"Bird Box": el riesgo de ir a ciegas
La danesa Susanne Bier decepciona con la cinta que ha dirigido para Netflix
¿De qué sirven las historias si no nos identificamos con ellas? ¿De qué sirven si lo que nos cuentan no repercute en lo que pensamos, en lo que sentimos? Fábulas, alegorías o metáforas, las historias más fantásticas, más despegadas de nuestro raciocinio, siempre tienen un "cordón umbilical" que las conecta con aquello que somos, nos interesa, nos preocupa o nos identifica.
Cuando el premio Nobel portugués José Saramago escribió Ensayo sobre la ceguera lo hizo no para describir las peripecias de un grupo de personas enfrentado a una pandemia de ceguera blanca; lo hizo con la deliberada y genial idea de hacerse de una excusa para poder subvertir el orden social y mostrar así, de forma descarnada, la decadencia de una sociedad enferma de individualismo, corrompida e histérica.
Los protagonistas de la nueva película de la cineasta danesa Susanne Bier (Después de la boda y En un mundo mejor), Bird Box, no hacen frente a una epidemia que los puede dejar ciegos, sino a unos enemigos invisibles que, paradójicamente, al ser "vistos" hacen que las personas se suiciden.
En el inicio de Bird Box, Malorie, la protagonista que encarna Sandra Bullock, actriz a la que le sientan muy bien los papeles de mujeres que a la hora de asegurar su sobrevivencia dan la pelea, habla a cámara. Se dirige a dos niños a los que insiste que, como ella, mantengan sus ojos vendados.
Un flashback explica la desesperada petición de la mujer: cinco años atrás, el mundo era un caos de inexplicable autodestrucción del que la protagonista, embarazada, huye; en el presente, Malorie y los dos pequeños navegan por un río salvaje que los podría conducir a la salvación.
No deja de sorprender que una realizadora como Susanne Bier, sensible a explorar la condición humana a través de dramas sencillos y honestos, se juegue su prestigio artístico con un thriller post-apocalíptico que carece de una mínima lógica que lo haga funcionar.
Híbrido entre ciencia-ficción y película de terror, Bird Box, que produjo Netflix con holgura de recursos y un elenco mayúsculo que, además de Bullock, incluye a John Malkovich, Sarah Paulson, Jacki Weaver y Tom Hollander, va del suspenso a la decepción con la misma ligereza con la que salta del pasado al presente.
Sumemos a lo anterior, un desenlace convencional que tira al traste con la esperanza de que, en algún momento, a Susanne Bier le diera por husmear con mayor determinación en los grandes temores del hombre contemporáneo.
La falta de compromiso con el proyecto que Netflix le propuso ha convertido, por esta vez, a la autora danesa en responsable de una obra concebida para el divertimento ramplón, de esos que pueden asegurar la rentabilidad de la más popular empresa comercial de entretenimiento vía streaming.
Con Bird Box, Susanne Bier descendió al nivel de un cineasta como M. Night Shyamalan y demostró que no todo lo que produce Netflix es bueno.
@juanchi62
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