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Marianella Salazar: “He disfrutado el amor lo que dura”

Con el título de “La eterna irreverente”, la periodista estrena un monólogo donde cuenta su vida pública y privada. Destaca que escribirlo le ha sacado algunos fantasmas

  • AQUILINO JOSÉ MATA

21/10/2018 01:00 am

A lo largo de 40 años de destacada trayectoria en el periodismo a través de la radio, la televisión y los medios impresos, Marianella Salazar ha incursionado también en la política y ejercido responsabilidades públicas. Todas y cada una de esas experiencias forjaron su personalidad, que es la de una mujer de ideas propias y muy arraigadas, controversial, inteligente y sin pelos en la lengua a la hora de dar a conocer con agudeza sus puntos de vista, muchas veces teñidos de un afilado sentido del humor. De ella se han dicho tantas cosas, que decidió contar su vida a través de un monólogo, escrito y actuado por ella misma bajo la dirección de Julie Restifo, que presentará en el Centro Cultural BOD los días 30 y 31 de octubre y 1° de noviembre.

La eterna irreverente es el apropiado título de este unipersonal, que sus productores describen como “un ejercicio de rebelión que descubre a una mujer madura que vive a su modo, de una forma indómita y espontánea, que evoca el pasado para confrontarse consigo misma y narrar un país que ya no existe. Cuenta sus frustraciones y amores, su relación con el poder y con los hombres que protagonizaron la política” durante la cuarta república. En torno a este “tributo a la nostalgia y, sobre todo, a la vida”, conversamos con Marianella Salazar.

-¿Cuánto se puede decir de una existencia vivida intensamente en un monólogo de una hora?
-Pienso que mucho, cuando tienes poder de síntesis, que lo he adquirido con el oficio de periodista. Por supuesto, hay mucho más que contar, comencé a reportear desde los 19 de años, cuando estudiaba segundo año de periodismo en la Universidad Central de Venezuela. Han sido años muy intensos, pero no traté de abarcarlo todo, imagínate. Este proyecto de La eterna irreverente nació de la necesidad de escribir unas memorias para publicarlas, no para narrarlas en el teatro. Sin embargo, el ejercicio ha sido maravilloso porque he podido conocerme más. Poner palabras me ha permitido ordenarme y saber dónde están mis debilidades. Este unipersonal es toda una confesión y ha sido escrito después de vivir o sufrir momentos que me habían paralizado. Es todo un ejercicio de reinvención, que no es otra cosa que la capacidad para ponerse de pie. Y renovarse.

-¿Se dispone entonces a reafirmar, desmentir o dar detalles hasta ahora desconocidos de diversos episodios que han marcado su existencia?
-Pues sí, hay episodios inéditos, con figuras políticas de la llamada cuarta república, que podrían sorprender.

-¿Inclusive en torno a los romances que se le han atribuido con un ex Presidente y ministros? ¿O son meras especulaciones?
-Cuento mi versión y de quién pudo alimentar esas leyendas. Como lo digo en el monólogo: no he sido ninguna devoradora de hombres, a lo sumo perturbadora de hombres y causa de celos en algunas mujeres. El morbo que siempre suscita tu vida privada, tus amores y desamores, puede resultar satisfecho escuchándolo de la boca de la misma intérprete. Esa fama de haber tenido un romance con Carlos Andrés Pérez ya lleva la bicoca de 40 años, una barbaridad. Me di cuenta al abordar el tema cuando escribía el monólogo.

-¿Qué porcentaje habrá de su vida pública y cuánto de su vida privada?
-Pues hay mucho de mi vida privada, hablo de mis fracasos sentimentales, de mis matrimonios, de mis frustraciones, de este proceso de envejecer y de cómo lo asumo. Es parte del paquete de la vida. Con lo reservada que he sido sobre mí, me parece increíblemente íntimo. Me ha sacado algunos fantasmas.

-En su actividad como funcionaria pública, tanto en el Concejo del Distrito Sucre (que así se llamaba) como en Viasa, la pulcritud fue su signo ¿No es esto una rareza tomando en cuenta el país en que vivimos, tanto el de antes como el de ahora?
-Es algo que resulta desacostumbrado, no solo en Venezuela, sino en el mundo de hoy. Pero cuando has crecido escuchando a un padre decir: “Lo único que les dejo a mis hijos como herencia es mi honestidad”, es algo que gravita en todas tus actuaciones. Es un mandamiento que cumplo por partida doble, porque también está en la ley de Dios.

-¿Cuándo se dio cuenta que el periodismo era lo suyo?
-Lo asumí desde el mismo momento que un test vocacional reveló que debía estudiar periodismo. Yo lo que quería era estudiar teatro, pero mis padres no me dejaron.

-¿Se siente más cómoda como buena conversadora y comentarista en la radio o como aguerrida columnista política?
-Soy polifacética, me siento a gusto conversando sobre cualquier tópico, eso me ha salvado del apartheid que me han impuesto algunos medios por mis posiciones políticas; incluso, he sentido algunas reticencias para promover este monólogo en sus espacios. Es el colmo de la autocensura.

-¿Fueron más felices sus romances que sus matrimonios?
-He disfrutado el amor lo que dura y soy de las que piensa que lo mejor del matrimonio es el divorcio.

-¿Algo que no se perdone a sí misma?
-Eso me parece un ejercicio inútil. Uno comete muchos errores, pero no se puede hacer nada para resolverlos cuando han quedado en el pasado.

-¿De qué manera le ha tocado la envidia?
-Es parte de la naturaleza humana, en cierta forma la envidia es la manera que tienen algunos para admirar a alguien.

-¿Una mujer totalmente realizada?
-Profesionalmente sí. En lo personal no pude realizar el sueño de tener hijos.

-¿Algo que considere el peor emblema del mal gusto?
-La dictadura es incompatible con el buen gusto.

-¿Lo mejor que ha podido pasarle en la vida?
-Tener esos amigos incondicionales, con quienes creamos vínculos más allá del parentesco y la sangre. Siempre son un motivo para seguir viviendo.

-¿Y lo peor?
-Nada es más devastador que la orfandad y es lo que he sentido con la muerte de mi madre.

–Ha dicho que desde que cerraron la radio donde trabajaba, ha llenado ese vacío con sus clases en la escuela de gastronomía, ¿acaso una nueva ocupación en tu futuro?
-Todo es posible, quién quita y termino haciendo un programa de cocina. La verdad es que esas clases han sido una terapia en mi vida.

-¿Si tuviera que escribir una obra sobre los tiempos que vivimos, la haría en clave de drama, melodrama, comedia o tragedia?
-En la Venezuela de hoy no hay espacio para la comedia, solo para la tragedia.

-¿Y si el tema fuera la cuarta república?
-De aquellos barros vinieron estos lodos.

-¿Cómo visualiza a Venezuela en el futuro? ¿Hay una salida a la vuelta de la esquina?
-Hay mucha incertidumbre. Si hay algo que he aprendido recientemente, es ver que la salida no está a la vuelta de la esquina. Me he pasado casi veinte años asegurando que “falta poco”. Solo quiero estar viva cuando se produzca, ser testigo de la reconstrucción del país y ver renacer los verdaderos valores democráticos.

@aquilinojmata
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