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MEJOR DIRECTOR

Óscar 2019: Un duelo de titanes internacional

Un mexicano, un griego, un polaco y dos estadounidenses aspiran al reconocimiento de la Academia

  • JORDAN FLORES

22/02/2019 01:00 am

En la carrera por el Óscar, no hay premio más importante en toda la noche que el de Mejor Director. Sin ellos, no habría fotografía, diseño de vestuario, guion o actuaciones. En resumen, no habría películas qué premiar. Es el cineasta el que plasma su visión y ensambla cada pieza de la cinta para que funcione con la maestría de un director de orquesta, o de un relojero. Este trabajo, muchas veces académico, otras artesanal, es el que define al cine como el séptimo arte.

Para esta edición, aunque se echa en falta la ausencia de Bradley Cooper, quien debutó en la silla de director con Nace una estrella, por lo menos se tiene a un selecto grupo de cineastas de múltiples nacionalidades que han diversificado la premiación, trayendo consigo sus visiones artísticas y abriendo una ventana para conocer diferentes épocas y culturas, pedazos de historia que quedan retratados en la pantalla y permiten apreciar lo variado que es el mundo, o incluso profundizar en esa cara imperfecta de la sociedad norteamericana que no siempre se ve en los éxitos taquilleros.

Un mexicano le rinde homenaje a los recuerdos de su niñez. Un griego que se sumerge en un juego de tronos dentro de la Corona británica en los tiempos de la reina Ana. Un polaco que compone las melodías grises de la Guerra Fría en un país ocupado. Un afroamericano cuenta una historia tan insólita que sorprende estar basada en hechos reales, y otro estadounidense hace un perfil burlesco de un personaje clave en uno de los momentos más serios y oscuros de su país.

 Cada uno tiene los méritos suficientes para calificar al galardón, y aunque el resultado pueda parecer evidente a estas alturas, a continuación los aspirantes de esta categoría:

Alfonso Cuarón (Roma)

El mexicano se encuentra en su momento de gloria. Con Roma, alcanzó un nuevo nivel de superación más allá del logrado con Gravity (2013), la cual ya le había merecido dos Óscares por dirección y montaje. Aquí no solo dirige, también produce, escribe y hasta se encarga de la fotografía, edición y montaje para crear una obra maestra que solo puede ser catalogada como arte audiovisual. 

Roma nace de lo más íntimo y personal de Cuarón, siendo una oda a la nostalgia capaz de transportar al espectador al pasado (por eso se rueda en blanco y negro), donde no solo se comparte el hogar en donde el cineasta creció, sino que evoca los recuerdos de la propia infancia, sin importar la edad. También es una declaración de amor a la nana Libo que cuidó de él, representada en el personaje de Cleo, y al propio México con todo su trasfondo marcado por las profundas diferencias sociales que convulsionaban al país en los años 70, y que se pueden extender a Latinoamérica completa. 

Mucho se podría hablar de Roma: Su rodaje sin guion, el cuidado minucioso a los detalles, sus planos perfectos, sus secuencias envolventes, su música bien sincronizada con lo que se ve en pantalla y la forma en la que funcionan sus actores, algunos de los cuales ni siquiera tenían formación profesional como en el caso de Yalitza Aparicio y Nancy García. Cuarón tiene todos los ingredientes preparados para cocinar nuevas estatuillas que incluirá en su ya vasta colección.



Yorgos Lanthimos (La favorita)

Esta coproducción entre Estados Unidos, Irlanda y Reino Unido contó con un griego para desarrollar una tragicomedia basada en el reinado de Ana, primera monarca de Gran Bretaña y última de la casa de los Estuardo, en el siglo XVIII. Sin embargo, lejos de ser una historia sobre la grandeza de "su majestad", el director decide mostrar su faceta más humana, como una persona frágil, enferma y rota por el peso de su vida hasta el punto de ser completamente incapaz de dirigir a su nación en medio de una guerra contra Francia. A esta magistral actuación de Olivia Colman, se suma el talento innegable de Emma Stone y Rachel Weisz, quienes son las verdaderas protagonistas con su duelo de intrigas y de intereses: Una busca recuperar, a cualquier costo, su estatus dentro de la nobleza utilizando su encanto y falsa inocencia; la otra, defenderá con toda su rudeza el poder que ejerce en la Corona, y que en el fondo, es también su manera de proteger a su amada reina.

