López-Ortega: "Hacer una feria sin libros resulta un ejercicio inútil"
La Feria Internacional del Libro del Caribe fue suspendida por la crisis en el sector editorial del país
Después de cuatro años trabando por la promoción de la industria editorial en la isla de Margarita, la Feria Internacional del Libro del Caribe (Filcar) no se realizará este año debido a la fuerte crisis que atraviesa el sector.
Antonio López-Ortega, presidente del comité organizador, explicó que la medida se tomó de forma unánime por la junta debido al colapso de toda la cadena de producción que, en última instancia, impide la publicación de nuevos títulos y su comercialización en librerías, así como por la hiperinflación que hace del libro "un bien de lujo", imposible de importar para los libreros, y de comprar el consumidor promedio.
Indicó que, a diferencia de las ediciones pasadas, este año no están dadas las condiciones para brindar una feria de calidad, con los constantes cortes eléctricos, la dificultad para transportar invitados y darles alojamiento, o para que las editoriales oferten sus ejemplares.
"Filcar es una feria que se realiza en una isla, por lo tanto el acceso de la mercancía es por vía aérea o marítima y la complejidad para traerla es todavía más ardua porque es la lamentable la situación de conectibilidad que la isla tiene con muy pocos vuelos y líneas, más la problemática de los ferrys", agregó.
Señaló además que, si bien en años anteriores contaban con el apoyo de gran parte del sector privado local, e incluso, tuvieron a la Gobernación de Nueva Esparta como principal patrocinador en 2018, para esta edición la crisis económica impide que éstas puedan seguir financiando el evento.
Para el escritor y editor, la situación de las librerías "es muy grave" tanto en Margarita como en el resto del país, ya que muchas han bajado sus santamarías, y las quedan, "se manejan más con inventarios que con novedades".
La Filcar es la tercera feria en cerrar sus puertas después de que el año pasado ocurriera lo mismo con las organizadas por la Universidad de Carabobo (Filuc) y el Festival de la Lectura de Chacao. López-Ortega teme que la situación pueda repetirse en las que todavía se mantienen, aunque reconoce que en el caso de otras como la Feria del Libro del Oeste de Caracas (Floc), han logrado emerger gracias al respaldo que recibe de la Universidad Católica Andrés Bello.
"Tengo la impresión de que posiblemente (la Floc) sea la única feria que se mantenga en los próximos años", comentó.
Años de desfase
El gestor cultural explicó que desde hace mucho tiempo existe un desfase entre la oferta editorial internacional y la que ofrece en Venezuela debido a la incapacidad de importar, dejando al país bastante rezagado en cuanto a novedades literarias. Advierte que la industria tardará años en recuperarse y ponerse al día con todo lo que ha salido en otros países.
Afirmó que desde el Estado, ha sido poco el interés por estimular a la producción editorial, y que en el caso de las editoriales públicas como Monteávila Editores o la Biblioteca Ayacucho, han dejado a un lado su vocación literaria para avocarse solo a la corriente doctrinaria oficialista.
"Monteávila se ha convertido en una especie editorial propagandística donde lo que interesan son autores de una ideología determinada", opinó.
Recordó que en los años 90 se promulgó una Ley del Libro que, si bien no era vanguardista, estimuló el mercado con propuestas como la eliminación del IVA y la creación del Centro Nacional del Libro, el cual trabajó de forma cercana con la Cámara Venezolana del Libro y dando origen a algunas de las ferias más importantes de la actualidad.
Condiciones mínimas
López-Ortega afirma que en los últimos años las universidades, especialmente las autónomas y privadas, han sido el pilar fundamental para cobijar las ferias de libro, como ha sido la Floc, la Filuc, la Feria Internacional del Libro Universitario (Filu) de la Universidad de Los Andes, y la propia Filcar, que es organizada por la Universidad de Margarita.
Señala que la Filac en su momento llegó a albergar más de 25.000 asistentes, lo que constituye un hito para el turismo en la isla caribeña, siendo la tercera feria más importante después de las realizadas en Caracas y Valencia. Pero sin condiciones adecuadas, resulta difícil continuar.
"Para hacer una feria deslucida, que definitivamente no se puede hacer, pues preferimos sencillamente apostar hacia el futuro, en el momento en que las condiciones mínimas estén y retomar una feria que es joven, pero ya tiene una tradición", expresó.
Para volver otra vez al ruedo, la exigencia suena más fácil de decir que de hacer: Se debe recuperar el sector editorial en Venezuela. El organizador afirma que el país debe volver a imprimir y editar, reabrir sus librerías y deben de haber posibilidades de parte de los lectores de comprar.
En el caso de Nueva Esparta, el reactivar los antiguos patrocinantes del sector empresarial local, la normalización de los servicios públicos y de los medios de transporte también son importantes para que rescatar a la isla de su aislamiento.
"Todo pasa por una revisión completa de las políticas culturales públicas que están realmente muy mal desde hace mucho tiempo y en eso se enmarca la situación de la feria. Si se recupera la situación editorial, ya prácticamente todo lo demás es manejable. Hacer una feria sin libros resulta un ejercicio inútil", declara.
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