Espacio publicitario

Valeria Bergalli: “Los libros siempre se han mirado con sospecha”

La editora argentina, quien vive desde finales de los años ochenta en Cataluña, fundó hace veinte años la Editorial Minúscula

  • DULCE MARÍA RAMOS

15/12/2019 01:00 am

Valeria Bergalli nació en Buenos Aires. Aunque estudió antropología, vivió en una familia muy bohemia. Su primera relación con los libros empezó cuando tenía cinco años, y se mudó tantas veces que la literatura se convirtió en su compañera de viaje. Otra gran influencia fue la de su abuelo materno, al que todas las tardes veía dibujar cómics e ilustraciones: “Cuando llegan las cajas de libros a la editorial, tengo la misma sensación de niña, cuando acompañaba a mi abuelo a dejar sus dibujos en el correo y días después llegaban a la casa transformados en libros”.

Bergalli asume que su cuerpo está conformado por dos almas, una que vivió la cultura en su máxima expresión gracias a la familia de su madre, muy lectora y aficionada al cine y el teatro; su otra alma es más intelectual y racional gracias a su padre, dedicado al mundo académico.

Hace dos décadas fundó la Editorial Minúscula, cuyo catálogo está conformado en casi 80% por traducciones, y en los últimos años ha publicado a escritores latinoamericanos como Nona Fernández, Aniela Rodríguez y Gonzalo Maier, entre otros. Para Bergalli fue un reto emprender su proyecto editorial: “Era consciente de mis limitaciones: mujer, extranjera, tener una editorial independiente, pero siempre intenté en concentrarme en el libro como objeto cultural y no en los obstáculos”.

-Si bien no quiso estudiar literatura, ¿cómo fue enfrentarse a su familia con la idea de tener su propia editorial?
-Mi familia se quedó bastante extrañada cuando les dije que iba a crear una editorial. Pude empezar porque mi abuelo materno había fallecido y me había dejado un dinero. Yo fue muy cauta y me enfoqué en el plan empresarial, lo hice con unos cálculos súper pesimistas, invirtiendo en lo mínimo y auto-explotándome al máximo. Al principio tuvimos mucha suerte, los primeros tres años fueron extraordinarios, eso permitió que pudiéramos reinvertir y seguir adelante. Hoy tenemos una base lectora que nos ha ido acompañando estos veinte años. La angustia es permanente, la parte financiera es siempre una preocupación constante.

-¿Cómo se ha visto el fomento y la promoción de lectura en España?
-Muy distinto que en América Latina, cuyo problema no es la falta de lectores, es la inestabilidad económica y que los libros son muy caros. En cambio en España, los porcentajes de lectura no avanzan, están estancados. El problema de lectura en España es un asunto educativo, no se apuesta todo lo que se tiene que apostar por la lectura en los colegios. La otra cosa es que España tiene la historia que tiene, fueron cuarenta años de dictadura, la raíz de la inquisición, los libros siempre se han mirado con sospecha y muy pocas veces han ocupado el centro de la escena cultural. Si comparas la sociedad española con la francesa todo gira alrededor del libro. En España sólo se habla de un libro si está muy vinculado al tema del día o si el autor tiene un nombre por motivos extraliterarios y eso le permite salir en la televisión para promocionar sus libros.

-Ante esto, ¿por qué arriesgarse con una editorial independiente?
-Nuestra estrategia fue siempre distinguirse, intentar no hacer nada parecido a lo que hacen los grandes. De ahí el formato de los libros, las portadas, el tipo de literatura por la que apostamos, no organizamos las colecciones por géneros porque los libros más interesantes hoy son los híbridos. Fue un trabajo de hormiguita y de lectores satisfechos con la experiencia de lectura de nuestros libros. Sencillamente, hemos ido ganando lectores de uno en uno, siempre un libro lleva a otro libro y cada lector poco a poco va configurando su propia biblioteca.

-Como editora, ¿ha publicado sus libros o autores soñados?
-Sí. Uno es Victor Klemperer y su libro LTI. La lengua del Tercer Reich, lo leí a los dieciocho años y me marcó muchísimo. Otro sueño realizado fue publicar a las escritoras Marisa Madieri y Shirley Jackson, también a Annemarie Schwarzenbach, que no se conocía en el habla castellana, pero sí en Alemania, Italia, Francia…, una mujer que murió a los treinta y cuatro años, que perteneció a una familia muy rica en Suecia, que además era conservadora y pronazi; ella fue todo lo contrario, progresista y que vivía su lesbianismo de manera muy desenvuelta. Si me pregunta desde el terreno de lo imposible, hubiera querido publicar Pedro Páramo de Juan Rulfo, es para mí un libro maravilloso.

-¿Qué opina del repunte que han tenido las escritoras en el mercado editorial?
-Me parece fantástico. En nuestro catálogo de hecho tenemos muchas escritoras. En mi caso, tratando de buscar un lugar en el mundo, siempre he leído a escritoras mujeres, fue algo que vino de manera muy natural, muy orgánica. Espero que esta tendencia se mantenga. Como lectora es interesante leer que alguien antes de ti ha puesto en palabras tus inquietudes, malestares, miedos, paranoias y reflexiones.

-En los últimos años Minúscula se ha interesado en publicar voces latinoamericanas.
-Siempre quise trabajar con esos autores, la editorial se dio conocer por traducciones, pero no encontraba textos que me convencieran, y de repente hace cinco o seis años me llegaron tres propuestas muy distintas entre ellas y decidí darles un espacio, coincidió que dos de sus autores eran latinoamericanos: el chileno Gonzalo Maier y la argentina Paula Porroni.

“Desde hace tiempo venía observando que los escritores latinoamericanos jóvenes se deben a la literatura, son grandes lectores y no se preocupan tanto por quién leerá sus textos; a diferencia de los españoles, y quizás estoy generalizando, pero creo que en los escritores españoles hay un grado más de conciencia sobre el receptor de sus manuscritos y eso hace que no se arriesguen tanto a experimentar. También publicamos Nona Fernández, en fin, poco a poco iremos incorporando cada vez más”, agrega.

-¿Cuál debería ser el perfil de un buen editor?
-Aquél que establece un diálogo con los autores y los lectores. Además de defender una postura ante el mundo y ante la literatura. Preguntarse: ¿Qué apuesta literaria quiero defender?

-Y como lectora, ¿qué busca en la literatura?
-Busco aquellos libros que me sorprendan, en el fondo ya lo ha descubierto antes un editor, un librero, pero como lectora me gusta esa sensación de descubrimiento que es el mismo que también busco con los manuscritos que leo y quiero publicar.

-Y finalmente, ¿cómo es la ventana por donde mira Valeria Bergalli?
-Muy literaria y con mucho espacio para la ensoñación.

@DulceMRamosR
Siguenos en Telegram, Instagram, Facebook y Twitter para recibir en directo todas nuestras actualizaciones
-

Espacio publicitario

Espacio publicitario

Espacio publicitario

DESDE TWITTER

EDICIÓN DEL DÍA

Espacio publicitario

Espacio publicitario