con buen olfato para detectar lo que pueda ser atractivo en el cada vez más dinámico negocio de la música. De allí los buenos resultados obtenidos por su agrupación.
-He trabajado mucho en Venezuela, Francia, Italia, Colombia, República Dominicana y México, así como en Estados Unidos, en eventos públicos y privados y en grandes festivales del género. Han sido más de 200 presentaciones en estos cinco años. Para sorpresa nuestra, el proyecto gustó mucho más de lo que habíamos previsto. A estas alturas estoy muy satisfecho con los resultados, nunca pensé que la receptividad pudiera haber sido tan contundente, lo que nos ha animado a grabar no uno, sino dos discos, que ya estaban listos cuando se presentó la emergencia del coronavirus, pues los grabamos entre 2016 y 2018 entre Caracas y Miami, pero que lanzaremos simultáneamente a finales de mayo o principios de junio, vía descargas en Spotify y más adelante en físico.
El cantante trabajó intensamente en la producción de estos dos discos de la Simón López y su Neo Big Band, que así se llama la orquesta, “con el decidido e invalorable apoyo de Andrés Briceño como director musical, para así garantizar un sonido todo lo potente y vigoroso que requiere una grabación de esta envergadura”.
-¿Qué repertorio incluyeron?
-El repertorio es atrayente, con temas de permanente vigencia, como New York New York, The way you look tonight, Call me irresponsible, For once in my life, The lady is a tramp, Fly me to the moon, I got you under my skin, My way y All of me, entre otros que son auténticos emblemas de esta potente expresión rítmica. Básicamente, es una muy representativa selección de los temas clásicos que componen nuestro repertorio habitual. También puedo anunciar que ya estamos trabajando en la producción de nuestro tercer disco.
-¿En qué consistirá?
-Será de canciones latinoamericanas versionadas en big band, algo inédito. Estamos preparándolo concienzudamente. Allí incluiremos, por supuesto, creaciones de compositores venezolanos, como Chelique Sarabia, Simón Díaz y Aldemaro Romero, las que más puedan adaptarse a este sonido. Nuestros dos primeros discos son en inglés, pero este sería en español.
Por lo que se aprecia, el optimismo del cantante, de cara al futuro y en plena crisis del Covid-19, no puede ser más patente.
-A pesar de lo que está pasando con la pandemia, creo que el mundo va a cambiar positivamente. La música no parará, sino que se va a repotenciar. Y lo estamos viendo ahora, con tantos cantos de solidaridad que han venido surgiendo en apoyo a la lucha contra el virus. Por cierto, acabo de hacer un tema muy interesante. Me llamaron de República Dominicana para grabar desde mi casa la voz solista de un video con la canción The way you look to night, con los músicos de una orquesta de ese país, llamada Big Band Jazz Show, cada uno tocando desde su lugar de cuarentena. Me conocían via WhatsApp y quedé gratamente sorprendido, tanto por la invitación como por los resultados que obtuvimos. El video ya está en YouTube.
@aquilinojmata
Siguenos en
Telegram,
Instagram,
Facebook y
Twitter
para recibir en directo todas nuestras actualizaciones