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A Control Remoto

Un prodigio llamado Motown

Hace 60 años surgió el sello disquero que desempeñó un papel importante en la integración racial de la música popular, propiedad de un afroamericano con artistas de su misma raza

  • AQUILINO JOSÉ MATA

06/09/2019 12:27 pm

Todo empezó hace seis décadas en Detroit, Michigan, Estados Unidos, cuando Berry Gordy Jr., que entonces contaba con 29 años, pidió a su familia un préstamo de 1.000 dólares. Recibió sólo 800, pero le bastarían para fundar la que pronto se convertiría en una de las fábricas de éxitos más rentables de la historia del pop, aunque por aquél entonces sólo constaba de un sótano y la voluntad de unas pocas personas, entre ellos su parentela.

Así de la nada, nació en 1959 Motown. Inicialmente, Gordy la llamó Tamla Records, pero pronto le cambió el nombre, abreviatura de Motor-Town, en claro homenaje a la potente industria automovilística de la ciudad. Y esa fue la clave del éxito, pues su propietario se empeñó desde sus inicios en que el sello funcionara como una perfecta cadena de montaje. En serie, se forjaron los grandes hits de la disquera desde el inicial Come to Me, de Mary Johnson, hasta los incontables que entrarían en el Top Ten. Hablamos de Dancing in the Street, de Martha & the Vandellas; My Girl, de The Temptations; What’s Going On, de Marvin Gaye; Stop! In The Name of Love, de The Supremes y Superstition, de Stevie Wonder, temas célebres que han dado la vuelta al mundo.

Hablar de fabricación en serie no es ninguna exageración. Los compositores escribían canciones de forma seriada y sin parar, y acto seguido los músicos de estudio grababan los temas para que finalmente lo hicieran los artistas, los que ponían voz e imagen a la canción. Este estricto sistema, en el que el control de calidad de la canción y la evaluación de su capacidad de ser un éxito era fundamental, aseguraba que los temas llegaran a un público amplio y multiracial. La receta pasaba por la sencillez. Motown tomó prestado el gran legado de la música negra y lo transformó en sonidos accesibles a todos los públicos. En su papel de romper barreras raciales, sólo su competidora, Stax (fundada en Memphis), tuvo una importancia similar. Durante esos años claves, Motown se erigió como el sonido de toda una generación, que decía basta a un sistema aún basado en los prejuicios raciales. Todos, blancos y negros, bailaron al ritmo de esas canciones. 

Queda claro que la cosa funcionó y en pocos años Gordy se convirtió en el empresario negro más rico de su generación. Su legado ha quedado en nombres como Stevie Wonder, Smokey Robinson, Marvin Gaye, Diana Ross, Lionel Richiey y Michael Jackson (con Los Jackson Five y como solista), que ya han pasado a ser historia de la música y no hubieran sido posibles sin el sello.

La Motown desempeñó un papel importante en la integración racial de la música popular y fue la primera discográfica de éxito propiedad de un afroamericano con artistas de su misma raza. Como resultado, nació durante los 60 “el sonido Motown”, que se caracterizaba por ser de un estilo alegre y pegadizo, eminentemente soul, con influencias del pop, cuyos arquitectos principales fueron el propio Gordy, Smokey Robinson, Norman Whitfield y Barrett Strong. Aunque la entidad se abrió posteriormente a otros géneros, como el rhythm and blues y el hip-hop, siempre se mantuvo apegado a su particular declaración de intenciones, el llamado principio Kiss (Keep it simple, stupid, Házlo fácil, estúpido). 

El propio Berry Gordy recordaba su sello en estos términos: “Fue una situación única. Soy el mayor destinatario de ese éxito, porque puedo mirar atrás. Fue un disfrute distinto. Me divertía haciendo discos y negociando con la gente. Ahora puedo mirarlo de forma diferente: ‘OK, lo hicimos. Realmente lo hicimos’”.

Motown Records abandonó la sede de Detroit en 1972 para afincarse en Los Ángeles, donde permaneció como compañía independiente hasta el 28 de junio de 1988, cuando Gordy vendió la empresa a MCA y Boston Ventures, que tomó el control total en 1991. En aquella época de declive, la celebración del 25 aniversario de la discográfica supuso un balón de oxígeno, gracias al especial de televisión en el que participaron buena parte de los buques insignia musicales de la compañía, pero adquirió una relevancia muy particular debido a la mítica actuación que Michael Jackson realizó con el tema Billie Jean, en la que presentó, por primera vez, su célebre repertorio coreográfíco: el llamado Moonwalk.
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