María Eugenia Vásquez: “Gracias a la música superé muchos miedos"
La pianista, percusionista y compositora venezolana, residenciada en Francia, habla de su primer disco "Musical Emotions"
Su preparación intelectual es extensa; lo evidencian su curiosidad, sus ganas de aprender y de ser una mujer que busca la perfección en lo que hace. Así es la pianista y percusionista venezolana María Eugenia Vásquez, radicada actualmente en Francia, quien confesó se fue del país precisamente para desarrollar su camino como solista, en el género jazz, y salir un poco de su zona de confort. “Yo quería estudiar fuera del país porque Europa es la cuna de la música clásica. Cuando comencé los estudios de jazz pensaba que sería más fácil por mi preparación en lo clásico, pero me equivoqué. Estudiar jazz es exigente, profundo. Después de Estados Unidos, París fue donde más se movió y desarrolló el género”, dice la también compositora, alumna del recordado Gerry Weil.
Oriunda de Barquisimeto y de padres ingenieros, Vásquez llegó a la música por casualidad. Un día su madre la llevó junto con su hermana al conservatorio. A su hermana le gustaba cantar, sin embargo en ella descubrieron un talento innato para el ritmo; de hecho, el xilófono fue el primer instrumento que tocó. Con los años se convirtió en la primera artista de la familia. Si bien veía que no podía vivir de la música, sobre todo por ser testigo de las dificultades económicas de sus profesores, decidió estudiar Química en la universidad, y al presentar su tesis de grado entendió que la música era su destino y se enfocó en vivir de ello.
Vásquez inició sus estudios en el Conservatorio Vicente Emilio Sojo y se formó como percusionista en el Sistema de Orquestas. Estudió piano en la Escuela de Música Lino Gallardo, ampliando sus estudios en el Conservatorio de Birmingham, en Inglaterra. En la actualidad trabaja en los conservatorios de Versailles Grand Parc y el de París.
Desde Francia y después de culminar un concierto, El Universal conversó con María Eugenia Vásquez; un momento que le permitió reflexionar sobre su largo camino en esta profesión y la presentación de su primer álbum Musical Emotions, compuesto por seis temas originales que fusionan el jazz y la música tradicional venezolana. El álbum fue un trabajo realizado en la universidad donde, por primera vez, se enfrentó al reto que hay detrás de la composición y la realización de una producción discográfica, un mundo totalmente desconocido para ella. “Hacer una carrera en Francia es difícil, aunque hay un público más grande para el jazz. Este álbum es también un sueño que tenía de adolescente de tocar mi propia música. El tema Calma fue mi primera composición. Yilmer Vivas me animó a grabar este proyecto”, explica.
Después de esta experiencia, la artista espera sacar otro álbum en compañía de la flautista venezolana Raizner Giraldo.
-A la par de su carrera como músico, se ha desarrollado también en la docencia.
-Siempre me fue fácil enseñar, pero no tenía la vocación. Dar clases fue una manera de empezar a trabajar, pero finalmente lo agradecí mucho porque en mi deseo de ser solista estaba centrada solo en mí. Cuando enseñas te das cuenta de todo lo que puedes aportar; también que enseñar a tocar un instrumento no es tan evidente y el proceso me ayudó a entender cómo yo tocaba.
-De hecho, ha aplicado un método especial de enseñanza. ¿De qué se trata?
-Durante mis estudios de docencia, aquí en Francia, me pidieron un proyecto pedagógico. En ello descubrí una metodología personal de la enseñanza. Un instrumento, en este caso el piano, no se toca solo, se puede comparar con una marioneta, solo habla y se mueve si tú la haces hablar y moverse. Entendí que para tocar un instrumento, primero, la música debe estar en ti para expresarla; es decir, yo no puedo depender del piano o cualquier otro instrumento para poder hacer música. Por eso esta técnica la llamé Sinergia Musical, que consiste sencillamente en que las energías que se utilizan cuando tocas y van desde lo mental a lo físico y lo emocional. Me gustaría seguir desarrollándolo.
-¿Hay alguna pianista que la inspire?
-Varias. Martha Argerich, una leyenda, admiro su musicalidad. Gabriela Montero, me impresiona su creatividad y nivel, recuerdo haberla visto en un concierto donde tocó un repertorio impresionante, pero en la segunda parte proyectó una película de Charles Chaplin, mientras improvisaba la banda sonora. Espero llegar a su nivel. De las más recientes admiro la precisión de Yuja Wang.
-Usted fue parte del Sistema, ¿cuál considera que es su aporte?
-Desde los siete años estoy tocando en una orquesta. El Sistema te da una cultura de ejecución colectiva, es algo muy especial, además de ser un proyecto que se desarrolla de forma nacional. También pedagógicamente permite que los estudiantes se desarrollen por niveles. Cuando me preguntan si es posible reproducir este programa en Francia lo veo complejo, porque el francés es muy libre, para poder tocar juntos en una orquesta el músico debe tener muchos años practicando como solista.
-¿Qué ha significado la música en su vida?
-Para ser realmente un músico, debe existir una exploración personal porque el instrumento refleja lo que tú eres. La música es entrega, no debe prevalecer el ego. En mi caso fue un proceso de conocimiento, de humildad. Cuando migré me ayudó mi perseverancia y las ganas de seguir estudiando porque el nivel de exigencia es alto. Con el tiempo descubrí que ese nivel no era inalcanzable. Gracias a la música superé muchos miedos, tengo otra madurez. Uno como músico es sensible, por eso te afecta tanto la frustración.
-¿Para usted cuál es la importancia del aprendizaje de la música en los niños?
