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José Manuel López levanta un jardín de letras y música

El autor ofrece una búsqueda intimista en su libro "El jardín de los desventurados"

  • JORDAN FLORES

03/01/2019 01:00 am

Existe un jardín que se recorre desde adentro, desde lo más profundo del corazón. A él le escribe José Manuel López D'Jesús (Mérida, 1990) en su libro El jardín de los desventurados, el cual fue publicado en diciembre por la fundación La Poeteca como parte de su selección de jóvenes autores. 

Con 28 años, ya posee trayectoria como poeta, músico y profesor de filosofía en la Universidad de los Andes, y a diferencia del carácter inédito de los otros autores elegidos por la iniciativa poética, ya ha publicado anteriormente libros como Liturgia, la cual tuvo mención honorífica en el Concurso de Creación Literaria de la ULA (2014), las plaquettes Sinestesia disonante (2012) y Réquiem (2013), de la editorial chilena Los Poetas del 5, y parte de Amanecimos sobre la palabra: antología de poesía joven y reciente (2016) de Oriette D'Angelo con Team Poetero. 

Define la poesía como una casa donde se representa su ser, y la cual le ayudó a comprenderse a sí mismo a través de la palabra. De poetas como Rimbaud, César Vallejo y Vicente Huidobro, descubrió que existían otros universos diferentes al real. "En cierto sentido, han marcado un eco en la voz que he ido construyendo", añade. 

López no suele poner nombres a sus poemas, pues considera más importante el contenido que su título. En el libro, solo la primera parte, El jardín de los desventurados, tiene poemas titulados, mientras que para Niebla y Una nación sin canción, los textos se encuentran simplemente numerados. 

"La razón es que esa primera parte la concibo como un todo, mientras que las otras dos son poemas individuales", acota el autor. 

El libro, según la reseña de La Poeteca, se presenta como "sombrío y revelador", con un retrato del tiempo con una evidente analogía al país, aunque, también alberga una búsqueda intimista y un cuestionamiento de lo divino, siendo esta una referencia al bíblico Jardín del Edén. 

"Dios es una metáfora de la desnudez, de la intemperie, del desamparo total", agrega. 

El poeta alega que actualmente se han creado varios espacios de difusión para la poesía, siendo él mismo cofundador de Altavoz, una iniciativa cultural que da voz al talento local de ciudad de Mérida a través de presentaciones y recitales.

Como pianista, busca plasmar una "música interior" en sus versos, pues al escribir, piensa en los sonidos de las palabras para ir componiendo su ritmo. Aunque tal musicalidad no aplica propiamente para El jardín de los desventurados, señala que se encuentra escribiendo un libro que busca fusionar ambas artes. 

"Los griegos, por ejemplo, pensaban que la música y la poesía se llevaban de la mano como una senda única donde una llevaba a la otra. Siempre la música llevaba la voz cantante", explica. 

@JJFlores94
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