A CONTROL REMOTO
Del twist a la disco music y la salsa erótica
“Let’s Twist Again”, la canción que lanzó al estrellato a Chubby Checker, inició la fiebre del twist, una derivación del rock and roll, que en años sucesivos abriría el camino a otras expresiones bailables que cautivarían en todo el mundo
A partir del rock and roll, comenzaron a surgir, bajo su estilo e inspiración, otros bailes irradiados desde los Estados Unidos. Uno de ellos fue el twist, que emergió a comienzos de la década de 1960. Lo difundió Chubby Checker, un cantante negro de Filadelfia que grabó una versión de The twist, de Hans Ballard, y la presentó en American Bandstand, el programa televisivo de baile y promoción musical más popular entonces. Fue una locura total. Se podía bailar sin pareja, por eso pudo ser al mismo tiempo sensual y moralmente aceptable para todas las edades. Inevitablemente, el twist engendró numerosos bailes similares, siendo el más famoso de ellos el surf. Discotecas caraqueñas como El Hipocampo, El Hipopótamo, El Farito, La Potiniere, La Jungla y Blow Up acogieron esta manera de bailar, aunque no de manera absoluta, pues la alternaban con otros ritmos más románticos, como las baladas británicas de Lulú y Petula Clark y el candeloso sonido Motown, que encarnaban Diana Ross y Las Supremas, Los 5 de Jackson y Los Four Tops.
A mediados de la década de los 70 se impone la disco music y Donna Summer fue su soberana indiscutible con el lanzamiento en 1975 del clásico Love to Love You Baby. La música, rítmica y sensual, estaba dotada de una orquestación exuberante y siempre muy animada. Recibió la influencia de varios estilos musicales -jazz, rhythm and blues, soul, gospel y música latina- y a medida que se difundió produjo grandes cambios en el negocio musical. Hasta hubo una corriente de música disco gay, encabezada por Silvestre y The Village People. En este sentido, hay que decir que la comunidad homosexual desempeñó un papel cada vez más importante en su difusión, que corrió paralela a la del movimiento LGBTI.
La disco music se consolida con mayor ímpetu en 1977, gracias a la película Fiebre del sábado por la noche, cuyo héroe, Tony Manero, encarnado por John Travolta, es un joven que trabaja de día en un taller de pintura, pero brilla por la noche en la disco de su barrio. La banda sonora de este filme vendió más de 30 millones de copias, solamente en los Estados Unidos, con canciones de los Bee Gees, Kool and the Gang y K.C. and the Sunshine Band.
Ya hacia 1980, el público perdió interés por este género. En Venezuela cedió el paso a ritmos más tropicales, como la salsa erótica, un prescindible experimento que desapareció casi tan abruptamente como llegó, para dar paso al merengue de Wilfrido Vargas, Las Chicas del Can, Sergio Vargas, Bonny Cepeda y otros exponentes de este ritmo quisqueyano, que abrieron el camino a otras nuevas formas de baile salsero, sin el ingrediente poderoso de la salsa brava, que en los setenta impusieron desde Nueva York las Estrellas de Fania, Rubén Blades, Willie Colón, Héctor Lavoe, Celia Cruz, Cheo Feliciano, Larry Harlow y otros más. Esta modalidad, con menos energía bailable, llegó en las voces de Gilberto Santa Rosa, Rey Ruiz, Jerry Rivera, Marc Anthony, Eddie Santiago, Sophy, Daiquirí y Olga Tañón.
@aquilinojmata
A mediados de la década de los 70 se impone la disco music y Donna Summer fue su soberana indiscutible con el lanzamiento en 1975 del clásico Love to Love You Baby. La música, rítmica y sensual, estaba dotada de una orquestación exuberante y siempre muy animada. Recibió la influencia de varios estilos musicales -jazz, rhythm and blues, soul, gospel y música latina- y a medida que se difundió produjo grandes cambios en el negocio musical. Hasta hubo una corriente de música disco gay, encabezada por Silvestre y The Village People. En este sentido, hay que decir que la comunidad homosexual desempeñó un papel cada vez más importante en su difusión, que corrió paralela a la del movimiento LGBTI.
La disco music se consolida con mayor ímpetu en 1977, gracias a la película Fiebre del sábado por la noche, cuyo héroe, Tony Manero, encarnado por John Travolta, es un joven que trabaja de día en un taller de pintura, pero brilla por la noche en la disco de su barrio. La banda sonora de este filme vendió más de 30 millones de copias, solamente en los Estados Unidos, con canciones de los Bee Gees, Kool and the Gang y K.C. and the Sunshine Band.
Ya hacia 1980, el público perdió interés por este género. En Venezuela cedió el paso a ritmos más tropicales, como la salsa erótica, un prescindible experimento que desapareció casi tan abruptamente como llegó, para dar paso al merengue de Wilfrido Vargas, Las Chicas del Can, Sergio Vargas, Bonny Cepeda y otros exponentes de este ritmo quisqueyano, que abrieron el camino a otras nuevas formas de baile salsero, sin el ingrediente poderoso de la salsa brava, que en los setenta impusieron desde Nueva York las Estrellas de Fania, Rubén Blades, Willie Colón, Héctor Lavoe, Celia Cruz, Cheo Feliciano, Larry Harlow y otros más. Esta modalidad, con menos energía bailable, llegó en las voces de Gilberto Santa Rosa, Rey Ruiz, Jerry Rivera, Marc Anthony, Eddie Santiago, Sophy, Daiquirí y Olga Tañón.
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