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Luis Enrique Belmonte: "La poesía es una necesidad antropológica"

LP5 publicó en Chile una antología de su obra y el viernes presenta en Madrid su novela "Archeus" con Libros del Fuego

  • MARITZA JIMÉNEZ

26/01/2020 01:00 am

Cuando me da por caracol (Mucuglifo, 1996) fue un libro que marcó sin duda la memoria y seguramente el decir de quienes tuvieron la fortuna de leer aquella extraña joya.

"Uno de los poetas más destacados de la década", señaló la crítica seria, aunque él hoy se sorprenda de esa afirmación, refrendada por los premios Fernando Paz Castillo -obtenido ese mismo año-, Adonais (España, 1998) y la Medalla Internacional de Poesía Vicente Gerbasi 2014, amén de la traducción de sus libros al inglés, alemán, portugués, árabe y hangul, la lengua coreana.

Radicado desde hace dos años en Guadarrama, España, la editorial chilena LP5 acaba de publicar una antología de su obra, y este jueves presenta en Madrid su novela Archeus, con Tierra del Fuego.

Poeta, narrador, ensayista y violinista, Luis Enrique Belmonte (Caracas, 1971) comparte el oficio de la escritura con el ejercicio de la medicina psiquiátrica y la psicoterapia. Médico cirujano egresado de la UCV (1996), con especialización en Psiquiatría Clínica por la ULA (2004) y estudios de Bioética e Historia de las Ciencias en Barcelona, España, además de Cuando me da por caracol, ha publicado Cuerpo bajo lámpara, Inútil registro, Paso en falso, Salvar a los elefantes, Pasadizo. Poesía reunida 1994-2006 y Compañero paciente.

-En los años 90 Ud. fue considerado uno de los jóvenes poetas más destacados con Cuando me da por caracol. ¿Qué ha ocurrido desde entonces con su poesía?
"Recuerdo con mucha alegría ese libro. Fue como una fiesta. Surgió del taller de nuestro querido Alfredo Silva Estrada. Se fue escribiendo mientras terminaba los estudios de medicina. Tú, sin conocerme personalmente, recomendaste su publicación a la editorial Mucuglifo, en Mérida, por cierto. Yo no tenía la noción de que era un "joven poeta destacado", ni nada por el estilo. Sólo sabía que algunos amigos celebraban mi poesía, porque de alguna manera se veían metidos ahí. Temas e imágenes compartidos al fragor de los primeros asombros. Además, fue una edición muy limitada que circuló por caminos verdes. En aquella época no existía la amplificación mediática que podemos apreciar ahora. Era como un asunto secreto. La poesía en mí es una presencia continua, como una predisposición, el lado por donde uno cojea.

-A partir de Cuando me da por caracol -continúa- se han sucedido varios libros de poesía publicados, dos novelas, tres discos, un silencio (no forzoso) de nueve años y un cuaderno de poemas inédito, escrito recientemente. Aparte, y por delante, la vida y sus azares. Mi poesía, creo, se ha vuelto menos imaginativa y más antropológica. Pero yo no tengo la objetividad para juzgar eso. No soy lector de mi poesía publicada.

-Coincidencialmente, al igual que Slavko Zupic, quien una década antes destacó como promesa narrativa en el país, Ud. sigue estudios de Psiquiatría. ¿Qué relación encuentra entre ésta y la poesía?
"La poesía tiene relación con todos los oficios humanos. Desde las matemáticas puras hasta la apicultura, pasando por la zoología y el estudio del subsuelo. Estoy convencido de que la poesía es una necesidad antropológica, porque es lo que conecta y a la vez es la conexión en sí misma. El arte poético desarrolla la capacidad de sugerir, de conectar, de abrir espacios mentales. Pero a primera vista parece una relación difícil, casi irreconciliable. Las relaciones entre medicina y literatura son más evidentes. Pero con la psiquiatría no parece tan clara esa relación, sobre todo si tomamos como referencia un paradigma de la psiquiatría que la emparenta con el control coercitivo sobre lo irracional, una psiquiatría correctiva o punitiva. Pero los tiempos para la psiquiatría están cambiando. Yo te podría decir entonces que el trabajo psicoterapéutico y la poesía, por ejemplo, tienen en común que su vehículo de transmisión es la palabra. El hombre y la palabra. O que ambas son reveladoras de la psique. La psiconáutica, sí, eso sería lo que tienen en común poesía y psiquiatría.

-¿Cuándo y por qué se marcha de Venezuela?
Me marché hace casi dos años. Progresivamente, fui sintiendo que me estaban echando del país, y que no había espacio para mí.

-¿Cómo ha sido su estadía en España?
-Trabajo como psicoterapeuta, investigo, callejeo, escribo. Debo decir, agradecidamente, que España ha sido generosa conmigo. Lo primero que hice cuando llegué a Madrid fue saludar a la Dama de Elche, que está en el Museo Arqueológico. A lo mejor tiene que ver con eso.

-¿Cómo ve a Venezuela, política y culturalmente?
-Tengo la sensación de que estamos en una trampa. La polarización nos ha hecho muchísimo daño. La convivencia cultural, que pasa por el intercambio y la tolerancia, está severamente afectada, por no decir fracturada. Es peligroso esto. Funciona la lógica literal y opresiva de los bandos confrontados. El maniqueísmo es deshumanizante: omite los matices, las zonas de connivencia, la escala de grises. Pero la polarización no fue un decreto, ni es reciente. Todos hemos contribuido de alguna forma. Siempre será más fácil descalificar al otro que indagarlo. La polarización impregnó los espacios culturales, y de una manera especial el campo literario. En otras áreas de la cultura (como la música o el deporte, por ejemplo) no se destila tanta bilis y enjundia.

-Quizás -añade- pueda ser sintomático de las constantes agresiones al individuo que se perpetran a diario desde hace muchos años. La rabia, la frustración, el revanchismo, las fantasías sádico-vengativas. El odio, pues. La siembra del odio. Sin embargo, la resistencia cultural a todo esto es irreversible. Una cultura de abajo, conectiva, autogestionada, insubordinada, independiente de los poderes fácticos e impermeable a sus discursos tóxicos. Es lo que nos está salvando.

-¿Qué está escribiendo actualmente?
-Tomo notas para un ensayo sobre la higiene privada, un proyecto que tengo desde hace tiempo, y que tiene que ver 

Poema
Cuando me da por caracol

Cuando me da por caracol
ando echando maldiciones
atodo lo que se me atraviesa

Cuando me da por caracol
digo sí queriendo decir no
abro la boca y me sale Mesopotamia
tigres eufrates
se decepcionan de mí

Estar caracol es aparatoso
salen ciempiés ebrios
trazando una marcha complicada
que enreda las cosas simples
y las vuelve pulpos atormentados
cuando me da por caracol

Una muchacha con lentes de marciano
pregunta en la librería
por un libro que trata
sobre la Teoría del Caos.

Entonces tentáculos de pulpo escarbando el estómago
ruleta desbocada en la cabezaTtmblor en las piernas
todo listo para que agarre su pescuezo limpio
y suenen sus vértebras cervicales
como la carrocería de un autobús destartalado
u se compruebe así la Teoría del Caos

Pero no puedo
me sale una sonrisa de corroncho asustado
porque me da por caracol
y es un peligro que me dé por ahí
las palomas de la plaza lo saben
por eso huyen despavoridas
cuando me acerco a ellas
cuando me da por caracol

De Cuando me da por caracol (1994)

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