-La música te ayuda a desarrollar muchas competencias, es un idioma distinto. Creo que cualquiera, de acuerdo a sus capacidades, puede aprender a tocar un instrumento.
-Y finalmente, ¿cómo es la ventana por donde mira María Eugenia Vásquez?
-Ahora es más amable. Trato de vivir el día a día, de estar conectada con el presente y el amor. Cuando eres consciente que todo viene de ti, ya no buscas culpables.
@DulceMRamosR
Oriunda de Barquisimeto y de padres ingenieros, Vásquez llegó a la música por casualidad. Un día su madre la llevó junto con su hermana al conservatorio. A su hermana le gustaba cantar, sin embargo en ella descubrieron un talento innato para el ritmo; de hecho, el xilófono fue el primer instrumento que tocó. Con los años se convirtió en la primera artista de la familia. Si bien veía que no podía vivir de la música, sobre todo por ser testigo de las dificultades económicas de sus profesores, decidió estudiar Química en la universidad, y al presentar su tesis de grado entendió que la música era su destino y se enfocó en vivir de ello.
Vásquez inició sus estudios en el Conservatorio Vicente Emilio Sojo y se formó como percusionista en el Sistema de Orquestas. Estudió piano en la Escuela de Música Lino Gallardo, ampliando sus estudios en el Conservatorio de Birmingham, en Inglaterra. En la actualidad trabaja en los conservatorios de Versailles Grand Parc y el de París.
Desde Francia y después de culminar un concierto, El Universal conversó con María Eugenia Vásquez; un momento que le permitió reflexionar sobre su largo camino en esta profesión y la presentación de su primer álbum Musical Emotions, compuesto por seis temas originales que fusionan el jazz y la música tradicional venezolana. El álbum fue un trabajo realizado en la universidad donde, por primera vez, se enfrentó al reto que hay detrás de la composición y la realización de una producción discográfica, un mundo totalmente desconocido para ella. “Hacer una carrera en Francia es difícil, aunque hay un público más grande para el jazz. Este álbum es también un sueño que tenía de adolescente de tocar mi propia música. El tema Calma fue mi primera composición. Yilmer Vivas me animó a grabar este proyecto”, explica.
Después de esta experiencia, la artista espera sacar otro álbum en compañía de la flautista venezolana Raizner Giraldo.
-A la par de su carrera como músico, se ha desarrollado también en la docencia.
-Siempre me fue fácil enseñar, pero no tenía la vocación. Dar clases fue una manera de empezar a trabajar, pero finalmente lo agradecí mucho porque en mi deseo de ser solista estaba centrada solo en mí. Cuando enseñas te das cuenta de todo lo que puedes aportar; también que enseñar a tocar un instrumento no es tan evidente y el proceso me ayudó a entender cómo yo tocaba.
-De hecho, ha aplicado un método especial de enseñanza. ¿De qué se trata?
-Durante mis estudios de docencia, aquí en Francia, me pidieron un proyecto pedagógico. En ello descubrí una metodología personal de la enseñanza. Un instrumento, en este caso el piano, no se toca solo, se puede comparar con una marioneta, solo habla y se mueve si tú la haces hablar y moverse. Entendí que para tocar un instrumento, primero, la música debe estar en ti para expresarla; es decir, yo no puedo depender del piano o cualquier otro instrumento para poder hacer música. Por eso esta técnica la llamé Sinergia Musical, que consiste sencillamente en que las energías que se utilizan cuando tocas y van desde lo mental a lo físico y lo emocional. Me gustaría seguir desarrollándolo.
-¿Hay alguna pianista que la inspire?
-Varias. Martha Argerich, una leyenda, admiro su musicalidad. Gabriela Montero, me impresiona su creatividad y nivel, recuerdo haberla visto en un concierto donde tocó un repertorio impresionante, pero en la segunda parte proyectó una película de Charles Chaplin, mientras improvisaba la banda sonora. Espero llegar a su nivel. De las más recientes admiro la precisión de Yuja Wang.
-Usted fue parte del Sistema, ¿cuál considera que es su aporte?
-Desde los siete años estoy tocando en una orquesta. El Sistema te da una cultura de ejecución colectiva, es algo muy especial, además de ser un proyecto que se desarrolla de forma nacional. También pedagógicamente permite que los estudiantes se desarrollen por niveles. Cuando me preguntan si es posible reproducir este programa en Francia lo veo complejo, porque el francés es muy libre, para poder tocar juntos en una orquesta el músico debe tener muchos años practicando como solista.
-¿Qué ha significado la música en su vida?
-Para ser realmente un músico, debe existir una exploración personal porque el instrumento refleja lo que tú eres. La música es entrega, no debe prevalecer el ego. En mi caso fue un proceso de conocimiento, de humildad. Cuando migré me ayudó mi perseverancia y las ganas de seguir estudiando porque el nivel de exigencia es alto. Con el tiempo descubrí que ese nivel no era inalcanzable. Gracias a la música superé muchos miedos, tengo otra madurez. Uno como músico es sensible, por eso te afecta tanto la frustración.
-¿Para usted cuál es la importancia del aprendizaje de la música en los niños?
-La música te ayuda a desarrollar muchas competencias, es un idioma distinto. Creo que cualquiera, de acuerdo a sus capacidades, puede aprender a tocar un instrumento.
-Y finalmente, ¿cómo es la ventana por donde mira María Eugenia Vásquez?
-Ahora es más amable. Trato de vivir el día a día, de estar conectada con el presente y el amor. Cuando eres consciente que todo viene de ti, ya no buscas culpables.
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