El trabajo de una década que ha ido haciendo Kevin Jorges se ha visto recompensado en los últimos 12 meses, al ser ganador del IV Festival de Jóvenes Directores Trasnocho, del Premio Fernando Gómez y más recientemente del Marco Antonio Eteddgui, que otorga Rajatabla.
El actor y director de 30 años considera estos reconocimientos como un "espaldarazo" más que un "impulso", pues sigue trabajando con la misma intensidad que lo ha hecho siempre. Sin embargo, ahora tiene claro que el camino que ha realizado es el correcto.
Desde finales de 2017 el teatro se convirtió en un refugio para Jorges que, como muchos jóvenes venezolanos, se siente atrapado en un país sin un futuro promisorio.
"Siempre hice teatro con fines artísticos, pero en los últimos dos años se transformó en un refugio para no preocuparme tanto por el país y ocuparme más de mí", cuenta.
-¿Considera que se alejó de la realidad venezolana?
-No estoy tan pendiente de las noticias, estoy más preocupado por las obras, por comprender al dramaturgo y al personaje. Está tu labor como ciudadano y la ejerzo a partir del trabajo. Podría estar en la calle, pero prefiero estar en donde sé que puedo pelear.
A pesar del desaliento y las preocupaciones por las que ha pasado el actor, no fue hasta este año que puso en sus planes el abandonar el país, como lo han hecho varios de sus amigos hacedores de teatro.
"No había pensado en irme del país hasta este año. El apagón reciente da otra señal: por más que quieras, un día las luces se apagan y no se puede hacer nada. Se perdieron los medios para hacer teatro", dice.
Una de las frustraciones con las que carga Jorges es la del estancamiento; a su edad le atormenta aún no tener una casa propia.
"Es hacer mucho teatro y quedarme con el recuerdo de unos aplausos, pero no hay algo palpable, entonces, ¿qué es lo que va a quedar?".
En otros países los premios vienen acompañados con dinero u oportunidades de estudio, lo que no pasó con los tres otorgados a él, lo que es entendible por la situación económica que atraviesan todos los gremios actualmente.
-¿Ha tenido que lidiar con el ego?
-Me lo disfruto cuando estoy actuando, porque lo que hacemos los actores no lo pueden hacer todos, lo hacemos porque contamos con estudios y herramientas que otros no.
-¿Prefiere la actuación o la dirección?
-La labor del actor no me pone tan nervioso como la de director, porque no tengo las mismas responsabilidades. Ser actor es una película de suspenso y ser director es una película de terror. Las responsabilidades caen mucho más en los directores.
Próximamente, Kevin Jorges volverá a la nueva edición de Microteatro Venezuela, además se encuentra preparando una gira del Show de La Rompe -que lleva realizando desde hace 5 años- por países con gran presencia de venezolanos.
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