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La vida es una "Caja de cambio"

La Caja de Fósforos repasa existencias en su último montaje por este año

  • CAROLYN MANRIQUE

01/12/2018 01:00 am

Llega el momento. Puede ser a los 10, a los 30 o a los 50 años. Nuestra zona de confort se ve interrumpida, de un golpe a veces suave y llevadero, pero también a veces tan fuerte que la idea de la muerte se hace más cercana que la de la vida.

La Caja de Fósforos, ubicada en la Concha Acústica de Bello Monte, cierra el 2018 con una propuesta de Ricardo Nortier, quien basándose en historias de la vida real, retrata los cambios experimentados por las personas en diferentes etapas de su vida.

Este es el punto de partida del montaje "La caja de cambio", que reúne ocho piezas cortas divididas, para su presentación, en grupos de cuatro, que el público podrá ver hasta el 9 de diciembre, los viernes, a las 7:00 pm, y sábado y domingos, a las 3:00 y 6:00 pm.

Ocho momentos de cambio

En los años 80, los papeles estaban invertidos en la frontera colombo-venezolana, aunque la dificultad y tristeza era la misma. "La travesía" cuenta la historia de una colombiana que dejó su país, no sin antes pasar por encuentros incómodos con guajiros y traslados inesperados en pick up. Interpretado y escrito por Luz Dary Quitian, el monólogo es dirigido por Javier Moreno.



A Diana Volpe se le ha visto actuar y se ha disfrutado de sus interpretaciones, pero Ana Melo se le ocurrió mostrar la historia personal de la actriz y directora a través de una muñeca que descubre su corazón y su gusto por el teatro, siendo la propia Volpe quien desde una cocina habla de sí misma en la pieza "Como flechas a la Diana".

Para otra de las piezas de "La caja de cambio" Nortier tomó la entrevista publicada por el diario "El Mundo", de España, a Lorent Saleh, luego de pasar cuatro años encerrado en La tumba. La obra lleva el nombre del calabozo y Josbel Lobo es el encargado de encarnar al preso político y dar voz a un hombre que recibió los peores castigos pero que logró sobrevivir de una situación que, sin duda, generó un cambio definitivo en su forma de apreciar y manejar la vida.



Al emigrar, los cambios son inevitables. Sin embargo, en "Nadie me quita lo bailao" dice el personaje que interpreta la actriz Margarita Morales: "¡Voy a seguir!", sin tener por ello que borrar sus recuerdos. Nadie, por ejemplo, le podrá negar a ella que recorrió El Ávila y que en él fue feliz, aunque ahora solo pueda verlo en fotos.



En "Telaraña", una joven acostumbrada al sometimiento de su madre se pregunta qué será de ella una vez que logre zafarse de los hilos que la mantienen amarrada, ¿el miedo a la libertad la dejará avanzar? Es lo que se preguntan la directora María Ruiz y la actriz Carolina Torres.



Aquellos que cambian por decisión propia, a veces de manera apresurada y con furia ("Cambio de pixeles"); las transformaciones sociales a través de la música ("Alpargata usá") y la vigencia de las cartas en la era del correo electrónico ("¿Hasta cuándo perdurarán?") completan el octeto de historias mínimas con las que La caja de cambio mira la diversidad de la naturaleza humana.




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