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A CONTROL REMOTO

Rompedor Fernando Gaitán

El fallecido escritor colombiano quebrantó esquemas en la telenovela, al incluir a una heroína poco agraciada en ‘Yo soy Betty la fea’, su obra más famosa, que marcó un hito en la historia del género

  • AQUILINO JOSÉ MATA

01/02/2019 01:00 am

“Hay una frase de José Ignacio Cabrujas, que para mí es el gran maestro de la dramaturgia latinoamericana en lo que corresponde a televisión, teatro y gran parte del cine, que decía que la telenovela es el show del sentimiento. Es una apreciación muy importante, porque en realidad una telenovela se escribe racionalmente con una técnica, pero ante todo se tiene que escribir con el corazón”. Así lo dijo, en una entrevista para RCTV, Fernando Gaitán, el escritor colombiano que acaba de fallecer, autor de Yo soy Betty la fea, uno de los productos dramáticos para la pequeña pantalla más exitosos de todos los tiempos, y a cuya rúbrica pertenece también otro suceso de apreciable sintonía: Café con aroma de mujer.

La admiración de Gaitán por el creador de La Señora de Cárdenas, Señora, Natalia de 8 a 9, La Dama de Rosa y otros emblemas de lo mejor que en materia de telenovelas se ha hecho en nuestro país, viene dada precisamente por la manera en que ambos asumieron su oficio de escritores para la pequeña pantalla, que iba mucho más allá de una historia contada apelando a los clásicos aditamentos del género recurriendo a la manida fórmula de la pobre muchacha que se enamora de su rico y apuesto galán, sino que, por el contrario, se apartaba, a veces totalmente, de ella, como en Yo soy Betty la fea (1999), donde el personaje titular, una economista inteligente pero socialmente torpe y avergonzada por su aspecto poco agraciado, entraba a trabajar de secretaria en una empresa de moda y acaba enamorando a su jefe. O como en su novela previa, Café con aroma de mujer (1994), en la cual Gaviota, una recolectora de café, y Sebastián, miembro de una de las familias más poderosas del gremio caficultor, deben superar obstáculos para estar juntos, todo ello en un marco de intrigas y pasiones en el mundo del comercio del aromático grano.

Hasta la llegada de Betty la fea, los jerarcas de la expresión más tradicional de la telenovela sentenciaban que una protagonista debía ser incuestionablemente bella, porque de lo contrario quebrantaría las normas del género. Lo que no sabían era que esa ruptura de la norma sería para mejor. Con sus 169 episodios, Yo soy Betty la fea tuvo un éxito sin precedentes. Entró en el Libro Guinness de los Récords al haber sido emitida en más de 100 países, contar con doblaje en 15 idiomas y tener 22 adaptaciones, entre las que destacan Yo soy Bea, en España, con tres temporadas y 773 episodios; Ugly Betty, en Estados Unidos, convertida en una serie semanal ganadora de dos Globos de Oro a la Mejor Comedia; un spin-off, titulado Ecomoda, e inclusive una adaptación teatral, que Gaitán estrenó hace dos años, con sus intérpretes originales, con la que realizó una gira por Latinoamérica. Bajo esta impronta, la venezolana Carolina Espada haría su propia y muy original historia, Mi gorda bella (2002), otra teleserie rompedora con un éxito abrumador, cuya trama es la de una joven con sobrepeso que se refugia en la comida para aplacar sus problemas.

Con otras obras destacadas, como La fuerza del poder y Hasta que la plata nos separe, Gaitán recibió en 2012 el premio de la Asociación Nacional de Ejecutivos de Programas de Televisión de los Estados Unidos (Natpe), en reconocimiento a su labor profesional. Más recientemente había trabajado en Betty, en Nueva York, adaptación de su obra más famosa, que se estrena el 6 de febrero en Telemundo, la cadena estadounidense de habla hispana.
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