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Manuel Vilas: "La literatura es libertad"

El autor de "Ordesa" participó en la última edición del Hay Festival Cartagena, y será invitado en el Filbo

  • DULCE MARÍA RAMOS

24/02/2019 01:00 am

"Ojalá pudiera medirse el dolor humano con números claros y no con palabras inciertas. Ojalá hubiera una forma de saber cuánto hemos sufrido, y que el dolor tuviera materia y medición. Todo hombre acaba un día u otro enfrentándose a la ingravidez de su paso por el mundo. Hay seres humanos que pueden soportarlo, yo nunca lo soportaré. Nunca lo soporté".  

(Primeras líneas de Ordesa) Si antes en su poesía Manuel Vilas hablaba de su inconformidad ante las penurias que pasa un escritor, ahora su vida se resume en una palabra: Ordesa. Una palabra que lo convirtió en un autor vendedor de más de cien mil copias, con varias traducciones; en un fenómeno literario cuyo nombre es infaltable en los libros recomendados. En fin, esta novela autobiográfica que habla de la orfandad, le ha dado a Vilas un año vertiginoso y recientemente la nominación al III Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa, cuyo fallo se hará público el próximo 30 de mayo. 

-¿Cómo define todo lo que ha ocurrido alrededor de Ordesa
-Es un milagro. Es un azar. Ordesa ha tenido un éxito espectacular en España, pero hay otros libros míos que estaban escritos con tanto cariño, con tanta devoción y no pasó nada con ellos. Hay un azar en la vida de los libros. He tenido la suerte y espero seguir escribiendo porque un escritor también tiene que comer todos los días. 

-¿Cuáles son esos libros? 
-Un libro de viajes: América; uno de relatos: Setecientos millones de rinocerontes, y las novelas España y Aire nuestro. Lo bueno es que el éxito de Ordesa ha propiciado que mi obra se reedite de nuevo en España. 

-¿Qué opina de la autoficción? 
-Yo lo veo de una forma muy sencilla: los autores que escriben ficción les parece que los autores de no ficción le están quitando algo, pero en realidad al lector le importa un pimiento, le da igual. A mí, como lector, me da lo mismo el punto de vista que ha elegido un autor siempre y cuando su libro consiga emocionarme y gustarme. Por tanto, la polémica alrededor de la autoficción es el enfado que llevan muchos de los escritores de ficción. Si hay un terreno donde existe libertad es la literatura. Haga usted lo que le dé la gana, siempre y cuando escriba un libro que sirva y que le guste a la gente. 

-Su poema Spanish dream, dice: "Toda mi vida ya es una ficción, como la de mi padre. Sangra la ficción por todo mi cuerpo". 
-Ponernos ahora a diferenciar la realidad de la ficción es absurdo, más viniendo de una tradición literaria como la cervantina donde la ficción y la realidad acaban teniendo el mismo estatus. También hay otro problema, que es más moral y humano: la vida de la gente cuando muere, las recuerdas como si fueran personas de ficción porque ya no están, es la parte más dolorosa y enigmática de ese proceso. Todos acabaremos convertidos en ficción, todos acabaremos siendo sombras. 

-¿Cómo se siente ahora que pasó de ser un autor para un reducido grupo de lectores a ser uno vendedor?
-Tu pregunta la he pensado varias veces. Un escritor literario no va a vender la misma cantidad de ejemplares que un bestseller, pero sí debe vender, tener una cantidad de lectores, de lo contrario la literatura no existe. También hay un misterio histórico, hay novelas que se publican y venden cien ejemplares y treinta años después se redescubren y venden cincuenta mil o más. Yo sí pienso que un escritor debe tener un grupo importante de lectores, no sé cuántos. La literatura existe por los lectores, cuando existe esa comunicación entre el libro y el que lee. 

