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Reinaldo Rojas: "La Academia es un guardián de la memoria de la Nación"

Para el historiador, el desconocimiento del pasado nos ha llevado a cometer errores como sociedad

  • JORDAN FLORES

09/06/2019 01:00 am

Muchas veces en los libros de historia pueden encontrarse las claves para entendernos como sociedad, pues en ellos se desentierran no solo nombres y fechas de batallas lejanas, sino también las causas y efectos que moldearon al mundo actual. Por eso, para el profesor e historiador Reinaldo Rojas, el estudio del pasado se debe regir con la disciplina que amerita toda ciencia social, a su vez que urge recuperar ese papel estelar que tenía en las instituciones educativas, especialmente en estos tiempos donde se pierde entre la apatía y la tergiversación con fines políticos. 

Profesor titular jubilado de la Universidad Nacional Experimental Libertador (UPEL) y con un doctorado por la Universidad Santa María, Rojas ha sido seleccionado recientemente para incorporarse a la Academia Nacional de Historia como Individuo de Número junto a la doctora Ocarina Castillo, cargo al que ambos podrán incorporarse en seis meses, cuando se realice la ceremonia formal. 

Aunque es caraqueño de nacimiento, ha sido adoptado por la ciudad de Barquisimeto, a la le ha dedicado una gran parte de su extensa bibliografía. Su investigación para desentrañar la herencia de la región larense le ha valido ser ganador del Premio Nacional de Historia en 1992 por su libro El Régimen de la Encomienda en Barquisimeto colonial 1530-1810, y en 1995, del Premio Continental de Historia Colonial de América otorgado por el Instituto Panamericano de Geografía e Historia, en México, por Historia Social de la "región Barquisimeto" en el tiempo histórico colonial

Para el historiador y columnista de El Universal, el rol actual que debe asumir la Academia en la sociedad debe trascender los propósitos para los que fue creada hace 130 años. 

"Para sus fundadores, la Academia era una especie de guardián de la memoria de la Nación, la cual se centraba en la custodia de sus archivos documentales, observancia de las fechas patrias, producción bibliográfica, defensa del patrimonio cultural de la Nación. En estos momentos, además de custodiar esa memoria, la ANH debe promover y desarrollar la investigación científica de la historia del país", afirma. 

Cree que es tarea de los académicos, como cuerpo colegiado, aportar al país su visión de los acontecimientos anclados con la actualidad, como una forma de entender el por qué de la crisis que padecen los venezolanos en estos momentos. 

"El desconocimiento de nuestro pasado nos ha llevado a cometer muchos errores, además de pensar que la crisis es de ahora y puede resolverse con soluciones mágicas", acota. 

— ¿Cree que nuestra historia ha sido reescrita una y otra vez según los intereses de los gobiernos de turno?
— Bueno, esa es la tendencia de quienes se siguen por las pautas de la historia oficial que en el pasado recaía en instituciones como la Academia y en las instituciones educativas. Se difunde, se defiende y se enseña lo que se considera oficial, que es la versión del pasado acorde con los intereses de quienes gobiernan. Pero, el cultivo y desarrollo de una historia científica; es decir, como parte de las ciencias sociales, ha venido cambiando este panorama y yo creo que la Academia Nacional de la Historia, cuando incorpora en su seno a quienes han hecho de la investigación histórica un oficio y una carrera profesional, da demostración de ese cambio de paradigma. Hoy las Academias de Historia que conozco en otros países son instituciones más orientadas por la actividad científica que por el culto oficial al pasado. 

—¿Qué tan importante es preservar la historia en una sociedad que parece cada vez más desmemoriada? 
—Es una tarea vital porque sin memoria, que son esos referentes materiales y simbólicos que nos comunican con el pasado, una sociedad pierde su sentido de identidad y pertenencia. Es muy trillado aquello de que si no conocemos de dónde venimos, menos podemos saber adónde vamos, pero es una realidad. Hoy asistimos a la construcción de relatos inventados por los grandes medios de comunicación como las series televisivas que nos dan una versión del pasado sin consideración alguna con la realidad. Ese pasado global, que difunde valores y sentimientos a través de la pantalla, es un reto para quienes estudian la historia basada en la crítica de los testimonios y en la ética de no difundir lo que no sabemos si realmente existió. 

"Venezuela sufre un proceso de deterioro acelerado de sus condiciones materiales de vida donde será de fundamental importancia la fortaleza de sus valores como comunidad nacional ya que nos tocará, más temprano que tarde, reconstruir de abajo hacia arriba el propio país, el Estado y sus instituciones. Pero sin conciencia histórica de nación, sentido de comunidad y memoria colectiva, esta labor será mucho más difícil", agrega.

—¿Cómo ve la forma en que se enseña la historia actualmente en las instituciones educativas?
— Como un relato tradicional y aburrido del conflicto entre héroes y antihéroes, gobernantes y caudillos, donde se ignora la historia de la sociedad, que es la historia de todos nosotros, como pueblo y como nación. Además de ser una colección aislada de fechas y acontecimientos que no le dicen nada al joven alumno del presente. 

—La historia de Venezuela siempre ha estado fundamentalmente dominada por el militarismo. 
—Eso responde a un mito de origen de nuestra Nación, donde se ha difundido por diferentes medios que nuestra lucha por la independencia fue una obra exclusivamente militar, de generales montados a caballo, dejando de lado la dimensión política y civil de diseño y construcción de un Estado Republicano. Esa tendencia historiográfica, que se corresponde con el romanticismo, se fortaleció con el hecho de que la mayoría de nuestros gobernantes han sido militares. Hemos vivido más en dictadura y con gobiernos miliares, que en democracia y con gobiernos civiles. Ese es el reto aun del presente. 

—¿Cómo puede superarse esa fascinación colectiva por los caudillos y reivindicar a los héroes civiles del pasado?
—Enseñando la historia de Venezuela como una hazaña colectiva de construcción de un país, superando la historia épica que nos ha colocado siempre detrás de un caudillo. No es que no haya héroes civiles, para llamarlos de algún modo. Es que no los conocemos ni los hemos estudiado, porque estos son los héroes del trabajo, de la producción, de la cultura, de la ciencia y de la educación. ¿Cuántos de esos héroes están en el Panteón Nacional? 

—¿Qué personajes históricos considera que vale la pena rescatar en momentos como este? 
—Empezaría por Juan Germán Roscio, José María Vargas, Cecilio Acosta, símbolos de la Venezuela civil, científica y humanista. En el siglo XX hay muchos creadores de instituciones y hoy los tenemos al lado, sin saberlo. 

Rojas define el siglo XX venezolano como el siglo del petróleo y el advenimiento de la democracia. El petróleo, ese oro negro colocado en el subsuelo como por un Midas natural, y que trajo tanto prosperidad como miseria al país, para él es ahora un recurso en declive a nivel estratégico frente a la llegada de las energías alternativas; y la democracia, gran conquista de nuestro tiempo y quizás menos sembrada en nuestra consciencia que el crudo, se encuentra hoy en peligro.

"Debemos reconocernos como país que seguirá siendo petrolero por muchos años. Lo que debemos superar con el trabajo productivo es el rentismo que tanto mal le ha hecho a la sociedad venezolana. Y de la democracia, defenderla como régimen político y como sistema de vida fundado en los valores de la responsabilidad ciudadana, la tolerancia y la paz", sentencia.

 @JJFlores94
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