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Napoleón Bravo: "No me quejo de lo que me ha tocado vivir"

El periodista venezolano, residenciado en Miami, conduce "Bravo 24" en su canal de YouTube

  • AQUILINO JOSÉ MATA

12/05/2019 01:00 am

Durante varios años Napoleón Bravo resistió las diversas arremetidas desde el poder hacia él y sus programas de radio y televisión. Cierres temporales y definitivos, suspensiones, censuras, presiones y amenazas estuvieron a la orden del día, hasta que en 2011 decide marcharse con su familia del país, atendiendo a una oferta de trabajo en Miami. A partir de entonces reside en aquella ciudad, aunque sin perder los vínculos con Venezuela, tema obligatorio de "Bravo 24", el programa que conduce diariamente por su canal en YouTube, que comparte con "Gente en ambiente", el emblemático resumen musical que anima desde hace 40 años y que actualmente transmite los domingos el Circuito Unión Radio. Periodista de fibra y garra, asegura que es posible que el fin del régimen esté cerca, pues “la lucha del pueblo venezolano ha sido heroica”, ante lo cual no dudaría en regresar, pues “de mi patria añoro sus colores, sabores, sonidos y paisajes”.   

-¿Qué fue lo que lo hizo finalmente salir del país?
-En mayo del año 2000 es la primera agresión contra el programa, de hecho es el primer programa que cierran e inician la represión contra mi trabajo y mi familia. Además de tener varios juicios abiertos, inventados por el régimen, mandaron a disparar a mi casa, justo en la ventana del cuarto de mi hija, e iniciaron las amenazas de cerrar las emisoras en las que trabajaba diciéndole a los directivos que habían empleado a un “enemigo del gobierno”. De hecho, "24 horas" fue el primer programa que el régimen ordena cerrar, amenazando directamente al dueño de la emisora; en mayo del año 2000. Así fue la situación hasta el año 2001, cuando gracias al público y la presión de los televidentes vuelvo al programa. Con amenazas a cualquier hora del día, tanto a mis teléfonos como a algunos de los directivos del canal, el programa se mantiene hasta agosto del año 2004, cuando definitivamente lo sacan del aire. 

-¿Qué ocurrió después?
-Me mantuve en los noticieros radiales de la mañana y finalmente me voy a la isla de Margarita. Allí reinicio mi trabajo y dirijo la radio Reyna, propiedad de Morel Rodríguez Rojas. Hasta allá llega la represión, cuando José Vicente Rangel llama a los dueños para amenazar con el cierre de la emisora. Vuelvo a quedar sin trabajo y las amenazas a mi familia se mantienen. Para entonces ya estamos en el año 2009 y con nueve años de agresión, represión y amenazas. Nunca pertenecí a ningún partido político u organización que pudiera apoyarme. Para 2011, sin trabajo, con amenazas de activar los cuatros juicios -que aún se mantienen abiertos- recibo la oferta de realizar un programa matutino en Florida, aquí en Estados Unidos, con Angélica María. Así que perseguido, sin ser líder político ni militar, sin poder trabajar y con esa proposición, no dudé en hacer lo que nunca pensé: emigrar… temporalmente. 

 -¿Cómo se desarrolla su actividad profesional en Estados Unidos? 
-Todos estos años me he dedicado a lo que era mi hobby: "Gente en ambiente", un collage de la cultura pop, mi homenaje a los disc jockeys de mi adolescencia: Eduardo Morel y Clemente Vargas Jr. Como periodista he trabajado en varias emisoras, en especial en Mira TV, también en Actualidad Radio, en Miami, y ahora estoy metido en el medio más poderoso: internet. Tengo un canal en YouTube llamado "Bravo24".  

-¿Ha sido la peor equivocación de su vida haberle dado el beneficio de la duda al chavismo antes y poco después de su irrupción al poder? 
-Yo no le di el “el beneficio de la duda al chavismo”, ni siquiera voté por aquel Chávez que se hacía el simpático, conversador y “demócrata” antes de la primera elección. Incluso, él supo que no voté por él, porque se lo comenté directamente. El hecho que haya sido un golpista no era nada nuevo en la política venezolana. Tenemos como ejemplo al partido Acción Democrática y a Rómulo Betancourt. Nadie me vio en campaña alguna ni en los programas de Chávez. No me gustan los militares en el poder, considero que simbolizan el fracaso de la sociedad civil.  

-Pero lo tuvo en sus programas…
-Chávez llenaba la pantalla y cautivaba a la audiencia, era su cualidad, como también lo hacían Renny Ottolina, Jóvito Villalba o Carlos Andrés Pérez. Si él salía tanto en todos los canales era por ser noticia de primera página; y, honestamente, subía el rating de los programas a los cuales acudía. En cambio, Salas Römer nunca tenía tiempo de ir al programa, aunque se le invitara una y otra vez. Trabajo para medios de comunicación MASIVOS, trato de complacer los requerimientos de la mayor cantidad de espectadores posibles con la mayor calidad dentro de mi capacidad, ése ha sido el secreto de mi éxito. Soy el mismo que llamé dictador a Fidel Castro en su cara, logré la primera entrevista a Pérez Jiménez en el exilio y le saque en cara a Chávez su adulación a Castro en su primera visita a La Habana. Mi único interés es sacarle el mayor provecho al entrevistado, por eso más de uno se resistía a ir a mis programas de televisión.  

-¿Cree que está realmente cerca el fin del régimen en nuestro país? 
-Es posible. La lucha del pueblo venezolano ha sido heroica. Esta generación está a la altura de la del 28 y la del 58; sin embargo, en tanto el presidente de Venezuela domine los tres poderes, directa o indirectamente, como ha sucedido durante el siglo XX, seguiremos teniendo a un dictador en Miraflores. El presidente no puede ser comandante general, accionista principal de Pdvsa y a la vez ser parte de un partido dueño de la mayor fracción en la Asamblea Nacional. 

