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Christina Rosenvinge: “Uno es un artista no un producto”

La cantautora española, de ascendencia danesa, publicó el libro de memorias Debut con la editorial Random House

  • DULCE MARÍA RAMOS

01/09/2019 01:00 am

Christina Rosenvinge empezó desde adolescente en el mundo de la música, en la época de la movida madrileña, sus inicios fueron con la banda punk Ella y los neumáticos y seguidamente con Magia Blanca. Pero el éxito comercial llega cuando decide formar con Álex de la Nuez el dúo Álex & Christina, conociéndose así en toda Hispanoamérica. Luego de esta época, Rosenvinge decide construir una carrera en solitario, apegada a sus convicciones artísticas y decidida a llevar las riendas de su carrera.

En la actualidad, sigue girando por el mundo con su último álbum Un hombre rubio y promocionando el libro Debut: “Cuando lo escribí quería que no fuera solo para los fanáticos, quería que lo pudiera leer cualquiera. Es un libro que habla de una persona que vivió el puente entre el siglo XX y XXI, que cambió de país, que fue madre, que sufrió el desencanto de la primera relación, que defendió su propia vocación, que perdió a su padre; en fin, son experiencias que todos tenemos en común. Por eso, siempre buscamos en la literatura las palabras que nos faltan a nosotros. En ese sentido las mujeres tenemos algo a favor, mientras que los hombres llevan siglos relatándose y relatando lo que ellos pensaban que eran las mujeres, ahora nosotras hemos empezando a crear nuestros propios relatos e historias”, explica la cantautora.

-¿Cómo ha enfrentado los clichés, tomando en consideración parte de su pasado pop y el hecho de ser una mujer en la música rock e indie?
-Parte de mi carrera ha sido derribar los clichés y los prejuicios. Cuando formé Álex & Christina, inmediatamente firmamos con Warner, la disquera hizo una promoción muy potente -como se hacía en esos años- y la canción ¡Chas! Y aparezco a tu lado se convirtió rápidamente en número uno. La percepción de la gente fue que salimos de la nada. De ahí que el gran público y los grandes medios creían que éramos una banda artificial. En ese momento yo me asusté, pensé que esto no era lo que yo quería y decidí empezar mi carrera como cantautora con mi banda Christina y los subterráneos. Con el primer disco tuve mucho éxito, con el segundo hubo un viraje a un rock más oscuro, fue ahí que me topé con el rechazo de la industria. Los prejuicios estaban basados en cambiar de género musical y en el hecho de ser mujer. ¿Por qué en los escenarios no hay la misma proporción de hombres y mujeres? Lo natural debería ser eso, pero existen ciertos engranajes sociales que hacen que sea mucho más fácil para los hombres que para las mujeres. En cuanto a la crítica, había una falta de respeto a mi trabajo, a tu derecho de estar ahí; sin embargo, recibí apoyo total de mi banda, quienes me alentaban a seguir.

-¿Y también era feminista y escribió canciones sobre el tema?
-En esa época cuando yo decía que era feminista la gente flipaba, me decían: “¿Cómo puedes ser feminista, si eres guapa?”. Esto me ocurría con mucha frecuencia, había una imagen muy deformada de ser feminista.

-¿Y le tocó vivir algún tipo de acoso?
-Todas las mujeres hemos vivido situaciones que podían haber acabado en una situación de acoso. Yo tenía mucha libertad cuando era joven y en mi familia las mujeres siempre han sido muy fuertes. He visto cómo funciona el mecanismo del acoso; por ejemplo, tienes una propuesta laboral, tienes un encuentro para hablar de esa propuesta, hay una pequeña situación de seducción, tú pones un límite, la propuesta laboral desaparece. Es imposible demostrar que esa propuesta laboral ha desaparecido porque has rechazado una seducción; siempre te quedará la duda, no puedo señalar, pero sí puedo sospechar. He tenido esta conciencia sobre esto desde muy pequeña, en mi familia me dijeron que podía pasar y cómo podría reaccionar si pasaba.

-Dos ciudades la han marcado: Nueva York y Madrid.
-Son ciudades muy parecidas, punto de encuentro de personas que vienen y van de distintos lugares, así que tienen un mestizaje muy interesante. También son ciudades que te endurecen, te toca trabajar muy duro y aprender a enfrentar las derrotas.

-También habla en Debut de un tema que muchos no quieren tocar: la depresión.
-En general, en el mundo de la música y el espectáculo uno mismo es el escaparate de lo que hace, vivimos del juego de proyectar solo el lado positivo y vender una especie de cadena de éxitos, cuando en realidad no es así, hay una cadena de éxitos y también una de decepciones, fracasos y dificultades. Sobrevivir en la industria de la música es difícil y complicado, especialmente cuando quieres seguir tu propio camino y no los dictados por la industria. Uno es un artista no un producto, un artista que interpreta el mundo a través de canciones.

-Y a eso debemos sumarle que la industria del disco ha cambiado mucho en este siglo.
-Como músico te tienes que acostumbrar a la inestabilidad y a los cambios. Lo que nunca cambiará es que cuando haces un buen tema y ese tema define un momento o un sentir popular, la canción funciona.

-Su último disco está dedicado a su padre, ¿qué recuerda de él?
-Era un hombre profundamente machista, pero no podía evitar que sus hijas tuvieran muchísimo carácter e inteligencia. El disco nació de la inquietud de entender cómo se sentía mi padre. El machismo es una herradura que está encima de un hombre, que lo llena de contradicciones y debilidades.

-Y finalmente, ¿cómo es la ventana donde mira Christina Rosenvinge?
-Va cambiando con los tiempos. Mi percepción del mundo es más pesimista, lees el periódico y es francamente deprimente; sin embargo, recuperas la fe en la humanidad cuando te encuentras con personas anónimas haciendo gestas diarias que son realmente heroicas.

@DulceMRamosR
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