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Miguel Marcotrigiano: “Los cursos virtuales son una forma de comunicación distinta”

Con “Palabra de mujer”, el poeta y crítico literario se cambia al formato digital debido a la cuarentena. Desde hace cuatro años empezó a prepararse en las nuevas tecnologías

  • MARITZA JIMÉNEZ

07/04/2020 01:00 am

Si la educación en línea venía imponiéndose por razones de comodidad y tiempo en la vida contemporánea, después de la emergencia del coronavirus el uso de la tecnología digital en el aprendizaje es una obligación a la que tienen que recurrir empresas e instituciones para no desaparecer por razones del aislamiento social que la enfermedad impone.
 
Es lo que ha hecho el poeta y crítico literario Miguel Marcotrigiano con Palabra de mujer, uno de sus exitosos talleres que tuvo que mudarse al formato digital para poder seguir con sus originales citas literarias en la Fundación La Poeteca de Caracas, a las que asiste con regularidad un numeroso público ávido de escuchar las orientaciones y novedosas perspectivas de análisis de nuestras letras de este escritor que ha hecho de la literatura su razón de vida.
 
Nacido en Caracas en 1963, Marcotrigiano es egresado de la Escuela de Letras de la Universidad Católica Andrés Bello, donde inició su actividad docente en 1990, y tiene un Magister en Literatura por la UCV. Cursó estudios de postgrado en la Universidad de Salamanca, y su obra literaria comprende unos 12 títulos, la mitad de ellos dedicados a su propia obra de creación, y el resto estudios y ensayos sobre la poesía venezolana, entre los que resaltan sus análisis de nuestra producción poética de los años 90, o el tema del suicidio en nuestras letras.

Además de investigador, corrector, asesor literario y fundador del sello MyM Libros, Marcotrigiano ha hecho de los talleres de poesía una actividad independiente, en la que destaca por la originalidad de sus enfoques y lecturas.

-Como mi profesión es la docencia, declara, he transferido mi aprendizaje en ese campo al de mis talleres de poesía. Mi preocupación principal reside en que los aspirantes a la escritura del poema se formen de manera más profesional en este campo, que se presenta como un oficio o un interés muy personal. Por ello mis talleres contienen una fuerte carga de reflexión y comprensión no solo de las herramientas sino de formación teórica.

Pero, aunque está consciente de la importancia de la presencia física del coordinador en estas actividades, hace más de cuatro años empezó a prepararse para las clases virtuales, de manera que esta imposición fortuita de los cursos a distancia no lo agarra desprevenido.
 
“En Venezuela empezamos a migrar al mundo digital desde hace tiempo, y yo he estado especializándome, en la medida de lo posible, en la enseñanza a distancia. Hace cuatro años di mis primeros pasos formales en este sentido, aprendiendo a diseñar mis aulas virtuales, en las que utilizo diferentes recursos que ofrece la web, como lecturas digitalizadas, libros en pdf, ejercicios y tareas para el autoaprendizaje, videos, audios, esquemas, resúmenes, para llegar mejor a los participantes de mis cursos”.
 
-¿Cuántos talleres ha dictado?
-Mis talleres de poesía provienen de 1990, cuando asumí el Taller de Poesía UCAB, en la Escuela de Letras. Allí coordiné más de 25 cursos anuales. Últimamente he dictado mis cursos presenciales en La Poeteca y algunos por mi cuenta en otros espacios. Los últimos talleres han sido “Poesía de fin y comienzo de siglo en Venezuela”, “Poetas fundamentales venezolanos”, “Curso de iniciación a la poesía”, “Ejercitando el músculo de la poesía”, “Palabra de mujer” (que debimos migrar al ámbito digital por la contingencia que hoy vivimos) y, a finales de abril, comenzaré “Pensar el poema”, una lectura de poéticas y textos reflexivos de grandes autores (Poe, Rilke, Eliot, etc). Este último, por cuenta propia.

Aunque la educación virtual, a su juicio, no suplanta la educación presencial, piensa que hay que adaptarse a la nueva situación, y hace dos años empezó formalmente sus cursos en línea, valiéndose de la web cam y el audio, para asegurar su presencia virtual como docente, pues esto, considera, afecta sensible y positivamente al estudiante. “He tenido participación de interesados de Venezuela, pero también desde Chile, Argentina, Brasil y, en menor medida, España”, afirma.

-¿Qué programa usa para conectarte con sus estudiantes?
-Como aula virtual utilizo Google Classroom porque es amigable. Esta herramienta se usa en diferentes niveles educativos: desde la primera enseñanza, pasando por los estudios medios (o bachillerato) y, por supuesto en los estudios superiores. Generalmente las instituciones diseñan sus propios programas para ello, pero en la web hay muchos disponibles al alcance de los dedos.

-¿Qué opina de esta situación y cómo cree que cambiará nuestras vidas?
-Esta situación es eso, simplemente, una novedad que nos toca vivir y asumir. A mí, como a todos, me tomó por sorpresa y comprendí que todo lo que había hecho y practicado había sido para llegar a un momento como el actual. Aprovecho lo aprendido y tomo esto como un aprendizaje más.

Añade que muchos centros de enseñanza, formal o informal, se han visto en la necesidad de dar el salto: “Vamos a lo virtual”, enfatiza. “Esto es positivo. Lo negativo está en la improvisación y en el apego a modelos anquilosados que no se ajustan a lo virtual. Los maestros, profesores y directivos piensan que tan solo se trata de dar una clase con formato presencial a través de la red. Esto es un grave error. Estamos ante una forma de comunicación distinta, con sus propias características y que precisa de un docente que se prepare constantemente y venza antiguos paradigmas”.

Y agrega: “Pienso que, como toda crisis, esta traerá cambios positivos en los individuos, los hará más responsables y autosuficientes. La poesía es, para mí, una forma de pensamiento, y exige mucha lectura, preparación y, sobre todo, responsabilidad. No es un juego, puesto que se manejan energías delicadas y el poeta debe conocer bien lo que han puesto en sus manos”.

Obra literaria
Concierto vegetal a la luz de la luna (1991, Ediciones Mucuglifo).
El mismo juego. Poesía (1994, Ediciones Mucuglifo).
Dípticos” (1995).
Las voces de la hidra. La poesía venezolana de los 90 (2002, Ediciones Mucuglifo).
Ocurre a diario. Poesía reunida. 1991-2005.
Esta sombra que nos habita (2005, La Casa Tomada).
Epitafio del fuego. Encuentro de poetas iberoamericanos. Homenaje a José Emilio Pacheco (2006, Edifsa).
30/50. Antología de los poetas venezolanos y la Ucab.
Poesía y suicidio en Venezuela. (2012, Celarg).
La soledad del náufrago (2012, Ediciones BID).
Fosa común (Poesía, 2015. Ediciones del Movimiento).
La meditación (Poesía, 2017, Lector Cómplice).
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