La carrera de Cher tiene mucha tela para cortar en Broadway
Su musical biográfico con abundante material fue estrenado anoche. Tres protagonistas repasan sus altibajos tragicómicos en música y actuación, incontables pelucas y extravagante guardarropa
Andrés Correa Guatarasma
Nueva York.- Cher es Cher. Uno de los nombres más cortos de la farándula internacional ha tenido una de las carreras más largas, resucitadas y versátiles desde que la joven californiana de 16 años abandonase el liceo en 1962 con una idea muy clara: “ser famosa como fuese”.
Ingenua, “tímida” y disléxica, pero talentosa, impaciente y ambiciosa, con un padre ausente y una madre que valía por dos, Cher (Cherilyn Sarkisian) salió a tocar puertas y pronto se topó con el que sería su esposo, socio, principal promotor y dolor de cabeza, Sonny Bono. Aún siendo menor de edad se mudaron juntos, iniciando su tan soñada senda como cantante y comediante, en Londres y California.
Trabajaba sin pausas ni vicios -una hippie que condenaba las drogas-, madurando a destajo mientras aprendía que la fama implica muchos altibajos, y que las pelucas y el vestuario extravagante no siempre garantizan empleo ni aplausos. Al contrario, el exceso de risa, plumas y lentejuelas también le han costado burlas y obstáculos.
La educación formal le haría falta cuando su despiste, ingenuidad y falta de roce con los números la llevarían a desajustes financieros, problemas fiscales y hasta explotación laboral que terminaría en divorcio.
Eran apenas los años 70’s y nadie imaginaba –ni ella misma- que la carrera de Cher se prolongaría por seis décadas, que ganaría en Cannes y el Óscar a la mejor actriz y que Broadway –donde una vez actuó sin mucho brillo- haría una musical sobre ella, hoy vigente a los 72 años, siguiendo los genes inquebrantables de su madre Georgia Holt, quien suma 92.
Hay un repaso de seis décadas de estética (Foto: Joan Marcus)
Holt actuó con Lucille Ball, a quien Cher consultó antes de separarse de Bono, considerando que la pelirroja comediante también fue socia de su esposo Desi Arnaz. Una anécdota más en la floreciente vida de quien tanto ha temido pasar al olvido y que al ganar el Óscar agradeció a sus estilistas, pero no al director de la película (Norman Jewison, “Moonstruck”).
Con material de sobra, “The Cher Show” se estrenó oficialmente el 3 de diciembre. Tres actrices comparten el rol principal, como si Cher conversase consigo misma en edades diferentes, entre halagos y reproches: Stephanie J. Block, Teal Wicks y Micaela Diamond; con libreto de Rick Elice y dirección de Jason Moore.
Por supuesto las luces, las pelucas y sobre todo el vestuario son también protagonistas, con trajes recreados por el legendario Bob Mackie, el mismo que ha vestido a la extravagante Cher por años, incluso retando la censura televisiva.
Cher es una de las productoras y al ver una versión temprana en junio en Chicago dijo que “necesitaba arreglos”. La semana pasada sorprendió a la audiencia al asistir como “una más” a uno de los preestrenos en Broadway.
Más tarde declaró que “amaba” el show y bromeó que ojalá hubiesen sido posibles esas conversaciones entre su yo joven y las dos más maduras. “Eso me hubiese ahorrado mucho dolor”, declaró en tono agridulce a la revista People.
El estreno coincide con el cierre de otro musical biográfico en Broadway dedicado a una diva de los 70s, Donna Summer. Mientras, uno sobre Tina Turner se presenta en Londres y desembarcará en Nueva York en septiembre.
Si al musical le va bien, Cher podría ganar el Tony como productora, el único premio que le falta para completar la llamada cuatrifecta “EGOT” de la farándula, junto al Emmy, el Grammy y el Óscar. De momento sigue activa; la frase que cierra el musical es clara: “aún no han visto lo último de mí”.
acorrea@eluniversal.com
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