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A control remoto

De la gloria al olvido

Se cumplen 30 años del escándalo de Milli y Vanilli, el dueto vocal que, por un error de playback dejó en evidencia que no eran ellos los que cantaban

  • AQUILINO JOSÉ MATA

22/03/2019 01:00 am

En 1989, hace ya 30 años, se produjo uno de los mayores escándalos que el mundo de la música pop haya conocido hasta ahora. En un concierto en Australia, el dueto Milli y Vanilli, uno de los fenómenos de difusión y millonarias ventas de discos más impresionantes de la época, puso en evidencia, ante los miles de fanáticos que acudieron al espectáculo, que era un fraude, que sus dos integrantes no cantaban, que sus voces no les pertenecían, sino que en realidad eran las de unos artistas anónimos que ellos se limitaban a doblar en playback. Todo se descubrió cuando la cinta con la canción que interpretaban se enredó en un momento del show, lo que demostró que no estaban realmente cantando en vivo. Tremenda raya, que marcó desde ese momento su muerte artística. 

El responsable del fraude fue un productor alemán, Frank Farian, a quien se le ocurrió la idea de concebir un dueto de dance-pop, para lo cual buscó apoyarse más en el impacto visual de sus integrantes que en sus condiciones vocales. Fue así como dio con el francés Fabrice Morvan y el estadounidense Rob Pilatus. Ambos eran amigos, pues se habían conocido durante sus muy frecuentes incursiones en los clubes nocturnos de Munich, la ciudad en donde residían. 

Morvan y Pilatus eran bailarines de probadas habilidades, lo que llamó la atención de Farian, al igual que su porte exótico, sus largas extensiones de cabello y su piel oscura, que al integrar el dúo resaltaron colocándose unos lentes de contacto de color verde. La imagen del dueto, algo que obsesionaba a su productor, ya estaba concebida. 

Pero había un detalle: Morvan y Pilatus no se caracterizaban precisamente por su derroche vocal. Sus registros no llegaban, no digamos a los de un Luciano Pavarotti, es que ni siquiera se acercaban a los de Rudy La Scala, lo cual da una idea de lo deficiente de su potencia vocal. Pero esto a Farian no le importó mucho. Resolvió el problema contratando a tres estadounidenses: el rapero Charles Shaw y dos cantantes de mediana edad residentes en Alemania: Johnny Davis y Brad Howell, las voces ocultas detrás de Milli y Vanilli, como finalmente decidió bautizar al dueto. 

All or Nothing, el primer álbum -editado bajo la etiqueta de Arista Records-, salió en Europa en 1988 e inmediatamente se convirtió en un suceso. Girl You Know It´s True, una pegadiza canción batió records de ventas en todo el mundo y les sirvió de poderoso trampolín a la fama. En poco tiempo dejaron de ser unos desconocidos para pasar a ser ídolos de multitudes. 

Un año después editaron su segunda placa, que superó considerablemente el éxito de la primera, al situar en el primer lugar de la cartelera norteamericana los temas Baby Dont Forget My Number, Girl I´m Gonna Miss You y Blame It On The Rain. Para ese momento ya habían vendido mundialmente más de 30 millones de discos. Por supuesto que lo que vino inmediatamente después fue el premio Grammy, que le otorgaron como Mejor nuevo artista musical. 

Tanto esplendor habría de tornarse en escándalo al descubrirse que eran unos impostores y que no cantaban. La Academia del Disco de Estados Unidos les retiró el Grammy y su sello disquero sacó de circulación sus álbumes. En 1991 Farian intenta relanzarlos, ya cantando ellos, con el nombre de The Real Milli Vanilli, pero no pasó nada. Rob Pilatus no lo pudo soportar y se dedicó a la delincuencia y a los excesos con las drogas, hasta que su cuerpo fue hallado sin vida por una sobredosis en un hotel de Frankfurt, Alemania, el 2 de abril de 1998. Casos como el de Milli y Vanilli demuestran que en el mundo del espectáculo hay ocasiones en que se puede llegar tan rápido al éxito como al olvido.  
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