-¿Por qué cree usted que un libro sobre su vida, de memorias y recuerdos, pueda interesarle a otras personas? 
-En Ordesa lo que menos interesa es que sea mi vida, es una invitación al lector a través de mi persona y mi familia para que se coloque él dentro de la historia, que sean él y sus padres los protagonistas. Por eso el libro es un éxito. Mis padres y yo somos un pretexto para que el lector ponga allí a su propia familia.

-De alguna manera, su lectura es una catarsis familiar. 
-Es así. Porque cuando se me acercan los lectores no me preguntan por mi mamá o mi papá, me hablan de los suyos. Me cuentan anécdotas de su familia. Los lectores han repensado su propia historia familiar. 

-¿Algún lector le ha manifestado su deseo de escribir? 
-Muchos lectores han sentido que deben también escribir sus propios recuerdos para que no se pierdan. Sin ánimo de publicarlos, más bien con el ánimo de comprender. 

-Al tocar el tema de los padres, uno siempre lucha por no ser su copia. 
-Exacto, cuando eres un joven de veinte años no quieres parecerte a tus padres porque quieres distanciarte. Pero luego, conforme cumples años, ya el parecido está ahí, de alguna manera lo admites y quizás estás contento con él. 

-¿De qué manera Ordesa le permitió enfrentar la orfandad? 
-Además de comprenderla y de alguna manera curarla, te das cuenta que ya no tienes referentes. Cuando un ser humano ha perdido a su madre o a su padre sabe que el siguiente en la lista es él, eso produce un sentimiento de angustia. 

-¿Le teme a la muerte? 
-No, porque en realidad la muerte no existe, ocurre para los vivos, es un sentimiento que se queda en la vida. El que se va, no siente nada. La muerte es una construcción cultural que hacen los vivos sobre un proceso natural, es un misterio también la pérdida de toda sensación de vida. Nadie lo sabe. Ahora bien, en los misterios de la naturaleza humana hay belleza, así que en la noche de la muerte, que es una noche terrible, debe existir belleza también. 

-En uno de sus poemas escribe: "Mis libros no cambiaron el mundo solo me cambiaron a mí". 
-Eso es verdad. Solo me cambiaron a mí. 

-La vida lo ha puesto en momentos difíciles, ¿se siente hoy más tranquilo? 
-Yo ahora estoy tranquilo y sereno. Estoy en armonía con la vida, viajo mucho, pero también veo poco a mis hijos. El sentimiento de padre es tremendo, te invade una sensación de culpa y de responsabilidad, es un abismo. Me gustaría ver más a mis hijos, pero bueno la vida es así. 

-¿La poesía y la literatura lo han hecho feliz? 
-Ni la poesía ni la literatura me han hecho feliz. Esa frase significa poner la literatura en su sitio. La literatura no resuelve la vida de alguien, un poeta o un escritor hacen su trabajo y ya está. La solución a la vida la debe encontrar cada uno como pueda, no hay un manual de instrucciones, la vida es muy compleja. Lo que sí reivindico es que todo ser humano tiene el derecho de poder pensar en su propia vida, dándole libertad, sin alienarlo, darle acceso a la cultura. A través de la cultura cualquier persona puede obtener ese auxilio para enriquecer su propia vida, pensar quién es, pensar qué hace aquí. 

-Si bien Ordesa le ha dado muchas satisfacciones, ¿no tiene miedo de que la obra se convierta en un monstruo que deje en las sombras a su autor? 
-No he pensado en eso, pero lo pensaré. Y sí, es cierto, a veces un libro puede devorar a un autor, pero es mucho peor que eso nunca pase. 

-Y finalmente, ¿cómo es la ventana por donde mira Manuel Vilas? 
-Yo quisiera que hubiera mucho amor. A veces hay terror y desolación porque el mundo en que vivimos es terrible, con mucho dolor. Intento pensar en la belleza de la vida. Un escritor como yo lo que le dice a sus lectores es: vive qué vale la pena vivir aunque el mundo esté lleno de horrores. 
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