En la serie de imágenes que se presenta en el nuevo espacio de Carmen Araujo Arte, dedicado a la promoción de la fotografía, se observa cómo la mirada de Razetti prescinde del abigarramiento de elementos compositivos para a partir de la síntesis, de la simpleza y de la sencillez, dar forma a fotografías de gran densidad sociológica y psicológica. Un "análisis visual" que en el caso de los Diablos Danzantes de Yare da cuenta de la dimensión ritualista de esta fiesta popular gracias a una mirada que no solo privilegia lo que ocurre frente a los ojos del fotógrafo, sino también el "trance" en el que se sumergen las personas que participan en el rito, la interacción de éstos con los lugares y la atmósfera que se respira en sus comparsas.

Sobre el registro de los Diablos Danzantes de Yare escribió Liscano: “Ricardo Razetti, como un creador rodeado de sus criaturas, ha apresado en la retina del objetivo, las mil formas dinámicas, toda la variada gama de sentimientos, la majestuosa variedad o el puntiagudo diabolismo, la pesadumbre o el júbilo de poseso, con que aquellos campesinos del Tuy, representaban uno de los más antiguos dramas de la historia del hombre: el drama de la lucha entre el Bien y el Mal".

La serie Los Diablos se muestra en compañía de un conjunto de fotografías tomadas en distintos lugares del territorio venezolano. Razetti realizó uno de los más completos archivos de imágenes del país, de extraordinaria calidad estética y fuerza documental, en el que se registran tanto sus espacios físicos naturales y urbanos como importantes personajes de la sociedad venezolana: intelectuales, artistas y políticos. No en balde es un referente en la fotografía venezolana que ha dejado una obra fundamental que constituye un hito en la historia de la fotografía venezolana y latinoamericana.

Vista a la luz de estos tiempos en que la identidad es amenazada por ideologías políticas que explotan con vulgaridad las expresiones de lo popular, el trabajo de Ricardo Razetti adquiere una resonancia importante, pues se convierte en una especie de hilo de Ariadna que nos conecta con nuestras raíces, con nuestra esencia. Ya lo decía Mariano Picón Salas: "Con toda perfección plástica de su arte, Ricardo Razetti rescata para nuestras pupilas los fragmentos de una Venezuela virginal y profunda”.