Juan Armas Marcelo: "Los escritores somos muy vanidosos"
El escritor canario es uno de los invitados a la Feria Internacional del Libro Caribeño que comienza hoy en la isla de Margarita
DULCE MARÍA RAMOS
ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL
El escritor Juan Jesús Armas Marcelo, nacido en Las Palmas de Gran Canaria, se ha dedicado al periodismo cultural y a la literatura; esta última lo cautivó tanto desde pequeño que dejó sus días de jugador de fútbol en el equipo amateur del Real Madrid. Su relación con Venezuela ha estado latente toda su vida, primero con sus primos y luego su amistad con los escritores Salvador Garmendia, Caupolicán Ovalles y Adriano González León.
"El nombre de Venezuela en casa de mi abuela y de mi padre, me sonaba muy cercano desde pequeño, como si fuera otra isla canaria. De mayor, Venezuela ha sido un afecto constante, he estudiado su historia y su literatura. El afecto por el país se produjo a lo largo de mi aprendizaje y mi madurez intelectual, literaria y política", dice.
En los últimos años, Armas Marcelo se ha dedicado a la Cátedra Mario Vargas Llosa y a la escritura de sus memorias, cuyo primer tomo Ni para el amor, ni para el olvido está previsto que salga al mercado el primer semestre el año. El autor confiesa que este ejercicio de escritura le ha permitido evaluar su vida, la cual ha sido transitada de manera intensa y plena. Quizás, más una vida de escritor y no tanto de literato.
Sobre su visita al país y su participación en la cuarta edición de la Feria Internacional del Libro del Caribe (Filcar), que se inicia hoy en la isla de Margarita, el autor español expresa: "Hace cinco años que no voy a Venezuela. Siento una especie de inquietud por lo que está ocurriendo, también siento mucha cercanía y complicidad con los venezolanos que sufren. Cuando un país está mal, uno debe asistir y apoyar estos eventos".
-Como escritor canario, ¿cómo percibe la literatura de las islas y la figura de Benito Pérez Galdós?
-La literatura canaria es muy pequeña, tiene el problema que tienen todas las literaturas pequeñas en el mundo: prácticamente no existen. Pérez Galdós fue un escritor que nació aquí, que mantuvo su relación familiar y amistosa, pero apenas escribió un par de discursos sobre las islas, no escribió sobre su tierra y la gente de las islas, escribió sobre Madrid. Es un escritor universal, que se hizo como escritor en Madrid y nació en Las Palmas. Hoy escribí un artículo sobre el rechazo que existía aquí -en Las Palmas- por Pérez Galdós, y ahora todo el mundo quiere ser como él, incluso sin haberlo leído.
-Durante muchos años ejerció el periodismo cultural en radio, televisión y prensa, ¿cómo ve la presencia de las redes sociales en la actualidad y la calidad del periodismo cultural?
-Yo creo, francamente, que las redes sociales son un basurero. No soy tuitero, estoy en el Facebook para que lean mis artículos, no hago ningún comentario, ni participo en absoluto de ese juego. El periodismo está sufriendo mucho con la presencia de las redes sociales. La tecnología nos ha ayudado en muchas cosas, pero todo progreso tiene su lado malo. En este caso han sido las redes sociales donde cualquier ser anónimo y analfabeto puede decir cualquier cosa y la gente le hace caso, porque la gente por regla general está muy mal educada y poco informada.
Prosigue: "La excelencia y la exigencia en el periodismo cultural ha bajado mucho, eso me causa tristeza. El periodismo cultural de hoy lo encuentro muy inferior al periodismo cultural de antes, todavía en el periodismo escrito uno puede encontrar una joya y sentirse muy satisfecho cuando la lee".
-Gran parte de su obra literaria está dedicada a Cuba y ha comentado en varias oportunidades que le prometió a Guillermo Cabrera Infante no regresar a la isla.
-Cuba representa algo especial en mi literatura y mis sentimientos. Tengo dieciocho años que no voy a Cuba, no tengo ganas ni pasión de volver. Mis amigos, muchos han muerto y otros la están pasando muy mal. La Habana que vivió Cabrera Infante ya no existe. Aquella Habana que yo conocí y que fue deslumbrante a pesar de los pesares, es una especie de recuerdo que solo vive en la literatura de Cabrera Infante y en otros grandes escritores cubanos.
-En la actualidad usted está dedicado a la escritura de diarios.
-Sí. El primer tomo de mis memorias sale pronto: mayo o junio. Ya estoy corrigiendo pruebas y recopilando fotografías de la época. Los escritores somos muy vanidosos y queremos siempre dejar la memoria de nuestros hechos. Quizás yo no sea tan importante por lo que he hecho sino por la gente que he conocido. Estoy contento en escribir mis memorias, he tenido una vida bastante plena, satisfactoria, no me siento frustrado ni fracasado; al contrario, a veces me siento demasiado eufórico, lo que tampoco es muy conveniente.
-El primer tomo del diario llega hasta los años ochenta, ¿qué representó para usted ese tiempo?
-Los años ochenta son la época de mayor fulgor de mi generación. Es la llegada de Felipe González al gobierno, un cambió muy grande después de la dictadura, representó el triunfo de mi generación y de la libertad.
-Acaba de reconocer que es más conocido por su amistad con ciertos escritores que por su obra. De hecho, siempre ha hablado de su cercanía con García Márquez y Vargas Llosa. ¿No le molesta que le pregunten más por sus amigos que por sus libros?
-Es muy difícil ser un escritor como ellos, tan geniales y rigurosos en su escritura. Yo también me he dedicado a otras cosas, a vivir bien y atender otros mundos que no son literarios. De manera que si soy reconocido o no en la calle, no me importa, y si puedo decirle la verdad: tampoco me importa tener más de ocho mil o quince mil lectores, no soy de los que batallan y sueñan con vivir de lo que escriben.
-Recientemente fue noticia el cambio de sede del Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa a México.
-No encontramos las expectativas económicas para mantener el premio en Perú. Pensamos, desde la Cátedra, que el origen de la Bienal es limeño y que su meta era convertir a Lima en una capital literaria y universal durante la semana que se entregara el galardón, pero parece que algunos no lo entendieron así. Estamos tristes por ese lado, pero a la vez contentos porque se ha salvado el premio.
-En una entrevista confesó que le tiene miedo a su biblioteca, ¿sigue latente ese temor?
-Sí. Escribo siempre en mi cuarto, los libros se mueven solos y cuando uno menos lo espera. Lo mejor es escribir con una mesa limpia y donde no haya ningún libro.
-Y finalmente, ¿cómo es la ventana por donde mira Juan Armas Marcelo?
-Es una ventana abierta, precisa, preparada para aceptar todas las consecuencias del contexto en el que escribo y siempre pendiente de los vuelos rasantes en el cielo, de cualquier episodio que valga la pena resaltar en la literatura.