En el show, la artista estará acompañada por Alberto Lazo en el piano, Carlos Rodríguez en el contrabajo y Nené Quintero en la percusión. 

-Es muy fácil porque hablar de canciones del alma es hablar de esas canciones que me han acompañado durante toda mi vida. Pero no porque las haya descubierto yo, sino porque vienen de antes, vienen de mi mamá, de mis padres, de mis abuelos y de todos los seres que he conocido a través de estos 76 años. Así que habrá canciones venezolanas y del acervo cultural latinoamericano, como por ejemplo La flor de la canela, de la gran Chabuca Granda. Temas que me han acompañado y que forman de ese ADN nuestro. 

-La salud de la música tiene que ver mucho con la salud de los países, y nuestro país no está bien. Pocos artistas van quedando en nuestro territorio. Nuestro territorio se ha vuelto inhóspito para el trabajo. La gente ha emigrado, sin contar ese gran grupo de la diáspora que se ha ido por una necesidad imperiosa de salir adelante, no ha resistido. Y luego, los que se han ido y no están hoy con nosotros acompañándonos, grandes cantantes están afuera. Para mí eso es triste. Mucha gente cree que yo vivo en el exterior. No. Yo vivo en Caracas, en una Venezuela que amo, que sufre; en una Venezuela que yo quisiera que fuera la mejor, la que acariciaba en mi infancia, en mi juventud y en mi adolescencia. Esa Venezuela que todos queremos. Mucha gente cree que yo estoy disfrutando de un enchufe. Pobrecitos. Cáiganse de esa nube. 

-Aburrido, Aunque a veces puede ser divertido. Recuerdo una oportunidad en que estaba afuera, esperando que abrieran un banco, y de repente llegó un motorizado y le dijo al otro: "¿Cómo te va? Y el otro le dijo: "Aquí, Soledad Bravo" (risas). Ahí fue cuando me enteré de que usaban mi nombre así, que lo encuentro bellísimo, porque era el nombre de mi abuela y el apellido de mi padre. Pero a veces fastidia, porque lo usan para cosas no santas. Pero son gajes del oficio. @yolimer