Cada una de las actrices pone en escena personajes tridimensionales cargados de humanidad, malicia y dilemas que hacen a Colman, Weisz y Stone fuertes candidatas a llevarse la estatuilla en sus respectivas categorías. Ese desarrollo se apoya además en el guion, el cual trata con humor e ironía temas como las relaciones de poder, la decadencia de la aristocracia y el feminismo en tiempos donde las luchas de la mujer han vuelto al centro de la atención pública. Igualmente, es destacable el uso de la cámara, con ángulos que juegan con la perspectiva de cada personaje y el uso del ojo de pez para distorsionar las tomas, así como los planos que evocan a los cuadros de Velázquez. Igualmente, la decisión de Lanthimos de usar la iluminación natural de los espacios brinda una sensación de naturalidad con contrastes marcados entre lo sombrío y lo luminoso.

Con 10 nominaciones en diferentes categorías, y una colección de galardones en premios tan importantes como los Globos de Oro, Bafta, el Festival de Venecia, Critics Choice Awards y el Top10 de películas del año del American Film Institute, Lanthimos ha cosechado un gran éxito, y podría ser el favorito para llevarse la corona a casa.

 

Pawel Pawlikowshi (Cold War)

Igualada a Roma en técnica y estética, el polaco logra ser el otro infiltrado con una producción 100% independiente del cine norteamericano, y menos mal que es así, pues mantiene una esencia totalmente europea que retrata el drama de la postguerra entre dos países que vivieron de cerca la ocupación nazi, y que tras su liberación, quedaron en lados opuestos de la cortina de hierro. Esa tensión se refleja también entre sus dos protagonistas siendo incluso más fuerte que la tuvieron Occidente y la Unión Soviética es sus años más distantes. 

El amor imposible y la música son los temas que giran en torno a una película que simplemente puede ser descrita como hermosa. La experiencia de Pawlikowshi como documentalista se nota bastante en la forma en que retrata una época rodada en blanco y negro, donde la cámara se deja correr para capturar la realidad tal como es, manejando el tiempo y los silencios de forma que permite tomar una pausa y apreciar la escena como un cuadro sin llegar a aburrir. 

Aunque la sombra de Roma pudiera ser muy grande para esta obra más modesta pero brillante, Pawlikowshi muy seguramente se alzará con el premio a Mejor Película de Habla no inglesa como hizo en 2015 con Ida, e incluso, llevarse también Mejor Cinematografía, y quien quita si repite su hazaña de Cannes, como Mejor Director.



Spike Lee (Infiltrado en el kkklan)

Basada en una historia sorprendentemente real, Spike Lee adaptó con genialidad el libro autobiográfico de Ron Stallworth, primer policía negro de Colorado Springs, y quien en los años 70 logró hacerse pasar por un supremacista blanco para infiltrarse nada más y nada menos que en el Ku Kux Klan. A este cineasta le fascina resaltar el espíritu afroamericano en sus películas, y con Blackkklansman tuvo la oportunidad perfecta para reflejar un pedazo importante de la historia estadounidense cuando apenas estaba superando el racismo, y logra enlazarlo con la actualidad, con el movimiento Black lives matters y demostrar que todavía queda mucho camino por recorrer desde aquella época.

Una cinta que en ningún momento aburre, y que combina perfectamente el humor de diálogos inteligentes con la tensión y el suspenso que generan determinadas situaciones. El manejo del guion, coescrito por Lee, permite una interacción fluida entre los personajes, quienes se sienten creíbles en todo momento gracias a las hilarantes actuaciones de John David Washington y Adam Driver, sin mencionar los pequeños homenajes que hace a la Blaxploitation de los años 70, es decir, aquel cine de acción centrado en la cultura negra, y que engloba perfectamente la temática policial de la cinta. Si no gana el Óscar, siempre le quedará a Lee alzar su puño mientras sostiene su Gran Premio del Jurado del Festival de Cannes. 

 


Adam McKay (Vice)

El ex-guionista de Saturday Night Live presenta en Vice una atrevida y original propuesta, quizás la menos convencional entre las películas nominadas. Con un montaje que a veces te atropella con imágenes que saltan en medio de las escenas para ilustrar los diálogos, rupturas de la cuarta pared y de la linealidad de historia, así como un peculiar narrador, metáforas actuadas de forma literal y hasta unos créditos falsos a mitad de película, esta obra se impregna un humor negro tan fino, que cuesta encasillarlo en la comedia tradicional, pero que está ahí, como una sátira mordaz y directa a la política estadounidense y al gobernante partido Republicano. 

Vice permite tener una panorámica completa de los hechos del 11 de septiembre de 2001, los intereses políticos y económicos que movieron los hilos en la guerra contra el terrorismo y la invasión a Irak, con sus antecedentes y consecuencias. Pero si el montaje no siempre resulta agradable del todo, lo que sí es innegable es la calidad de las actuaciones, donde McKay se jugó un elenco de primera con Christian Bale, Amy Adams, Steve Carrel y Sam Rockwell, quienes son el punto más fuerte de toda la cinta.


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