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60 años después vuelven a la pantalla las salinas de "Araya"

Francia y España realizarán un ciclo de cine en homenaje a Margot Benacerraf

  • JORDAN FLORES

22/04/2019 01:00 am

"Un día, unos hombres desembarcaron sobre estas tierras áridas en donde nada crecía, donde todo era desolación, viento y sol". Así vio Margot Benacerraf las salinas de la costa occidental de Sucre, y así las plasmó en el guion de Araya, su máxima obra que este año arriba su 60 aniversario. 

Para celebrar la ocasión, Francia y España organizan un ciclo de cine en homenaje a la cineasta venezolana, que inicia hoy en la Sala Iberia de la Case de América, en Madrid, y se extenderá mañana y el miércoles con proyecciones de sus dos cintas más conocidas: Reverón (1952) y Araya (1959). 

Este ciclo también presentará la película Madame Cinéma, dirigida por Jonathan Reverón, sobre la vida y obra de Benacerraf. La cita continuará con La casa de America Latina de París el 25 de abril, y cerrará el 2 y 3 de mayo en la sala Laya de la Filmoteca de Catalunya, en Barcelona, donde se emitirán los tres filmes. 

En Venezuela, el tributo será en la sala de cine del Trasnocho Cultural, con proyecciones durante todo el mes de mayo. 

Araya narra la vida en las salinas de la península Araya, donde el tiempo parecía entonces congelado y el trabajo seguía siendo tan rudimentario como 400 años atrás. Fue la primera cinta venezolana en ganar el Festival de Cannes, compartiendo el premio de la crítica con la mítica Hiroshima mon amour, de Alain Resnais. 

Aunque es reconocida por varios expertos como uno de los mejores documentales del siglo XX, ratificado por el Dictionnaire des cinéastes del historiador Jean Mitry, la propia Benacerraf evita esa etiqueta al considerar su obra como "narrativa poética", con un guion y actuada por los propios trabajadores de las minas de sal. 

"Decidí realizar esta película siguiendo la tradición del neorrealismo italiano, con gente del lugar, ya que ningún actor hubiera podido reemplazar esas caras; el viento, el sol y la sal las habían tornado especiales", comentó en una entrevista realizada por los 50 años del largometraje para el portal Aarp Viva. 

Al final de la película, Benacerraf asomaba el fantasma de la industrialización que acechaba con el anuncio de la llegada de fábricas a la zona. Hoy, esas industrias, tanto estatales como privadas, han quedado consumidas por el salitre, y la vida de los habitantes de Araya sigue siendo tan dura como en 1959. Sin embargo, para ellos, y demás personas en situación de riesgo, la cinta puede ser un rayo de esperanza, pues lo recaudado en el homenaje irá a la asociación Salud para Venezuela, que se encarga de enviar lotes de medicinas y alimentos al país desde el extranjero. @jjflores94
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