Rómulo Peña
MIRADA EXPUESTA || Arrancados de raíz
El fotógrafo falconiano resultó finalista con esta serie, titulada “De la migración al vacío”, en el Primer Concurso de Fotografía Contemporánea Latinoamericana, Luz del Norte, realizado en Monterrey
La cama tendida, “como él/ella la dejó”. La habitación vacía. La casa deshabitada. La familia lejos. El país también. Cuando un venezolano deja su tierra y sus afectos en ella, el quiebre emocional es incalculable. No se puede medir el dolor, no se puede cuantificar la nostalgia, no se puede calibrar el grado de desarraigo con el que carga quien decide buscarse una vida más amable y justa fuera del país en el que nació. La huella es demasiado honda. La herida, demasiado profunda.
El fotógrafo Rómulo Peña (Coro, estado Falcón, 1982) acusa recibo del fenómeno migratorio venezolano, que afecta a todo el continente, a través de la serie De la migración y el vacío, la cual resultó finalista en el Primer Concurso de Fotografía Contemporánea de Latinoamerica “Luz del Norte”, realizado en el Centro de las Artes de Monterrey, en el marco del XVI Encuentro de Fotografía de Nuevo Leon, México, y en el concurso “Memoria fotográfica: migraciones y DDHH en America del Sur", organizado por el Centro de Estudios Legales y Sociales de Argentina. Además, ganó el Premio Tresy3 en su quinta edición, organizado por la galería Tresy3, de Las Mercedes, en Caracas.
En este caso, el registro de un hecho al que se han visto obligados millones de venezolanos por la terrible situación del país, producto de un modelo económico fallido y totalmente empobrecedor, lo hace Peña a través de las casas clausuradas, metáforas de vidas también clausuradas.
Peña, que ha centrado buena parte de su trabajo en la fotografía estenopeica y otros medios analógicos para la obtención de imágenes, trabajó en esta ocasión con negativos digitalizados, técnica que confiere a la obra final un brillo metálico que hace aún más potentes las vistas de casas con puertas y ventanas tapiadas. Vestigios de un abandono que suena a temporal, nunca a definitivo, como si quien se va, espera poder regresar algún día a recuperar su hogar y la normalidad de su vida.
Dice Rómulo Peña: “De la migración y el vacío evoca la sensación que experimento por el fenómeno del éxodo, un agujero en la red de relaciones, un loop de despedidas, reflejado en la proliferación de espacios físicos desocupados que como capsulas de tiempo, despojadas de movimiento, van reconfigurando la cartografía urbana y la manera de relacionarse con ésta”.
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