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Skena: 40 años en busca de la verdad

El grupo teatral celebra este año cuatro décadas de formación y creación

  • CAROLYN MANRIQUE

13/10/2019 01:00 am

Un día como hoy, hace ya 40 años, se reunieron en el Colegio Champagnat dos adolescentes -Basilio Álvarez y Juan Carlos Ogando- y tres exalumnos de ese instituto -Antonio Martínez, Paolo Adamo y Roberto Gutiérrez- con la intención de crear en ese lugar un grupo de teatro estudiantil sin otra aspiración que la de aprender a través del teatro. 

"La historia de Skena es la historia de mi vida", dice Basilio Álvarez, quien ha estado vinculado a la agrupación desde que tenía 14 años. "Es una historia hermosa, es como un ser vivo, lleno de cientos de miles de jóvenes, profesionales, estudiantes y amigos que han compartido estos 40 años", agrega.

Álvarez y Ogando crecieron en el sótano del colegio, formándose y formando ellos, posteriormente, hasta quedar al frente de la agrupación. En la actualidad, ambos son de las figuras más representativas del teatro nacional, y a pesar de que el primero se encuentra residenciado desde hace un año en España, sigue trabajando por la continuidad del grupo. 

Skena fue pensado en un inicio como un espacio de formación en teatro para los estudiantes del Champagnat, pero poco a poco se fue transformando en un colectivo artístico consolidado, sobre todo cuando presentaron "Sueño de una noche de verano", de Shakespeare, cuya originalidad obligó a que las cabezas del teatro comercial voltearan la mirada hacia lo que estos estudiantes de educación media hacían. 
                                                      
  El origen: "Sueño de una noche de verano", de Shakespeare        Nicola Rocco

En una publicación de Instagram hace tres años, la actriz y directora Prakriti Maduro cuenta: "Una vez, en 1994, vi en el sótano del Colegio Champagnat una obra supuestamente estudiantil, "Sueño de una noche de verano" y durante la función me enamoré de Skena. Pensé: 'ese es el teatro que yo quiero hacer'. Y lo pensé con tanta fuerza y convicción que los siguientes 13 años de mi vida los pasé en ese mismo sótano con ese mismo grupo de gente creativa y talentosa". 

De allí partieron las dos primeras obras profesionales de la agrupación: "Alesio y El contrabajo". 

Para Álvarez, su vocación es la educación, tanto así que es licenciado en Matemática y Física, dando clases de ambas materias en el mismo colegio.

"Por las tardes daba clases de teatro. Pero más allá de las clases, yo utilizaba el teatro como una herramienta para enseñar valores que para mí eran muy importantes, como la puntualidad, la tolerancia, el amor por el país y el amor al diferente. En aquel sótano les enseñé a utilizar su energía para que pudieran emprender su propia búsqueda de la verdad. Para mí el teatro es el contacto con lo que es real, con el absurdo de la vida que nos muestra lo verdadero del ser humano", dice el fundador. 

"Nunca en mi vida pensé en dedicarme profesionalmente al teatro. Me apasionaba como herramienta para acercarme a la verdad y a la formación de los jóvenes y la mía propia. Es algo que me mantiene con los pies sobre la tierra y la imaginación en el cielo", continúa. 

De esos talleres han surgido muchas figuras que hoy en día se dedican a actuar, dirigir y producir. 
                                                           
 El arte enfrentado a la guerra: "Ay, Carmela"        Cortesía

"No podría nombrar a todos los que hoy trabajan en el medio, pero los que se han dedicado a la profesión no son más importantes que los demás. Skena ha formado grandes profesionales -arquitectos, ingenieros, médicos- y en ellos se nota la mística y la visión personal que adquirieron en el grupo", comenta. 

Entre esos artistas formados en Skena se encuentra Armando Álvarez, director, actor y músico que ingresó a esta "cofradía" escénica hace 30 años y hoy en día sigue trabajando en producciones y dictando talleres. 

"Skena transformó mi vida a nivel vocacional", afirma el director de El tratamiento, montaje más reciente de la compañía cuarentona. 

A pesar de su trabajo como percusionista de la agrupación musical Gaêlica; su desempeño como director en musicales de la Clas Producciones, y como asistente de dirección en el montaje para Venezuela de "Los Miserables", Armando Álvarez mantiene intactos los principios que adquirió en Skena. Además, no dejar de participar como formador de jóvenes interesados en esta disciplina. 

"Cuando trabajo afuera y vuelvo a Skena lo siento como un regreso a mi casa, a donde todo comenzó. Aunque en cada producción que he hecho fuera, intento llevar conmigo la metodología, forma de trabajo, principios y valores del grupo", cuenta. 

Actualmente, el mismo director prepara "Bajo terapia", que estrenará en noviembre. Este texto del argentino Matías del Federico completará, junto con "El tratamiento", del madrileño Pablo Remón, y "Kassandra", del uruguayo Sergio Blanco, el trío de estrenos de este año de Skena, que se reafirma como uno de los espacios de creación más constantes por estrenar montajes nunca vistos en el país. Ello, sin incluir las obras realizadas a partir de los distintos talleres formativos.

A la hora de preguntar a los involucrados sobre los montajes más icónicos de Skena, la respuesta no es inmediata, pero sí hay coincidencias: "Sueño de una noche de verano", "Alesio", "Ay, Carmela", "La ola", "El enemigo del pueblo" y, entre los montajes infantiles, "El mago de Oz". 

Armando Álvarez, atribuye la permanencia de Skena a "la constancia y la terquedad de Basilio. A pesar de crecer y crear cosas cada vez más interesantes, él no abandona nunca la semilla formativa en el Champagnat, porque es ese el hilo conductor que nos ha permitido llegar donde estamos; es nuestra raíz. Si nos hubiésemos dedicado nada más al campo profesional, otra podría ser la historia". 

A pesar de las propuestas con las que hacía reflexionar al público sobre los peligros que entraña un gobierno que, como Saturno, progresivamente devora a sus hijos -el país-, Basilio Álvarez decidió emigrar (solo de forma presencial). Desde la distancia sigue trabajando con Skena, consiguiendo textos que hablen de una humanidad que sigue resistiendo. 

"Al emigrar me di cuenta que un grupo no es una sola persona; allá están todos trabajando con las uñas. En el último año han realizado varios montajes a pesar de los problemas culturales y sociales. Yo soy uno más de los cientos que han pasado por Skena. Aunque no se tenga el poder, es bueno estar siempre cerca de la verdad".
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