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Misses padecen como cualquier venezolano de a pie

Thalía Olvino y Melissa Jiménez, Miss Venezuela 2019 y Miss Venezuela Internacional, respectivamente, abrieron sus mentes y corazones a los representantes de los medios de comunicación social

  • YOLIMER OBELMEJÍAS

03/08/2019 01:00 am

Thalía Olvino y Melissa Jiménez tienen 20 años; nacieron en Valencia y Maracaibo; una es técnico en Mercadeo y la otra estudia Nutrición y Dietética; aman la natación y la gimnasia; y conquistaron las coronas de Miss Venezuela 2019 y Miss Venezuela Internacional, respectivamente. 

Ayer, en su primer encuentro con la prensa después de triunfar en el concurso de belleza más importante del país, las jóvenes mostraron sus anhelos profesionales, pero también su lado más humano. 

Olvino se confiesa una fiel lectora de El mercader de Dios de Enrique Villarreal y El secreto de Rhonda Byrne. “Leer nos enriquece, nos ayuda a entender nuestro alrededor y el mundo que tenemos en nuestras manos. Mensajes con amor de Susan Jeffers me cambió la vida”. 



Jiménez comparte los mismos gustos de su excompañera de certamen. Comenta que su título favorito es El poder de la mente subconsciente de Joseph Murphy. 

Durante la rueda de prensa, realizada en Venevisión, las reinas tenían los sentimientos a flor de piel. La nueva soberana de la belleza rompió en llanto cuando agradeció el apoyo de su familia y su novio durante su participación en el evento. “Tengo dos hermanas que han sido mi inspiración y mi fortaleza. Mis padres también. Nunca había estado lejos de ellos y de mi zona de confort”. 

La familia de Miss Venezuela Internacional viajó a Caracas dos semanas antes del Miss Venezuela. “Ellos me han ayudado a estar enfocadas. Les agradezco demasiado a mami y papi, así les decimos en Maracaibo, por siempre darme las fortalezas para ir tras mis sueños. Yo quería ir a las Olimpíadas y estar en el Cirque du Soleil y mami siempre me dijo: ‘claro que puedes’”. 

Jiménez habló con pasión sobre la gimnasia. “Soy profesora, doy talleres de flexibilidad, también hago danza gimnástica, contorsionismo. Soy súper flexible. Y me gusta mucho hacer postres, brownies, tortas de chocolate, panquecas, pero saludables”, acota. 



Pero no todo es color de rosa en sus vidas. Como cualquier venezolano de a pie también padecen los apagones y problemas para sacarse la cédula de identidad. 

“No nos han enseñado cómo sobrellevar este tipo de situaciones. Después del primer apagón, nos fuimos a Colombia y luego regresamos a Maracaibo. Hubo otro apagón, no agarramos agua. Fueron momentos duros. En un momento dijimos: ‘nos vamos’. Gracias a Dios, no nos fuimos. Y nos cambió la vida”, contó Jiménez. 

“Estaba haciendo la pasantía para graduarme de técnico superior cuando comenzaron los apagones. Los jóvenes aquí en Venezuela tenemos que esforzarnos muchísimo más que los de otros países, pero hay que aceptar las situaciones que nos pone la vida, hay que tener mucha resiliencia. No frustrarnos y salir adelante”, dice Olvino. 

@yolimer 
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