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Judith Castillo: "Competí en Miss Universo sin ningún apoyo del Miss Venezuela"

Al renunciar Elluz Peraza a la corona en 1976, como primera finalista ocupó su lugar y fue al certamen internacional en Hong Kong, gracias al apoyo económico del presidente Carlos Andrés Pérez

  • AQUILINO JOSÉ MATA

08/12/2019 01:00 am

“Yo quiero, yo puedo, yo lo hago”. Con esta frase Judith Castillo describe su actitud ante los retos que le ha presentado la vida. Tener la voluntad, la aspiración de lograr algo y trabajar por ello ha sido su santo y seña. Así lo pensó cuando se inscribió en la edición 1976 del certamen de Miss Venezuela, con el propósito, no de ganar la corona, sino de quedar de primera finalista, el lugar que le permitiría ir al certamen de Miss Mundo, que era realmente su sueño. Pero lo que nunca se imaginó es que la titular de la corona, Elluz Peraza, renunciaría por amor al cetro a menos de 24 horas de haber sido electa, por lo cual Judith, como virreina, ocuparía su lugar y, en vez de ir a Londres, para optar al título que deseaba, tendría que viajar a Hong Kong a representarnos en el Miss Universo.

-Me cambió mucho los esquemas -recuerda con lujo de detalles-. Mi plan era otro, pues como iba al Miss Mundo tenía seis meses para prepararme, de mayo a noviembre. Pero al tener que asumir como Miss Venezuela 1976 por la renuncia de Elluz Peraza, me tocaba era ir al Miss Universo, que se celebraría en junio; es decir, que contaba apenas con un mes de preparación. No tenía nada listo, ni maletas ni vestuario. Conseguimos la ropa con amigas y amigos de mi mamá, me ayudaron las fábricas de ropa del centro de Caracas. Todos ellos me armaron las maletas. Como el concurso sería en Hong Kong, hablé con un tío político, que era chino y estaba en ese momento Venezuela, y con él aprendí frases y expresiones con las que pudiera desenvolverme y pronunciarlas fonéticamente, así como escribirlas correctamente en chino. Eso causó mucha sorpresa allá. Nadie tenía en mente que una candidata latinoamericana podría tener esas herramientas para hacerse entender en el idioma de ellos. Eran frases cortas, fragmentadas, de las cuales me valía siempre, como saludos, echaderas de broma y expresiones de cortesía. Fue el día de la elección cuando vi que era el momento apropiado para lanzarme con el speech completo en chino durante mi presentación. Me lo sugirió el animador Bob Barker, en ese preciso momento del concurso.

Tuvo tanto impacto la simpatía y el arrojo de la venezolana, que casi se trae la corona. Quedó de primera finalista, solo superada por la israelí Rina Messinger. Una historia que vale la pena recordar hoy, cuando otra venezolana, Thalia Olvino, defenderá los colores de nuestro país en la ceremonia 2019 de Miss Universo, a celebrarse esta noche en Atlanta Georgia, Estados Unidos, para lo cual cuenta con el respaldo de la Organización Miss Venezuela, algo que en su momento no tuvo Judith Castillo, por paradójico que parezca:

-A mí no me dieron nada -relata Judith-. Ni siquiera el pasaje, pues lo daba la Organización del Miss Universo, que lo mandaba a los organizadores del certamen de aquí para que se lo dieran a la ganadora. Sucedió cuando, como Miss Venezuela, hice la visita acostumbrada a Miraflores. Allí el Presidente Carlos Andrés Pérez me preguntó cuándo me iba a Hong Kong y con quién. Yo le dije que aún no lo sabía porque no me habían entregado el boleto aéreo, entonces él mandó a llamar a la Organización para pedir que se lo mandaran allí para entregármelo. Además, prometió sufragar los pasajes aéreos y los gastos de alojamiento para mi mamá y mi abuela, que habían ido conmigo al palacio presidencial, para que me acompañaran, pues “una menor de edad no podía viajar sola”. Entonces le hicieron llegar el pasaje con el itinerario del viaje.

-¿No la acompañó nadie del Miss Venezuela en ese viaje?
-Nadie. Es que allí no me querían, eso lo sabía todo el mundo. Su candidata era Elluz Peraza y como ella renunció me dejaron a mi suerte. La organización no hizo nada de nada por mí. Ellos me detestaban.

-¿Tuvo que ver en ello Osmel Sousa?
-No, porque en ese momento el Miss Venezuela era de otros propietarios, Edwin Acosta Rubio y Dafne Acosta Rubio. Osmel no era de la organización, sino que por su cuenta se encargaba de preparar todos los años a una de las candidatas, que en este caso era Elluz Peraza.

-¿Cómo fue su llegada a Hong Kong?
-Llegué con tres semanas de anticipación. Mi mamá y mi abuelita viajaron en clase turista y se alojaron en un hotel cercano de donde me encontraba, con todos sus gastos a cuenta de Carlos Andrés Pérez y su esposa Blanquita, de ellos en lo personal, no por parte del Estado. Ellos asumieron todos sus gastos: comidas, pasajes, estadía y regreso.

-¿Ya era adeca entonces?
-Ya hacía rato que era adeca (ríe), por una cuestión de familia; pero ¡ojo!, eso no tuvo que ver con esto. Carlos Andrés nunca me preguntó si tenía o no militancia política. Su ayuda fue porque sostenía que del país no podía salir ninguna menor de edad sin compañía de sus representantes.