-¿Volvería a Venezuela si regresa la normalidad?
-Venezuela es mi patria. Mi única patria. Los venezolanos son mis hermanos. Sus colores, sabores, sonidos y paisajes son los míos. Siempre he añorado a Venezuela, incluso siendo niño, cuando tuve que vivir tres años fuera de mi país (en España, de donde son sus padres). 

-¿“Gente en ambiente” es el oasis necesario en su actividad profesional actual, teñida por la política por las circunstancias vividas en Venezuela? 
-No es mi oasis, "Gente en ambiente" soy yo. Es lo que siempre he disfrutado hacer. Ha crecido conmigo. Lo he venido haciendo desde que me inicié en la radio y ha tenido varias etapas. La próxima será aún mejor, por lo que ya he pensado hacer. Es mi homenaje a todos esos artistas, deportistas y creativos que hacen nuestra vida mejor, y en especial al disc jockey que me acompañó en mi adolescencia y me hizo amar la música rock: Eduardo Morel, mientras que "Dimensión Humana" es mi homenaje al pueblo venezolano y, en la etapa que estoy preparando, al latinoamericano. 

-Si vuelve a Venezuela, ¿qué tipo de programa le gustaría hacer?
-Esa decisión no depende de mí, sino del medio. Toda la vida he dicho que lo que me gusta es la música. Los años que más disfruté en el trabajo han sido los de Radio Capital. Joaquín Riviera varias veces dijo que por mi culpa “iba a ir al psiquiatra”, por lo tanto que insistía en trabajar en Sábado Sensacional. De hecho, cada vez que un medio de comunicación me llama, sea de TV, radio, o cuando dirigí la revista Momento, mi reacción ante todos los ejecutivos ha sido la misma: “no pertenezco a ningún partido político. Creo en la democracia, por lo que los invitados serán los que ocupen los titulares principales de la prensa. ¿Usted o su familia tienen algún enemigo? Se lo digo porque esta es su casa y yo no invitaría a mis enemigos a la mía”. Todos me han respondido que no tienen enemigos, así que jamás me han dicho a quien invitar o qué tema presentar. Voy mas allá, los programas de "24 Horas" que más disfrutaba eran los que hacía fuera de la capital ayudando a la gente talentosa y necesitada, a personajes populares…

-¿Le ha costado vivir en un país distinto al suyo? 
-Mucho. Volví a añorar Venezuela como lo hice aquellos tres años que estuve en el exterior, cuando extrañé la Bahía de Cata, el Ávila, Porlamar, la sonrisa de la gente, el olor del Caribe, mis vecinos… 

-¿Lo que más añora ahora de Venezuela? 
-Todo, absolutamente todo: el color y desorden de la vegetación; “el Ávila tan cerca y tan lejos”, como comentó un día mi hijo mayor, Argimiro; la alegría y solidaridad de los venezolanos; incluso la gente que me quiso y que fueron como mis padres y ya no están con nosotros: Renny Ottolina, Cecilia Martínez, Adolfo Martínez Alcalá, Pedro León Zapata, Sofía Imber, Rosalía Romero… en fin, si de algo me enorgullezco es de la cantidad de gente con la que he tenido la suerte de trabajar y tener amistad. Gracias a ellos y su apoyo he logrado que dos de mis videoartes estén en el Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York junto a la entrevista a Fernando Botero; el éxito de mis adaptaciones para el grupo Rajatabla en el Ateneo de Caracas, los tres libros escritos por mí o los dos que me han dedicado, uno de ellos escrito por René Esteves y prologado por Ramón J. Velásquez. No me puedo quejar de lo que me ha tocado vivir. 

-¿Qué siente que hay que cambiar en Venezuela cuando vuelva la normalidad institucional? 
-No me corresponde responder esa pregunta. No vivo allí, aunque me dicen que es otro país. Le corresponde a la juventud de hoy, que seguro lo hará mejor que sus antecesores inmediatos.     

-¿Cómo transcurre su vida en familia en los Estados Unidos? 
-Lo mejor del exilio es tener a mi esposa, mi nieta y mis tres hijos en la misma ciudad, cerca y con tiempo para disfrutarlos. Antes eso sólo era posible en vacaciones. Ahora tengo para mi nieta el tiempo que no tuve para mis hijos. 

-¿Han cambiado mucho sus hábitos desde que vive allá? 
-Ahora puedo tomarme un gin tonic en las tardes con Ángela (Zago, su esposa, periodista y escritora) y ver juntos "Juego de Tronos".   

-¿Qué desea en lo personal?
-Salud para ver crecer y desarrollarse a mis hijos, mi nieta y mi país.

-¿Podría mencionar algo que lo haga inmensamente feliz?
-Escuchar a mi hija Natalia habla que te habla, emocionada con su nuevo libro y sus proyectos en Nueva York, aunque muchas veces ella me haga recordar lo que me decía Joaquín Riviera del psiquiatra; que lo volvía loco con mi parloteo e insistencia en inventar algo; jugar con mi nieta… en fin, lo que emociona a todo padre de la clase media venezolana.

-¿Y qué lo irrita supremamente?
-Los apátridas, la insólita y cobarde represión contra personas –jóvenes y no tanto- que sólo reclaman sus derechos. Ni siquiera las torturan para sacarle alguna información, sino por el sólo hecho de descargar en otros seres humanos, sin armas y pacíficos, sus odios personales. Me irrita ver cómo destruyen a nuestra nación. 
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