Julio Iribarren: “Siempre ando buscando nuevas fronteras de expresión diferentes”
Su muestra fotográfica “Back on the road” se mantiene hasta el 10 de agosto en la galería Abra, del Centro de Arte Los Galpones
Back on the road, de Julio Iribarren (Caracas, 1949), no es solamente una exposición fotográfica inspirada en un libro que marcó varias generaciones. Es, además, una invitación a reflexionar sobre la conexión entre el ser humano y el viaje, explorando temas relacionados con la movilidad, la aventura y la experiencia personal en el camino.
Son 26 imágenes en total, resultantes de un recorrido entre los años 70 y 90 por la geografía nacional, en las que fotografía artística y documental desdibujan sus límites. Iribarren captura la esencia del desplazamiento, las emociones que despierta y la relación que mantenemos con los espacios que transitamos, permitiéndonos el reencuentro, en sus rostros y paisajes, con la inocencia del país que fuimos.
Se inició en la fotografía en la década de los 60, dice, durante un viaje de dos o tres años, por América y Estados Unidos, inspirado por la novela autobiográfica de Jack Kerouac, On The Road (En el camino, 1957), uno de los clásicos más influyentes del siglo XX.
“Este viaje empezó con dos coincidencias”, confiesa. “Cuando cumplí 21 años, mi papá se volvió a casar, después de haber enviudado, y yo, con toda la influencia del momento, Kerouac, que era mi autor favorito, porque me identificaba con ese medio de vida liberal, Woodstock, rock and roll, el hipismo, compré un morral y arranqué pidiendo cola desde Tazón. Luego vino todo eso de pasar de un país a otro, Colombia, Ecuador, la Amazonía peruana; subir por los Andes y de allí a Honduras, México, donde me conseguí con la pandilla que me esperaba, y nos fuimos a Estados Unidos. Regresé, después de dos años, a la boda de mi hermana”.
Todas las imágenes captadas en su travesía, se perdieron junto con el morral, pero años después “normaliza” su relación con la cámara, cuando empieza a trabajar en ese ramo, monta su propio estudio a principios de los 80, “y comencé a hacer fotografía publicitaria, con todo lo que eso implica”.
Sin embargo, continúa viajando, y “ya con mayor madurez y un conocimiento del mundo”, finalizando los 70 se enrumba por el territorio venezolano, captando rostros, paisajes y situaciones, con el resultado de estas imágenes en blanco y negro, hoy reunidas en Back On The Road, la muestra que hasta el 10 de agosto se mantiene en los espacios de la galería Abra en Los Galpones, con la curaduría de Luis Romero.
“Esta es una muestra en blanco y negro, muy diferente a la fotografía que hago hoy en día, motivada por un gran amigo que se fue, Ricardo Jiménez, quien estuvo revisando mis negativos viejos y me animó a que expusiera estas imágenes. Por eso la muestra está dedicada a él”.
Back On The Road también puede interpretarse como un retorno a nuestras raíces, a la simplicidad del desplazamiento y a la importancia de detenerse a apreciar el camino, no solo el destino. La obra de Iribarren busca conectar emocionalmente con el público, despertando recuerdos y sensaciones relacionadas con el viaje y el descubrimiento personal.
“Se trata de fotografías directas que dignifican los modos de vida de los lugareños, continuando así con la modalidad discursiva que prevalecía en el medio fotográfico local, representado por Vladimir Sersa, Thea Segal o Alexis Pérez Luna”, escribe Sagrario Berti en la presentación del catálogo.
De Maracaibo a Los Testigos, Juan Griego, La Asunción, Las Camaraguas, el Alto Caroní, Coro, La Sabana, Caracas, La Guaira o Maiquetía, anécdota, rostros y paisajes, dejan ver en sus encuadres, juegos de formas e iluminación, la presencia de un ojo estético, que confiere una nueva dimensión a la imagen más allá del documento.
Julio Iribarren aprendió fotografía a través de libros y por su contacto con fotógrafos como Claudio Perna, Peter Hofler y José Sigala. Ha ejercido como fotógrafo publicitario independiente desde 1975, con producciones a nivel nacional e internacional en Costa Rica, Panamá, Estados Unidos, México y Brasil.
Desde finales de los 70, participó en colectivas diversas en Venezuela y el exterior y entre sus muestras individuales recuerda las de la galería Clave (Venezuela, 1988); Utopías de la memoria (Bucare Art 2010); AQUA (Ateneo de Caracas, 2012), y Ciudad parafraseada (Galería Tres y Tres, 2015).
“En esta muestra -dice a propósito de Back On The Road- hay algunas fotografías hechas en negativos, donde yo montaba un rollo y tomaba unas imágenes, lo recogía, lo guardaba, y cuando llegaba a otro lugar tomaba otras con el mismo rollo. Era muy difícil lograr que los negativos quedaron encuadrados, pero ahí empezó mi interés por hacer algo diferente. Después, cuando empecé la fotografía digital era más sencillo, y eso es lo que estoy haciendo ahora. Pero ese experimento de trabajar sobre los negativos ya expuestos, despertó mis búsquedas por ser un poquito más original”.
