Al Louvre llega una escultura ingrávida de Elías Crespin
"L'Onde du Midi", del artista venezolano, se mostrará en el museo parisiense
Desde mañana, las personas que circulen por el ala Sully de la primera planta del Museo del Louvre, en París, se toparán en lo alto de la escalera meridional con una obra cinética de sutiles movimientos y coreografía hipnótica. Se trata de L'Onde du Midi (La onda meridional), pieza realizada por el artista venezolano Elías Crespin y constituida por 128 tubos metálicos colgados de hilos movidos por 256 motores.

Así, Crespin (Caracas, 1965) se suma a una tradición seguida por los responsables de una de las instituciones museísticas más importantes del mundo: dar cabida al arte contemporáneo en un templo consagrado mayormente al arte anterior al Impresionismo. Charles Le Brun y Eugène Delacroix, Georges Braque, Anselm Kiefer, François Morellet, Cy Twombly y ahora Elías Crepin, engalanan techos, galerías y escaleras del Louvre con un entorno de arte para el arte.
L'Onde du Midi se inscribe dentro de la categoría de Plano Flexionante y sus 128 tubos cilíndricos metálicos alineados paralelamente están suspendidos en el aire por hilos transparentes, que dan a la pieza una cualidad celestial y aérea. Se trata de una escultura móvil que abarca un plano horizontal rectangular de 9,5 metros. Al moverse por la acción de los motores programados informáticamente, la obra da la impresión de desafiar las leyes de la gravedad y extiende su amplitud entre 4 y 4,5 metros. Gracias al ritmo, cuyas secuencias han sido establecidas mediante algoritmos numéricos, la escultura ejecuta una danza ondulante con la lentitud justa para llevar a la contemplación y a la embriaguez visual.

La obra será expuesta desde mañana en el ala Sully Visuel Pascal Maillard
Ante la obra de Crespin, que se inaugura a propósito del 30 aniversario de la Pirámide del Louvre, "el espectador se ve sumergido en una danza lenta y grácil de formas infinitas e impredecibles. Su aleatoria configuración espacial sorprende sin parar, mediante formas que se expanden, se aplanan y se difractan; pasando del orden al caos, de lo simple a lo complejo. La escalera meridional se transforma así en el escenario de un silencioso ballet, cuya función brinda un alto en el camino del visitante", reza el comunicado del Louvre.
De nuevo, el artista venezolano une arte y ciencia para crear belleza y, también, para que el público se replantee los conceptos de forma, espacio, movimiento y tiempo. "Soy sensible a la sensualidad y a la percepción de las cosas, como puede ser apreciar una bonita puesta de sol. Pero también hay cosas complejas que me interesan: las funciones, las propiedades de un círculo o de un triángulo, el trazado que puede resultar de una determinada relación matemática", dice Crespin, residenciado desde 2008 en París y representado por la galería Denise René.
Siguenos en
Telegram,
Instagram,
Facebook y
Twitter
para recibir en directo todas nuestras actualizaciones