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MARTHA ROHL

MIRADA EXPUESTA | Nueva York sin filtros

La veterana fotógrafa estadounidense ofrece una imagen de la Gran Manzana en la que se privilegian los estados del alma que recorren sus calles y su sistema de Metro

  • JUAN ANTONIO GONZÁLEZ

14/04/2019 01:00 am

Es la ciudad donde todo ocurre. La más retratada. La más escrutada. El centro del mundo. Y, sin embargo, muchas veces el rostro más humano de Nueva York queda relegado por esa mirada cosmopolita, refinada, glamorosa, que casi siempre se le reserva.




Casi siempre, porque desde hace algunos años, la fotógrafa Martha Rohl, nacida y criada en Long Island, se ha dado a la tarea de capturar con su cámara el rostro más real, las imágenes inalteradas, los simples momentos humanos que ocurren en las calles neoyorquinas. Lo de ella es “congelar” la energía y los personajes que aportan su singularidad a la famosa urbe estadounidense.



A partir de su interés personal y profesional por la fotografía de calle, Rohl ha logrado hacer trascender el registro documental de la gente y la vida en las grandes ciudades, para ofrecer una vital radiografía de las emociones que se expresan con naturalidad bien sea en una de algunas de las tiendas emblemáticas de Nueva York –como la que tomó en la escalera traslúcida de la Apple– como en cualquiera de sus avenidas o en el subterráneo.


La historia de Martha Rohl es bastante especial. A los ocho años, su padre le enseñó a usar una cámara Argus de 35 mm, lo que incrementó su interés por las gráficas que venían impresas en las páginas de la revista Life que cada mes llegaba a su casa.





En los años del conflicto bélico en Vietnam, Rohl quiso dedicarse al fotoperiodismo, deseaba ser corresponsal de guerra, pero sus circunstancias se lo prohibieron: se casó, tuvo dos hijas, luego se divorció y finalmente tuvo que encargarse del cuidado de su madre hasta que ésta murió. Fueron años duros para la fotógrafa, quien llegó a pensar que su sueño de ser fotógrafa era un imposible. Pero el arte de las imágenes congeladas regresó para reconciliarla con la vida.





Rohl vive en un suburbio de Nueva York. Para ella ya es rutinario convertirse cada fin de semana en un pasajero anónimo del Long Island Rail Road. ¿Su destino? La urbe, que recorre sin una agenda establecida, pero muy atenta a los hechos o las personas que de forma instantánea capten su atención. “Deambulo solitariamente por esas calles, con paciencia, hasta que las cosas más comunes de la vida me sorprenden y me motivan a darles notoriedad, a sacarlas de su anonimato”, comenta la artista.



Actualmente, Matha Rohl enseña fotografía, es conferencista y en ocasiones comparte sus secretos en un taller práctico donde muestra su ética y la forma cómo se relaciona con el entorno para poder capturar, a lo Cartier-Bresson, el momento decisivo dentro de un ambiente sencillo y cotidiano. En 2017 la editorial Blurb publicó el libro New York Unfiltered, que recopila parte de la obra fotográfica de Rohl y se vende en Amazon.



Es mucho lo que se puede decir de las magníficas fotografías de Martha Rohl, pero lo más significativo, a mi juicio, es la capacidad de esas imágenes para hacer visibles estados de ánimo, sensaciones y hasta las texturas y los olores de una humanidad que se expone sin restricciones ante su mirada.

mirada.expuesta@gmail.com 
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