“Mi búsqueda como fotógrafo es algo innato, es mi pasión, es mi vida. Y mi fotografía artística como tal tiene una tendencia, una manera de ver al pasado. Esta muestra hace referencia a eso, pero yo hoy día soy totalmente digital. Siempre ando buscando nuevas fronteras de expresión diferentes”.
Son 26 imágenes en total, resultantes de un recorrido entre los años 70 y 90 por la geografía nacional, en las que fotografía artística y documental desdibujan sus límites. Iribarren captura la esencia del desplazamiento, las emociones que despierta y la relación que mantenemos con los espacios que transitamos, permitiéndonos el reencuentro, en sus rostros y paisajes, con la inocencia del país que fuimos.
Se inició en la fotografía en la década de los 60, dice, durante un viaje de dos o tres años, por América y Estados Unidos, inspirado por la novela autobiográfica de Jack Kerouac, On The Road (En el camino, 1957), uno de los clásicos más influyentes del siglo XX.
“Este viaje empezó con dos coincidencias”, confiesa. “Cuando cumplí 21 años, mi papá se volvió a casar, después de haber enviudado, y yo, con toda la influencia del momento, Kerouac, que era mi autor favorito, porque me identificaba con ese medio de vida liberal, Woodstock, rock and roll, el hipismo, compré un morral y arranqué pidiendo cola desde Tazón. Luego vino todo eso de pasar de un país a otro, Colombia, Ecuador, la Amazonía peruana; subir por los Andes y de allí a Honduras, México, donde me conseguí con la pandilla que me esperaba, y nos fuimos a Estados Unidos. Regresé, después de dos años, a la boda de mi hermana”.
Todas las imágenes captadas en su travesía, se perdieron junto con el morral, pero años después “normaliza” su relación con la cámara, cuando empieza a trabajar en ese ramo, monta su propio estudio a principios de los 80, “y comencé a hacer fotografía publicitaria, con todo lo que eso implica”.
Sin embargo, continúa viajando, y “ya con mayor madurez y un conocimiento del mundo”, finalizando los 70 se enrumba por el territorio venezolano, captando rostros, paisajes y situaciones, con el resultado de estas imágenes en blanco y negro, hoy reunidas en Back On The Road, la muestra que hasta el 10 de agosto se mantiene en los espacios de la galería Abra en Los Galpones, con la curaduría de Luis Romero.
“Esta es una muestra en blanco y negro, muy diferente a la fotografía que hago hoy en día, motivada por un gran amigo que se fue, Ricardo Jiménez, quien estuvo revisando mis negativos viejos y me animó a que expusiera estas imágenes. Por eso la muestra está dedicada a él”.
Back On The Road también puede interpretarse como un retorno a nuestras raíces, a la simplicidad del desplazamiento y a la importancia de detenerse a apreciar el camino, no solo el destino. La obra de Iribarren busca conectar emocionalmente con el público, despertando recuerdos y sensaciones relacionadas con el viaje y el descubrimiento personal.
“Se trata de fotografías directas que dignifican los modos de vida de los lugareños, continuando así con la modalidad discursiva que prevalecía en el medio fotográfico local, representado por Vladimir Sersa, Thea Segal o Alexis Pérez Luna”, escribe Sagrario Berti en la presentación del catálogo.
De Maracaibo a Los Testigos, Juan Griego, La Asunción, Las Camaraguas, el Alto Caroní, Coro, La Sabana, Caracas, La Guaira o Maiquetía, anécdota, rostros y paisajes, dejan ver en sus encuadres, juegos de formas e iluminación, la presencia de un ojo estético, que confiere una nueva dimensión a la imagen más allá del documento.
Julio Iribarren aprendió fotografía a través de libros y por su contacto con fotógrafos como Claudio Perna, Peter Hofler y José Sigala. Ha ejercido como fotógrafo publicitario independiente desde 1975, con producciones a nivel nacional e internacional en Costa Rica, Panamá, Estados Unidos, México y Brasil.
Desde finales de los 70, participó en colectivas diversas en Venezuela y el exterior y entre sus muestras individuales recuerda las de la galería Clave (Venezuela, 1988); Utopías de la memoria (Bucare Art 2010); AQUA (Ateneo de Caracas, 2012), y Ciudad parafraseada (Galería Tres y Tres, 2015).
“En esta muestra -dice a propósito de Back On The Road- hay algunas fotografías hechas en negativos, donde yo montaba un rollo y tomaba unas imágenes, lo recogía, lo guardaba, y cuando llegaba a otro lugar tomaba otras con el mismo rollo. Era muy difícil lograr que los negativos quedaron encuadrados, pero ahí empezó mi interés por hacer algo diferente. Después, cuando empecé la fotografía digital era más sencillo, y eso es lo que estoy haciendo ahora. Pero ese experimento de trabajar sobre los negativos ya expuestos, despertó mis búsquedas por ser un poquito más original”.
“Mi búsqueda como fotógrafo es algo innato, es mi pasión, es mi vida. Y mi fotografía artística como tal tiene una tendencia, una manera de ver al pasado. Esta muestra hace referencia a eso, pero yo hoy día soy totalmente digital. Siempre ando buscando nuevas fronteras de expresión diferentes”.
@weykapu
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