-¿Cambiaron de actitud los organizadores del Miss Venezuela, luego de quedar como primera finalista en Miss Universo?
-Me fueron a buscar al aeropuerto, organizaron una rueda de prensa y empezaron a ganar laureles con escapulario ajeno. Yo tenía un contrato de trabajo con ellos: fui a algunos desfiles como modelo, hice comerciales de televisión y participé en eventos de Venevisión. Me pagaban una mensualidad en mi carácter de Miss Venezuela. El contrato era por tres años, pero logré que lo redujeran a un año. Incluso, no me querían dar el vehículo que me correspondía como ganadora del certamen, pretendían quedarse con él, pero finalmente me lo dieron. Ni una despedida me hicieron cuando terminé mi reinado.

-¿Cómo fue su relación con Elluz Peraza?
-Fue buena durante el certamen, sin inconvenientes. Después de su renuncia no nos vimos más nunca.
 
-¿No volvió a tener contacto con el Miss Venezuela?
-La única vez fue en 1999, ya con Osmel como presidente del concurso, cuando me invitaron a ser jurado. Y este año 2019, que también fui jurado a instancias de la nueva administración del certamen.

-¿Su mejor recuerdo como Miss Venezuela?
-Mis recuerdos como Miss Venezuela no son muy buenos que digamos. Lo único que reivindico fue haber ido a Miss Universo y el buen papel que desempeñé allí, pues me permitió descubrir mi capacidad, mi temple, mi disciplina y tenacidad para lograr lo que me propongo. Fue como un santo y seña que me ha servido muchísimo a través del tiempo.

-¿Qué hizo después de entregar la corona?
-Me terminé de graduar de bachiller, presenté los exámenes por secretaría y poco después me salió mi cupo universitario en la Facultad de Medicina de la UCV. Hice el ciclo básico de dos años, pero estaba tan entregada a mis estudios, que llegué a pesar 35 kilos y por prescripción médica tuve que dejarlo. Llegaba en la mañana y me quedaba en los dos turnos de la carrera, todo el día, además de las guardias voluntarias en el Clínico y otros hospitales. Me alimentaba de café con leche y sandwichs. Mis profesores me recomendaron parar porque mi salud se resentía. Luego decidí estudiar Derecho en la Universidad Santa María y allí me gradué.

"Después de graduada -prosigue- empecé a trabajar en el Grupo 1BC, empresa propietaria de Radio Caracas Televisión, formando parte de su plantilla de abogados. Más tarde me especialicé en propiedad intelectual. Eso fue en 1988, pero ya desde 1980 era también animadora de todos los especiales del canal y era su imagen institucional". 

-¿Qué le dejó su actividad televisiva?
-Como animadora tengo los mejores recuerdos. Aprendí mucho, conocí a los más grandes artistas internacionales, como La Toya Jackson, Cheo Feliciano y José Feliciano, entre muchos otros, a quienes presenté en vivo. También a relevantes figuras nacionales cuando eran unos jojotos, cuando no tenían todavía la fama que luego alcanzaron, gente como Serenata Guayanesa, Ilan, Yordano, Daiquirí y Franco de Vita. Formé parte, como presentadora, de la época dorada de la televisión venezolana, con Guillermo González y Belén Marrero. Hicimos los programas del Anticanceroso, Viva la Juventud, Cita con las Estrellas, los programa del Dividendo Voluntario para la Comunidad, alterné en Fantástico con Guillermito González y con Eladio Lárez y Nelson Bocaranda en Lo de Hoy es Noticia. Fueron años de intenso fogueo.

En 1997 se independiza y crea su propio escritorio, aunque seguía siendo abogada externa del Grupo 1BC. “Me casé en 1987 y tuve tres años de casada. En los años que siguieron me dediqué a la crianza de mis dos hijas, María Alexandra y María Fernanda. Quise estar cerca de ellas en ese período de crecimiento. Ahora ya están casadas y una ya me hizo abuela. Las dos viven en España. Me voy este fin de semana a pasar las navidades con ellas. Tengo todas las gratificaciones del mundo como madre, con dos hijas hermosas, buena conducta y estudiosas. Educarlas no fue difícil. Viajábamos los fines de semana con el Circo de Popy, donde yo era la animadora. Allí me dieron todas las facilidades para llevarlas. Ellas gozaban un mundo. Eran muy amigas de Carolina, la hija de Diony. Yo me las llevaba a las tres a los museos, parques y lugares de interés de los sitios que visitábamos.

-¿Sigue siendo adeca?
-Me niego a hablar públicamente de mis preferencias políticas. Eso sí, dejo bien claro que no estoy con el gobierno, sino cien por ciento en contra.

-¿Cree que las cosas cambiarán en Venezuela?
-Creo que sí, aunque solo si la gente trabaja para lograrlo, no quedándose sentada en su casa. Si lo que quieren es la ansiada libertad, hay que salir a la calle a buscarla.

-¿Un deseo para 2020?
-La libertad de Venezuela, en mayúsculas, entre signos de admiración, en negrillas y cursivas.

-¿Lo mejor que le ha pasado en la vida?
-Haber nacido en una familia matriarcal, donde los estudios eran prioritarios. Mi mama no permitía que nadie pasara con 10 diez puntos, sino con calificaciones más elevadas. Para ella la educación era lo más importante. En mi familia somos muy unidos. Mi mamá se llama Libertad, como lo que deseamos, y mi abuela se llamaba Victoria, como la que vamos a tener. Y yo me he debido llamar Revolución…

@aquilinojmata
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